Fallece Francisco Marugán, histórico socialista y ex Defensor del Pueblo, a los 79 años

El político cacereño, referente en presupuestos durante tres décadas como diputado, dejó un legado de integridad en el servicio público español

El mundo de la política española ha dicho adiós este martes a una de sus figuras más respetadas y veteranas. Francisco Fernández Marugán, economista y político socialista con una trayectoria de más de cuarenta años en la vida pública, ha fallecido a los 79 años en Madrid. La noticia, confirmada por fuentes de su partido, ha generado una oleada de reconocimientos que ponen de relieve su compromiso inquebrantable con las instituciones democráticas.

Nacido en Cáceres en 1946, Marugán representó la quintaesencia del funcionario público dedicado. Su vinculación con el PSOE se remonta a 1974, cuando se afilió al partido en plena transición democrática. Esta militancia temprana marcó el inicio de una carrera que lo convertiría en uno de los especialistas más reputados de la política económica y presupuestaria española.

La formación académica del político extremeño en Economía le proporcionó las herramientas necesarias para abordar con rigor las complejidades de las finanzas públicas. Como funcionario de la Administración Civil del Estado y Hacienda, combinó su labor técnica con una creciente responsabilidad política que le llevaría a los más altos niveles del ejecutivo socialista.

Durante los años de esplendor del socialismo de Felipe González, Marugán ocupó el cargo de secretario de Asuntos Económicos, Sociales y Sindicales en la ejecutiva federal. En esta posición, se convirtió en el artífice de las políticas económicas del partido y en un interlocutor clave con los agentes sociales. No obstante, esta etapa también le expuso a momentos de intensa presión, particularmente durante la crisis generada por el caso Filesa en 1992, cuando tuvo que gestionar la estrategia de defensa del PSOE ante las acusaciones de financiación irregular.

La relación con González, sin embargo, experimentó fricciones con el paso del tiempo. Aunque inicialmente fue uno de sus colaboradores más cercanos, distintas visiones sobre la orientación del partido provocaron un distanciamiento que se haría más evidente en las últimas décadas. A pesar de ello, Marugán nunca renunció a sus principios socialdemócratas ni a su lealtad institucional.

La etapa más extensa y visible de su carrera se desarrolló en la Cámara de los Diputados. Durante casi treinta años, desde 1982 hasta 2011, representó a los ciudadanos como diputado del Congreso, convirtiéndose en una autoridad indiscutible en materia de Presupuestos Generales del Estado. Tanto compañeros de partido como rivales políticos reconocían su capacidad para desentrañar las complejidades de las cuentas públicas, convirtiéndose en un referente parlamentario imprescindible.

Su expertise en finanzas públicas le valió el respeto transversal del arco parlamentario. En un momento en el que la política presupuestaria se ha vuelto cada vez más técnica, la figura de Marugán representaba la combinación ideal de conocimiento especializado y compromiso democrático. Su intervenciones en debates económicos eran esperadas con atención, ya que aportaban claridad y rigor a discusiones a menudo complejas.

El último capítulo de su dilatada carrera llegó con su nombramiento como Defensor del Pueblo, aunque de manera interina. En 2017, tras la renuncia de Soledad Becerril—la primera mujer en ocupar este órgano constitucional—, Marugán asumió la responsabilidad de velar por los derechos de los ciudadanos. Durante cuatro años, hasta 2021, ejerció esta función con la misma diligencia que había caracterizado toda su trayectoria.

Su gestión al frente de la institución se vio marcada por la falta de acuerdo entre los principales partidos políticos para designar a un sucesor definitivo. Esta situación, lejos de mermar su compromiso, reforzó su dedicación. Finalmente, en 2021, el exministro de Educación Ángel Gabilondo tomó el relevo, poniendo fin a una etapa interina que había superado con profesionalidad.

Las reacciones institucionales no se han hecho esperar. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha destacado en redes sociales que Marugán "fue siempre un ejemplo de servicio público, integridad y compromiso con la ciudadanía". En su mensaje, Sánchez ha resumido el legado del político extremeño con una frase contundente: "Hizo país, hizo partido", reconociendo así su doble contribución a la construcción de la España democrática y al fortalecimiento del PSOE.

Por su parte, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, ha calificado su fallecimiento como una "pérdida irreparable" y ha definido a Marugán como "una persona comprometida que dedicó su vida a defender los valores progresistas, las instituciones y la democracia". Estas palabras reflejan el consenso existente sobre su figura, que trasciende las fronteras partidistas.

La despedida de Marugán coincide con el final de un año políticamente intenso, cerrando un ciclo que representa una época de la política española caracterizada por la profesionalización de la clase política y la importancia de la expertise técnica en la toma de decisiones. Su figura simboliza una generación de políticos formados en la transición que entendían el servicio público como una vocación antes que como una profesión.

El legado de Francisco Fernández Marugán se extiende más allá de los cargos ocupados. Representa un modelo de integridad y dedicación en tiempos de creciente desafección ciudadana hacia la política. Su capacidad para mantener el respeto de adversarios y aliados por igual constituye un testimonio de su carácter y profesionalidad.

En un momento en el que la política española busca renovarse y reconectar con la ciudadanía, la figura de Marugán ofrece lecciones valiosas. Su compromiso con la transparencia presupuestaria, su defensa de los derechos ciudadanos como Defensor del Pueblo y su lealtad institucional configuran un patrón de conducta digno de emular.

La noticia de su fallecimiento ha conmovido a numerosos compañeros de profesión que han compartido anécdotas y reconocimientos a través de las redes sociales. Todos coinciden en destacar su humanidad, su disponibilidad para el diálogo y su profundo conocimiento de los mecanismos del Estado.

El PSOE ha perdido a uno de sus militantes más veteranos y respetados, mientras que las instituciones democráticas pierden a un servidor público ejemplar. Su trayectoria, desde los inicios de la transición hasta su última etapa como Defensor del Pueblo, configura un arco narrativo que refleja la propia evolución de la democracia española.

En resumen, Francisco Fernández Marugán dejó una huella indeleble en la política española. Su dedicación al servicio público, su expertise en materia económica y su compromiso con los valores democráticos constituyen un legado que perdurará en la memoria colectiva. La España del siglo XXI debe mucho a funcionarios y políticos como él, que construyeron las bases de un Estado moderno y democrático con honestidad y profesionalidad.

Referencias

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