Demanda de paternidad contra Jero de Los Chichos con prueba de ADN

Un vecino de Madrid de 40 años reclama ser hijo del mítico guitarrista tras obtener una prueba genética del 99,999% con Chaboli, hijo de Jero y marido de Niña Pastori

Una demanda judicial ha puesto sobre la mesa un sorprendente caso de paternidad que vincula directamente con una de las figuras más icónicas del flamenco y la rumba española. Se trata de Juan Antonio Jiménez Muñoz, conocido artísticamente como Jero, guitarrista fundacional del mítico grupo Los Chichos, fallecido en 1995. Un vecino de Madrid, de aproximadamente cuarenta años de edad, ha iniciado los trámites legales para ser reconocido oficialmente como hijo biológico del músico, aportando una prueba de ADN con resultados contundentes.

El letrado sevillano Fernando Osuna, responsable de la representación legal del demandante, ha explicado en declaraciones públicas que la estrategia procesal se basa en una demanda de hermandad. Esta figura jurídica permite establecer el parentesco sin necesidad de acudir directamente al presunto progenitor, cuando este ya ha fallecido. La clave reside en que el ADN ha sido obtenido de Julio Jiménez Borja, alias Chaboli, hijo reconocido de Jero y actual marido de la célebre cantante Niña Pastori.

La muestra genética, extraída de una colilla desechada por Chaboli, ha arrojado un resultado contundente: un 99,999% de probabilidad de parentesco entre ambos hombres. Este porcentaje, prácticamente concluyente desde el punto de vista científico, sentaría las bases para que el juez competente cite a declarar al hijo del guitarrista. La legislación española, concretamente una reforma aprobada en 2001, establece que la negativa a someterse a una prueba de ADN ordenada judicialmente implica la presunción iuris tantum de parentesco, es decir, se considera probado el vínculo familiar.

En este sentido, el abogado Osuna ha dejado claro que la evidencia genética "no deja lugar a dudas". Si el juzgado requiere una nueva prueba oficial y Chaboli accede, los resultados confirmarían inequívocamente la relación. En caso contrario, la ley aplicaría automáticamente la presunción de hermandad, convirtiendo al demandante en hijo legítimo de Jero con todos los derechos inherentes.

Las implicaciones económicas de esta reclamación son considerablemente significativas. La herencia de Juan Antonio Jiménez no solo incluye bienes materiales y propiedades, sino también los derechos de autor de una extensa discografía que continúa generando ingresos millonarios décadas después de su creación. Bajo la normativa vigente, los herederos pueden percibir estas regalías durante setenta años posteriores al fallecimiento del autor o intérprete. Al haber muerto Jero en 1995, los derechos permanecerán vigentes durante cuarenta años más, hasta 2065.

El demandante, cuya identidad se mantiene bajo reserva por razones legales y de privacidad, habría nacido de una relación que su madre mantuvo con el músico en la década de los ochenta. Según consta en la documentación presentada ante el juzgado, la progenitora era menor de edad en el momento de la concepción, circunstancia que añade una capa de complejidad al caso. El hijo nunca fue reconocido por el presunto padre, quien ya había fallecido cuando el ahora demandante alcanzó la mayoría de edad.

El abogado Fernando Osuna, con experiencia en casos similares de alta repercusión mediática, ha adelantado que la demanda no se limita únicamente a establecer el vínculo con Chaboli. La pretensión judicial también incluye solicitar al tribunal que declare como hermana legítima a la otra hija de Jero, residente igualmente en El Puerto de Santa María (Cádiz), la localidad natal del extinto guitarrista. Esta ampliación de la demanda busca dejar claro el panorama familiar completo y evitar futuros litigios.

El caso revive el interés por la figura de Jero, componente fundamental de Los Chichos, grupo que marcó toda una época con su particular fusión de rumba catalana y flamenco. Su muerte prematura en 1995, a los cuarenta y cinco años, dejó un vacío en el panorama musical español y una herencia artística que continúa vigente. La posible incorporación de un nuevo heredero a la familia plantea cuestiones no solo patrimoniales, sino también emocionales y de identidad personal.

Desde el punto de vista procesal, el camino judicial puede prolongarse meses o incluso años, dependiendo de la carga de trabajo del tribunal y de las eventuales alegaciones que presenten las partes. No obstante, la fortaleza de la prueba genética preliminar y la claridad de la normativa legal parecen inclinar la balanza a favor del demandante. La clave estará en la decisión que tome Chaboli cuando reciba la citación judicial.

El impacto mediático de este caso ha sido inmediato, reabriendo el debate sobre los derechos de los hijos no reconocidos y la importancia de las pruebas de ADN en la jurisprudencia moderna. Además, pone de manifiesto la relevancia económica de los derechos de autor en la industria musical, donde las obras de artistas fallecidos siguen generando ingresos sustanciales para sus descendientes.

Para el demandante, más allá de las cuestiones económicas, la resolución favorable supondría el reconocimiento oficial de su identidad y de su lugar en el linaje de una figura que, aunque no le reconoció en vida, forma parte de su historia personal. El cierre de un capítulo que se inició en los años ochenta, cuando su madre, entonces una adolescente, mantuvo una relación con uno de los músicos más populares de la época.

El desarrollo de este proceso judicial será seguido con atención no solo por los medios de comunicación, sino también por los aficionados a la música de Los Chichos y por expertos en derecho de familia. El resultado podría sentar precedente en casos similares donde la prueba genética se obtiene de forma indirecta y donde el presunto progenitor ya no está vivo para defenderse o reconocer la paternidad.

Mientras tanto, la familia Jiménez, incluido Chaboli y Niña Pastori, mantienen su privacidad y no han realizado declaraciones públicas sobre el asunto. La expectativa está puesta en la reacción del hijo de Jero cuando sea requerido por la justicia, decisión que marcará el rumbo definitivo de esta singular historia que une Madrid, El Puerto de Santa María y el legado musical de una de las bandas más queridas del siglo XX español.

Referencias

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