Este miércoles, 5 de noviembre, ve la luz en Francia Reconciliación, el libro autobiográfico del rey emérito Juan Carlos I. Con más de 500 páginas, el volumen —escrito en colaboración con la periodista francesa Laurence Debray— llegará a España el 3 de diciembre. El exmonarca, de 87 años, busca ofrecer su versión personal de los hechos, tras años de especulaciones y silencios.
En entrevistas previas a medios franceses como Le Figaro y Le Point, Juan Carlos I ha adelantado fragmentos de su reflexión. Habla de su relación con su hijo Felipe VI, de su exilio en Abu Dabi y de la nostalgia por su familia. "Me emociono al pensar en miembros de mi familia para quienes ya no importo", confiesa en una de las páginas. Su intención, según sus propias palabras, es contar todo con sinceridad y corazón abierto.
Pero "todo" implica no eludir los capítulos más oscuros o controvertidos. Uno de ellos es la muerte de su hermano, Alfonso de Borbón, en 1956. El trágico suceso ocurrió en Estoril, Portugal, cuando ambos jugaban con un revólver de calibre 22. Según el comunicado oficial, fue un accidente. Sin embargo, la escena —con solo dos testigos, ambos menores— ha alimentado teorías durante décadas. ¿Qué realmente sucedió? La verdad sigue envuelta en misterio, y el emérito tiene la oportunidad de aclararla.
También debe abordar su relación con Corinna Larsen, con quien mantuvo una larga relación sentimental, y su polémico 'affaire' con Bárbara Rey, que sacudió la opinión pública en los años 80. Estos episodios marcaron su imagen pública y afectaron a la Corona. Ignorarlos sería una omisión grave si su objetivo es ofrecer una versión completa.
Además, no puede pasar por alto su papel en la transición española, sus decisiones políticas, sus viajes y sus errores. La historia no se escribe solo con triunfos, sino también con errores reconocidos. La sinceridad que promete debe extenderse a todos los ámbitos, incluso los más incómodos.
El libro no es solo un ejercicio de memoria personal, sino un acto de reconciliación con su pasado, con su familia y con la sociedad española. Para que esa reconciliación sea creíble, debe ser exhaustiva. Solo así, el emérito podrá dejar un legado honesto, más allá de las versiones oficiales o las especulaciones.