Mamen Mendizábal, reconocida periodista de LaSexta, da un giro inesperado a su carrera profesional sumergiéndose en las aguas de Maldivas para enfrentarse a uno de los depredadores más imponentes del océano. En la nueva entrega de Cazadores de imágenes, la comunicadora acompañará a Gotzon Mantuliz en una expedición que pondrá a prueba sus límites físicos y emocionales. La aventura, que se emite esta noche, la llevará a bucear junto a tiburones tigre de más de 800 kilogramos en un entorno salvaje y sin filtros.
Este formato documental permite al público descubrir una faceta desconocida de la periodista, alejada de los platós y la actualidad política. Durante una semana intensa, Mendizábal participó en inmersiones prolongadas y una travesía de más de 24 horas en busca del escurridizo tiburón ballena. La experiencia, que ella misma ha calificado como "una de las mejores semanas de mi vida", combina técnica de buceo, adrenalina pura y un profundo respeto por el ecosistema marino.
Los espectadores habituales de la periodista la conocen por su rigor informativo y su capacidad para analizar la complejidad de la actualidad española. Sin embargo, en Cazadores de imágenes la cámara captura algo diferente: una mujer que afronta desafíos extremos con la misma determinación que en sus directos televisivos. La producción consigue mostrarla en su estado más puro, donde el miedo y la emoción conviven con la necesidad de superación.
La conexión con la naturaleza salvaje no es el único aspecto personal que sale a la luz. Esta aventura subacuática sirve como puente para entender cómo Mamen Mendizábal procesa el dolor y la pérdida. En 2021, durante su participación en otro programa de LaSexta, Fuera del mapa, la comunicadora compartió con el chef Alberto Chicote el episodio más doloroso de su biografía: la enfermedad y posterior fallecimiento de su madre a los 60 años.
Aquella conversación, que tuvo lugar durante una ruta por los Picos de Europa, dejó frases memorables sobre la mortalidad y el duelo. "A mí me da miedo que la gente a la que quiero se ponga mala, pero no me pongo a pensar en eso. Yo viví la muerte de mi madre y cómo se sufre con una enfermedad, tanto por ti como por los que te rodean", confesó entonces la periodista. Sus palabras reflejaban el trauma de quien ha visto de cerca cómo la enfermedad consume a un ser querido.
El núcleo de su reflexión giraba en torno a la sensación de desconcierto que experimentó siendo joven. "No entiendes qué es lo que está pasando, te crees inmortal y crees que la gente que quieres también lo es. Hasta que no experimentas la muerte, te parece que no existe", afirmó con contundencia. Esta revelación íntima muestra cómo la pérdida maternal la obligó a confrontar su propia vulnerabilidad y la certeza de la finitud humana.
A pesar de la crudeza del tema, Mendizábal encontró en aquel dolor una enseñanza transformadora. "La muerte tiene algo muy bueno y es que te hace sentir vivo. Te despierta a la vida actual. No quiero dejar que la vida pase sin vivirla, y eso es algo bueno que te hace valiente", aseguró. Esta filosofía explica en parte su disposición a lanzarse a aventuras como la de Maldivas, donde el riesgo calculado se convierte en una celebración de la existencia.
La periodista admite que vive con la conciencia de que las cosas tienen un final, una perspectiva que la hace más valiente a la hora de tomar decisiones. Crecer y aceptar el paso del tiempo, reconoció, "no es fácil", pero resulta necesario para una vida plena. Esta madurez emocional se traduce en una capacidad única para conectar con el público, mostrando tanto su fortaleza como sus heridas.
El contraste entre la aventura submarina y la reflexión sobre la muerte no es casual. Ambas experiencias comparten un elemento común: la confrontación con lo desconocido y la necesidad de mantener la calma en situaciones límite. Bucear con tiburones requiere respeto, preparación y la aceptación de que no se controla todo. En cierto modo, es una metáfora de cómo enfrentamos las pérdidas y la fragilidad de la vida.
