Marc y Àlex Márquez: hermanos antes que rivales

Más allá de la pista, la historia de dos hermanos que comparten victorias, sacrificios y una conexión única en el mundo del motociclismo.

Desde pequeños, Marc y Àlex Márquez han demostrado que su vínculo va mucho más allá de la competición. En la casa de Cervera, donde crecieron, Marc ya mostraba una protección casi instintiva hacia su hermano menor. “Ni hablar, mamá, Àlex no va a dormir en esa cama”, decía con firmeza, preocupado por que su hermanito pudiera caerse. Esa actitud no era un capricho infantil, sino la primera muestra de un compromiso que ha perdurado hasta hoy: la familia siempre primero.

La habitación de los hermanos tenía una cama elevada, con una pequeña escalera y barandilla metálica. Pero para Marc, eso no era suficiente. Él se quedaba con la cama de arriba, asegurando que Àlex durmiera en la inferior, lejos de cualquier riesgo. Y no solo en la noche: en casa, Marc se convertía en una especie de guardián de las escaleras, asegurándose de que Àlex no se precipitara por los peldaños. En la piscina del pueblo, mientras Àlex disfrutaba del agua, Marc permanecía al borde, vigilante, sin meterse en el agua hasta que su hermano saliera.

Esa protección no se limitó a la infancia. Con el paso de los años, se transformó en un apoyo inquebrantable, tanto en la vida personal como en la profesional. Ambos han conquistado todos los escalones del motociclismo: desde 125cc hasta MotoGP, pasando por Moto3 y Moto2. Pero lo que realmente los distingue no es solo su éxito deportivo, sino la forma en que lo han vivido: juntos, compartiendo cada victoria, cada caída, cada lesión y cada rehabilitación.

En noviembre de 2023, en Cheste (Valencia), los hermanos Márquez protagonizaron un hito histórico: se convirtieron en el primer par de hermanos en ocupar los dos primeros puestos del campeonato mundial de MotoGP. Marc, campeón; Àlex, subcampeón. Un logro que no solo refleja su talento, sino también su conexión única.

Tras la proclamación de Àlex como subcampeón, Marc escribió en redes sociales: “¿Y ahora qué? No se puede pedir nada más. Crecimos juntos, nos divertimos juntos, trabajamos juntos, entrenamos juntos, sufrimos juntos y este año… ¡ganamos juntos! Te quiero, hermanito”. Un mensaje que resume años de complicidad, esfuerzo y amor fraternal.

Àlex, por su parte, reconoce que tener a Marc a su lado es una ventaja inigualable. “Tener a Marc, el mejor de la historia, a mi lado me da una serenidad que no tienen los demás”, afirma. En un deporte tan exigente como el motociclismo, donde las lesiones, las dudas y los altibajos son constantes, contar con el apoyo de alguien que ha vivido lo mismo —y más— es un plus que marca la diferencia.

Más allá de los títulos y las estadísticas, lo que realmente define a los Márquez es su humanidad. Son pilotos excepcionales, sí, pero también hermanos que se cuidan, se entienden y se impulsan mutuamente. En un mundo donde la rivalidad suele prevalecer, ellos han elegido la hermandad. Y eso, quizás, sea su mayor victoria.

Hoy, con 32 y 29 años respectivamente, siguen siendo inseparables. No solo comparten el podio, sino también la vida. Y aunque la competición los ponga frente a frente en la pista, fuera de ella, siempre serán hermanos antes que rivales.

Referencias