Alfredo Duro arrasa contra el disco Lux de Rosalía: "Infumable y solo para postureo"

El tertuliano de El Chiringuito califica el álbum como el peor del año nacional, mientras figuras como Pedro Sánchez y Barack Obama lo incluyen en sus favoritos

Los balances de fin de año son una tradición ineludible en el mundo del periodismo. Cuando diciembre asoma, las redacciones se llenan de listas, rankings y selecciones sobre lo mejor y lo peor de los últimos doce meses. En esta vorágine de recopilatorios, el conocido tertuliano deportivo Alfredo Duro, también reconocido por su pasión musical, ha protagonizado una de las valoraciones más controvertidas sobre el panorama discográfico nacional.

A través de sus redes sociales, donde combina su faceta como analista deportivo de El Chiringuito de Jugones con su perfil de melómano, Duro ha arremetido sin filtros contra Lux, el último trabajo de Rosalía. Su veredicto ha sido tajante y sin matices: "Y el peor disco NACIONAL del año es… ROSALÍA. Lux", ha escrito acompañando su mensaje con el emoji de un vómito.

La crítica, lejos de quedarse en una simple opinión, ha adquirido ribes de demolición total. Duro describe el álbum como "infumable" y lo acusa de estar "plagado de armonías, ritmos y sonidos que ya están inventados y mucho mejor interpretados que en este". Su conclusión es demoledora: "No aguanta más de una escucha. Un disco que NO LE GUSTA A NADIE. Sólo válido para el postureo!!!".

Esta última afirmación resulta especialmente llamativa cuando se contrasta con la recepción que Lux ha tenido tanto en España como en el ámbito internacional. El álbum, que representa una nueva evolución en la carrera de la artista catalana, ha dividido opiniones, pero lejos de ser un trabajo ignorado, ha acaparado titulares y elogios de figuras de primer nivel.

Entre sus defensores más notables se encuentran nada menos que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, quien ha incluido el disco en su particular selección de lo mejor del año. La lista del mandatario, que comparte habitualmente como reflexión personal, ha situado a Rosalía en un lugar destacado. Pero la aprobación no queda solo en política nacional. Barack Obama, expresidente de Estados Unidos y conocido por compartir sus recomendaciones culturales anuales, también ha incorporado Lux entre sus favoritos de 2025.

La distancia entre la percepción de Duro y estos líderes políticos no podría ser mayor. Mientras el tertuliano ve un trabajo vacío y repetitivo, Sánchez y Obama aprecian una propuesta artística valiente y novedosa. Esta dicotomía refleja el debate que suele generar la música de Rosalía: ¿es una artista que rompe moldes o que se aprovecha de tendencias?

El reconocimiento internacional de Lux no se limita a las listas de políticos. La prestigiosa publicación británica The Guardian ha situado el álbum en lo más alto de su ranking de los 50 mejores discos de 2025. En su crítica, el medio define el trabajo como "monumental y maximalista", destacando su ambición y complejidad.

La descripción que hace The Guardian resulta especialmente interesante cuando se pone en paralelo con las palabras de Duro. Mientras el tertuliano habla de falta de originalidad, el periódico inglés enfatiza precisamente lo contrario: "Dividido en cuatro movimientos distintos y cantado en 13 idiomas, Lux es una obra vertiginosa, adyacente a la música clásica, que explora la mística femenina, la trascendencia religiosa y la transformación corporal, a menudo a través del prisma de varias santas".

Esta visión técnica y conceptual del álbum choca frontalmente con la apreciación de Duro, quien prefiere las raíces del punk de los Sex Pistols, banda que él mismo ha citado como referente. La diferencia de criterio evidencia cómo el mismo trabajo puede ser interpretado de manera radicalmente opuesta según el prisma desde el que se observe.

El apoyo no termina aquí. The New Yorker, otra de las publicaciones más influyentes del panorama anglosajón, ha incluido Lux en su top 5 de los 15 mejores álbumes de 2025. Concretamente, el disco ocupa el cuarto puesto, un logro especialmente significativo al ser el único trabajo en español que forma parte de esta selección exclusiva. Incluso ha superado en la lista a Debí tirar más fotos, el último álbum de Bad Bunny, uno de los artistas latinos más populares del momento.

Esta doble vertiente de la recepción de Lux -el rechazo frontal de Duro versus el elogio unánime de la crítica especializada internacional- plantea interesantes reflexiones sobre el gusto musical, la autoridad para juzgar arte y la influencia de las plataformas mediáticas.

Por un lado, Alfredo Duro representa una voz con peso específico en el ámbito deportivo, pero cuya opinión musical, aunque legítima, no proviene de un análisis especializado en crítica de música. Su perfil de melómano autodidacta y sus preferencias por el punk clásico configuran un gusto claramente definido, pero alejado de las corrientes vanguardistas que Rosalía explora.

Por otro lado, las publicaciones internacionales que han alabado Lux cuentan con departamentos de cultura y crítica musical especializados, que valoran aspectos técnicos, conceptuales y de innovación que quizás pasan desapercibidos para el oyente casual.

La polémica también abre el debate sobre el concepto de "postureo" que Duro menciona. ¿Es realmente Lux un disco diseñado para la exhibición cultural sin sustento real, o es una obra compleja que requiere una escucha atenta y contextualizada? La respuesta parece depender de quién escuche y desde qué posición.

Lo cierto es que Rosalía ha conseguido lo que pocos artistas españoles logran: colocar su trabajo en el centro del debate cultural internacional. Ya sea por amor o por rechazo, Lux genera conversación, y en la industria musical actual, eso es quizás tan valioso como las críticas positivas.

El contraste entre la opinión de un tertuliano deportivo nacional y la de las publicaciones culturales más prestigiosas del mundo también habla de la diversidad de percepciones que puede generar el arte contemporáneo. Mientras Duro ve "armonías ya inventadas", The Guardian ve una "obra vertiginosa". Mientras el tertuliano habla de "infumable", The New Yorker lo sitúa entre lo mejor del año.

Esta dicotomía no hace más que reforzar el perfil de Rosalía como una de las artistas más transgresoras y polémicas de su generación. Su capacidad para moverse entre lo comercial y lo experimental, lo popular y lo elitista, la convierte en un fenómeno cultural que trasciende la mera música.

El debate sobre Lux seguramente continuará en los próximos meses, especialmente cuando llegue el tiempo de los premios y las nuevas listas de reconocimiento. Mientras tanto, Alfredo Duro mantendrá su postura, Rosalía seguirá su camino artístico, y los oyentes tendrán la última palabra: ¿es este un disco "que no le gusta a nadie" o una obra maestra de la vanguardia pop?

La respuesta, como en todo arte, reside en la subjetividad del que escucha. Pero los números, los rankings internacionales y las listas de presidentes parecen contradecir rotundamente el veredicto del tertuliano. En el mundo de la música, como en el deporte que Duro analiza, las opiniones están permitidas, pero los reconocimientos globales suelen tener su peso. Y en este caso, la balanza se inclina claramente a favor de la catalana.

Referencias

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