En otra entrevista concedida a El Mundo en 2021, Mendizábal recuperó otro momento profesionalmente complejo: su entrevista con Bertín Osborne en pleno escándalo de los Papeles de Panamá. Aunque la tensión fue evidente desde el primer momento, la periodista mantuvo su profesionalidad. Sin embargo, es en los espacios más personales donde realmente se revela su carácter.
La dualidad de Mamen Mendizábal —la periodista incisiva y la mujer que busca experiencias transformadoras— la convierte en una figura televisiva única. Su capacidad para alternar el análisis político con la aventura extrema demuestra una versatilidad poco común en el panorama mediático español. No se trata de un mero entretenimiento, sino de una forma de entender la vida como un continuum de aprendizajes.
La expedición a Maldivas no es solo un reto físico, sino una manifestación de su filosofía vital. Cada inmersión en el océano Índico representa una oportunidad para reconectar con esa sensación de estar viva que tanto valora. Los tiburones tigre, lejos de ser simples depredadores, se convierten en compañeros de un viaje interior hacia la superación y el respeto por la naturaleza.
El programa consigue algo difícil en la televisión actual: humanizar a una figura pública sin perder su esencia profesional. La cámara de Cazadores de imágenes no busca la sensación barata ni el drama innecesario. Prefiere mostrar el silencio bajo el agua, la respiración controlada, la mirada fija ante un animal majestuoso. En esos momentos, Mamen Mendizábal no necesita decir nada: su presencia habla por sí sola.
La experiencia subacuática también pone de manifiesto su compromiso con la conservación marina. Durante la expedición, la periodista mostró un profundo respeto por el ecosistema, comprendiendo que la presencia humana debe ser responsable y consciente. Esta sensibilidad ambiental añade otra capa a su perfil público, alejado de la superficialidad que a menudo domina el medio.
Cuando regresa a la superficie, tras compartir el agua con estos gigantes del mar, Mamen Mendizábal lleva consigo no solo imágenes espectaculares, sino una renovada perspectiva sobre el miedo y la valentía. La misma mujer que enfrentó la pérdida materna con honestidad emocional es capaz de mirar a un tiburón tigre a los ojos sin perder la compostura.
La televisión española necesita más formatos que apuesten por esta profundidad. No se trata de elegir entre entretenimiento y contenido de calidad, sino de encontrar el equilibrio donde ambos coexisten. Cazadores de imágenes logra ese equilibrio, y Mamen Mendizábal se convierte en la protagonista perfecta para narrar esta historia.
Su legado profesional ya estaba consolidado con años de riguroso periodismo. Ahora, con estas incursiones en el mundo de la aventura y la reflexión personal, construye un relato más completo sobre lo que significa ser una mujer de medios en la España actual. No tiene miedo a mostrarse vulnerable, ni tampoco a enfrentar a un tiburón de 800 kilos.
La clave de su conexión con el público reside precisamente en esta autenticidad. Cuando habla de su madre, sus palabras resuenan en quienes han vivido pérdidas similares. Cuando nada entre tiburones, su valentía inspira a quienes buscan superar sus propios miedos. En ambos casos, Mamen Mendizábal ofrece algo valioso: la certeza de que es posible transformar el dolor en fuerza y la incertidumbre en acción.
El programa de esta noche no será solo un documental de naturaleza. Será un retrato íntimo de una mujer que ha aprendido a vivir con la certeza de la muerte sin dejar de buscar la belleza de la vida. Las aguas de Maldivas, con todo su peligro y su esplendor, se convierten en el escenario perfecto para esta lección de coraje.
Mamen Mendizábal demuestra que la verdadera valentía no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de avanzar a pesar de él. Ya sea en un plató de televisión, en una montaña de los Picos de Europa o a 30 metros de profundidad con tiburones, su esencia permanece intacta: una profesional que no olvida su humanidad.