La noche del 31 de diciembre tiene un ritual ineludible para los espectadores de televisión en España. Más allá de las campanadas y las uvas, media hora antes de la medianoche, Carlos del Amor se convierte en el maestro de ceremonias de una despedida de año diferente. Su particular visión del periodismo audiovisual transforma el tradicional repaso informativo en una experiencia que trasciende lo meramente informativo para adentrarse en el terreno de la emoción y la reflexión.
Durante treinta minutos, el periodista toma las riendas de los Telediarios de la sobremesa y de la noche de Televisión Española para ofrecer un trabajo que requiere semanas de preparación meticulosa. Su objetivo no es simple: contar lo que ha dado de sí el año que termina con una mirada que siempre busca la originalidad, la distinción, el ángulo inesperado. Este compromiso con la creatividad periodística ha convertido su resumen anual en un formato de referencia dentro de la parrilla navideña.
La trayectoria de este proyecto revela una evolución constante. Entre 2019 y 2023, el rostro visible del repaso del año pertenecía a figuras consolidadas del panorama interpretativo nacional. José Sacristán, José Coronado, Blanca Portillo, Luis Tosar y Lola Herrera fueron los encargados de dar voz a cada período que concluía, aportando su talento y carisma a un guion que siempre buscaba la excelencia narrativa. Esta colaboración entre periodismo y interpretación creó un híbrido único que resonó en la audiencia.
El año pasado, sin embargo, el formato experimentó una transformación radical. Bajo la supervisión de Pedro Almodóvar, uno de los cineastas más reconocidos del país, se diseñó un casting en el que grandes figuras de la interpretación española aparecían como candidatas al papel protagonista. Esta metanarrativa, que jugaba con los códigos del propio cine, añadió una capa de complejidad artística que elevó el producto a nuevas cotas de sofisticación visual y conceptual.
Para esta edición de 2025, el elenco se renueva con nombres que reflejan la vitalidad del talento actual. Alba Flores, Luis Zahera, Paco León, Álvaro Morte, Blanca Suárez, Susi Sánchez, Juan Diego Botto, Javier Cámara y Petra Martínez conforman un plantel excepcional que aporta diversidad interpretativa y generacional. La incorporación de Richard Gere, que recibió el premio Goya Internacional, añade un componente internacional y prestigio adicional. El actor estadounidense no solo participa en la pieza visual, sino que también prestará su voz a algunas de las noticias más destacadas del año, creando un puente transatlántico que enriquece el relato.
La calidad de este trabajo contrasta notablemente con otras propuestas del panorama televisivo. El resumen del año que edita Informe Semanal, por ejemplo, fue este año firmado por su director, José Carlos Gallardo. Aunque el esfuerzo fue digno, su duración de apenas un cuarto de hora resultó insuficiente para abarcar la complejidad de los doce meses que definen 2025. La brevedad del formato impidió desarrollar un retrato completo y multidimensional de la realidad nacional e internacional.
Además, a diferencia de otras ediciones anteriores, este año el programa de Informe Semanal adoleció de una atención equilibrada a las diferentes secciones informativas. Su foco exclusivo en la radiografía política, aunque bien ejecutada, dejó en el margen las páginas de Sociedad, Cultura y Deportes. Esta ausencia de pluralidad temática limitó la capacidad del resumen para reflejar la riqueza y diversidad de la experiencia humana durante el año.
Precisamente ahí radica el valor añadido del formato de Carlos del Amor. Su propuesta no se limita a la crónica política o económica, sino que teje un tapiz completo que incluye los avances científicos, los hitos culturales, los momentos deportivos inolvidables y las historias sociales que han conmovido a la ciudadanía. Esta visión holística del acontecer anual es lo que convierte su trabajo en una referencia indispensable.
El propio Carlos del Amor guarda con celo los detalles de cada una de sus piezas, manteniendo el secreto hasta el último momento para preservar el impacto de la sorpresa. Esta estrategia de marketing narrativo genera expectación y convierte la emisión en un evento televisivo, más allá de un simple programa más en la parrilla. La audiencia sabe que va a presenciar algo único, cuidado hasta el último detalle, que no se repetirá en ningún otro espacio.
Podríamos calificar su trabajo como poesía audiovisual porque trasciende la mera información para convertirse en emoción, en reflexión, en arte. La selección de imágenes, la musicalización, el ritmo de los montajes y la interpretación de los actores crean un todo armónico que habla tanto a la razón como al sentimiento. No es un mero recuento de hechos, sino una interpretación artística de la realidad que nos ayuda a procesar y dar sentido a la vorágine de sucesos que nos ha tocado vivir.
En un mundo saturado de contenido instantáneo y noticias efímeras, el formato de Carlos del Amor recupera el valor de la pausa, de la contemplación, de la síntesis meditada. Su media hora de emisión se convierte en un espacio de diálogo nacional, en un momento de encuentro colectivo con la memoria reciente. Esta capacidad de generar comunidad a través de la televisión es uno de los activos más preciados de su propuesta.
La industria audiovisual española ha encontrado en este formato un ejemplo de cómo reinventar los géneros clásicos del periodismo televisivo. La colaboración entre profesionales de la información y del arte interpretativo demuestra que la innovación no siempre pasa por la tecnología, sino por la capacidad de reimaginar las narrativas desde la creatividad y el rigor. Cada edición se convierte en un caso de estudio sobre cómo contar historias de manera efectiva en la era digital.
La presencia de figuras internacionales como Richard Gere también señala la proyección global de este formato. No se trata solo de atraer a una estrella extranjera, sino de crear un relato que trascienda fronteras y conecte con experiencias universales. La voz del actor prestando su tono a noticias españolas simboliza cómo los grandes temas del año nos afectan a todos, independientemente de nuestra procedencia.
A medida que avanzamos hacia futuras ediciones, el desafío para Carlos del Amor y su equipo será mantener la frescura y la capacidad de sorpresa sin caer en la repetición de fórmulas. La creatividad exige renovación constante, y el público, cada vez más sofisticado, demanda propuestas que superen las expectativas. La historia de este formato, sin embargo, demuestra que la innovación está en su ADN.
En definitiva, el trabajo de Carlos del Amor representa mucho más que un simple cierre de año informativo. Es una celebración del poder de la televisión para crear momentos de encuentro, de reflexión y de belleza. En treinta minutos consigue lo que pocos formatos logran en horas: capturar la esencia de un año, sus luces y sus sombras, y ofrecérnosla como un regalo colectivo que nos ayuda a despedir el año viejo y recibir el nuevo con perspectiva y esperanza.