Tiblisi no es solo una ciudad en el mapa geográfico. Para la selección española, se convirtió en el punto de inflexión de una nueva era. El 8 de septiembre de 2023, la Roja aterrizó en la capital georgiana con el peso de una derrota inesperada en Glasgow, que había generado dudas sobre la capacidad de Luis de la Fuente para liderar al equipo nacional. Apenas dos partidos en el banquillo y ya se cuestionaba su nombramiento, especialmente por su falta de experiencia en el fútbol de clubes de élite. Pero lo que parecía un obstáculo, se transformó en una oportunidad para redefinir el futuro del equipo.
La preparación previa al partido no fue ideal. Las botas de los jugadores no llegaron a tiempo, lo que obligó a una sesión improvisada de activación en el campo. A pesar de las condiciones climáticas adversas y la tensión en el ambiente, De la Fuente tomó una decisión arriesgada: convocar a Lamine Yamal, un joven de solo 16 años que había comenzado a brillar en el Barcelona. "Yo miro la capacidad, la categoría y el nivel del futbolista. Lamine está tocado por la varita mágica", afirmó el seleccionador, justificando su apuesta por la juventud.
En el campo, la alineación inicial reflejó un equilibrio entre experiencia y talento. De la Fuente optó por jugadores con recorrido en equipos grandes: Unai Simón, Dani Carvajal, Robin Le Normand, Aymeric Laporte, José Luis Gayà, Rodrigo, Fabián Ruiz, Gavi, Marco Asensio, Álvaro Morata y Dani Olmo. El partido comenzó con calma, y España se impuso con contundencia en la primera parte, gracias a dos goles de Morata, uno de Olmo y un autogol de Solomon Kvirkvelia.
Pero el verdadero giro llegó en el minuto 44. Olmo y Asensio sufrieron lesiones casi simultáneas, obligando a De la Fuente a recurrir a sus jóvenes promesas. Lamine Yamal y Nico Williams entraron al campo con la confianza de su entrenador: "¡Os toca chavales! ¡Solo tenéis que hacer lo que habéis demostrado que sabéis hacer!". Yamal, con 16 años y 57 días, se convirtió en el debutante más joven de la historia de la selección española.
Nico Williams, por su parte, se convirtió en una pesadilla para la defensa georgiana. Su velocidad y desequilibrio lo convirtieron en un arma letal por la banda izquierda. Morata selló su actuación con un tercer gol en el minuto 51, y en el 68, Williams protagonizó una jugada memorable: una salida rápida de Unai Simón, una bicicleta y un disparo entre las piernas del defensor rival. El colofón lo puso Yamal en el minuto 74, sellando un triunfo que no solo significó tres puntos, sino un mensaje claro: la nueva España está en marcha.
Este partido en Tiblisi no fue solo una victoria. Fue la confirmación de que la selección puede renovarse sin perder su identidad. De la Fuente demostró que confiar en la juventud no es un riesgo, sino una estrategia. Yamal y Williams no solo debutaron, sino que se convirtieron en símbolos de una generación que promete mucho más. La presión de Glasgow quedó atrás, y en su lugar, nació una nueva era, con talento, frescura y ambición como pilares fundamentales.