En momentos clave de la temporada, no siempre se necesita una pizarra llena de flechas o una hoja de estadísticas para entender lo que está ocurriendo en el campo. A veces, basta con sentirlo. Y en el Atlético de Madrid, lo que se respira ahora mismo tiene un nombre muy claro: armonía. Paulo Futre, leyenda del club y observador atento del fútbol, lo describe como una guitarra que se va afinando con cada partido.
Sí, hubo un lapsus incomprensible contra el Arsenal —apenas 13 minutos que costaron cuatro goles—, pero más allá de ese episodio, el equipo ha mostrado una dinámica sólida y coherente. Las victorias ante el Betis y el Sevilla, dos rivales históricamente complicados, no son casualidad. Son el reflejo de un grupo que empieza a encontrar su ritmo, su identidad y, sobre todo, su confianza.
La reaparición de jugadores clave ha sido otro factor determinante. Futre no oculta su emoción por el golazo de Baena ante el Betis, un estreno goleador que merece una ovación. Y también celebra el hito de Antoine Griezmann: 200 goles en La Liga. Un logro que no solo habla de talento, sino de constancia y entrega. Desde el banquillo o desde la grada, estos momentos son los que encienden la pasión de los aficionados.
Con una trayectoria que abarca décadas como jugador, directivo, comentarista y seguidor, Futre tiene una perspectiva única. Para él, lo más poderoso no es la táctica ni la estrategia, sino esa química invisible que se genera en el vestuario cuando los jugadores se entienden sin palabras, cuando el cuerpo técnico ve sus ideas plasmadas en el campo. Esa sincronía es el motor de cualquier equipo que aspira a grandes cosas.
No se trata de una fe ciega, sino de un optimismo racional. Las nuevas incorporaciones están asentándose, los lesionados vuelven a aportar, y el equipo parece haber encontrado un equilibrio que no se veía desde hace tiempo. Todo se resume en una sola palabra: confianza. Confianza en el sistema, en los compañeros, en el entrenador.
Este martes, el Atlético se enfrenta a la Union Saint-Gilloise en la Champions League. Un rival que, aunque no tenga el prestigio de otros, ha demostrado ser un equipo incómodo, con hambre y carácter. Justo el tipo de adversario que despierta lo mejor del Atlético: esfuerzo colectivo, humildad y coraje. Futre no lo duda: los tres puntos se quedarán en Madrid. Porque la música del equipo sigue afinándose, y esta vez, suena mejor que nunca.
¡Aúpa Atleti!