El mundo del periodismo español dice adiós a una de sus voces más emblemáticas. Alfonso Ussía, figura indispensable del columnismo nacional durante las últimas cinco décadas, ha fallecido en Ruiloba (Cantabria) a los 77 años. Su partida deja un vacío irreparable en la opinión publicada, donde se consolidó como comentarista irreverente, maestro de la sátira y defensor inquebrantable de sus principios.
Nacido en Madrid en 1948, Ussía pertenecía a una familia con profundas raíces en la cultura y la historia española. Nieto de Pedro Muñoz Seca, el célebre autor dramático fusilado en Paracuellos de Jarama durante la Guerra Civil, e hijo de los condes de los Gaitanes, su trayectoria vital estuvo marcada por el compromiso con las libertades y la defensa de las instituciones democráticas. Esta herencia familiar de compromiso con la cultura y la defensa de valores ante la adversidad marcó su carácter y su obra.
## Una carrera periodística sin títulos pero con talento indiscutible
Aunque inició estudios de Derecho y Periodismo, Ussía abandonó las aulas universitarias para encontrar su verdadera vocación en la redacción. Su primer contacto profesional con el mundo de la información fue como documentalista en el diario 'Informaciones', pero pronto daría el salto a la escritura con su debut en 'Sábado Gráfico'. Esta experiencia le sirvió como trampolín para alcanzar el medio que le consagraría: ABC.
Su primera colaboración en el rotativo madrileño se materializó en 1978 mediante una carta al director. Dos años más tarde, en 1980, comenzaría una colaboración regular que se prolongaría durante más de dos décadas. Desde 1985 hasta 2004 mantuvo su sección fija 'Cosas que pasan', convirtiéndose en referente obligado para miles de lectores. En total, dejó plasmadas 2.459 columnas en las páginas del diario, cada una con su sello inconfundible. Cada texto era una lección de estilo, argumentación y valentía para abordar los temas más espinosos de la actualidad.
## El estilo inimitable de un maestro
Lo que distinguía a Ussía era su capacidad para fusionar la tradición literaria con la crítica mordaz, siempre desde una perspectiva conservadora pero nunca exenta de humor. Su prosa, elegante y directa, reflejaba una mirada crítica sobre la vida pública española que no dejaba indiferente a nadie. No buscaba el consenso fácil, sino la confrontación de ideas con argumentos sólidos y un estilo que mezclaba la erudición con la ironía más afilada.
Su compromiso con la Monarquía constitucional y su firme oposición al terrorismo de ETA le convirtieron en blanco de las amenazas de la banda terrorista. Durante años convivió con escolta, una circunstancia que relató con su característica ironía: «Una mañana, llevaba a mis hijos al colegio, y me avisaron mis vástagos: 'Papá, nos sigue un coche con tres etarras'. Miré por el retrovisor y di mi veredicto: 'Son policías'. Y nos acompañó la risa durante el resto del trayecto». Esta anécdota resume su filosofía: frente al miedo, el humor.
## Más allá de las columnas: el humor como bandera
El talento de Ussía no se limitó al artículo de opinión. En ABC también dejó su impronta en la sección humorística 'Al Loro', que dirigió primero en el suplemento dominical y posteriormente en 'Blanco y Negro'. A principios de los ochenta, asumió la dirección de la revista satírica 'El Cocodrilo', consolidando su reputación como maestro del humor corrosivo. Bajo su dirección, estas publicaciones se convirtieron en referentes del humor político y social de la época.
Su presencia en los medios audiovisuales fue igualmente notable. Formó parte de tertulias humorísticas junto a gigantes como Antonio Mingote, Antonio Ozores o Chumy Chúmez, y colaboró en programas de radio con Luis de Olmo. Su voz también formó parte del equipo fundador de Antena 3 Radio, donde contribuyó a definir el estilo de la emisora en sus primeros años. Su capacidad para improvisar y su ingenio rápido lo hicieron un colaborador muy valorado en espacios de debate y entretenimiento.
## La ruptura con ABC y los años posteriores
La relación con ABC, su casa durante más de veinte años, terminó de forma abrupta en febrero de 2004. La dirección del periódico rechazó publicar un artículo suyo donde ridiculizaba al Gobierno vasco por su intención de registrar una raza porcina autóctona, bajo el título controvertido de 'el cerdo vasco'. Ante esta censura, Ussía comunicó la «ruptura unilateral» del contrato que lo ligaba a esta Casa. Para él, la libertad de expresión era un valor no negociable, incluso cuando chocaba con los intereses editoriales.
Tras su marcha, pasó por otras cabeceras como 'Diario 16', 'Ya' y 'La Razón', donde escribió recordando su etapa en ABC: «Mi vieja Casa de ABC fue la de mi formación, y defiendo y defenderé para siempre la figura cimera y magnífica de Guillermo Luca de Tena, el gran señor del periodismo español de la última época. Uno se va de los sitios sin percibir ni un euro de indemnización, pero con los sentimientos intactos». Estas palabras reflejan su lealtad a los principios por encima de los intereses económicos.
En sus últimos años, colaboraba diariamente en 'El Debate', demostrando que su pluma seguía tan vigorosa como siempre. Hasta el final mantuvo su ritmo de trabajo y su compromiso con la opinión libre e independiente.
## Legado y reconocimiento
Alfonso Ussía representa una época dorada del columnismo español, cuando la opinión bien fundamentada y el estilo propio valían más que la velocidad de las redes sociales. Su capacidad para defender ideas sin complejos, mezclar humor con análisis profundo y mantener la coherencia ideológica durante décadas le convierte en modelo para nuevas generaciones de periodistas. En un mundo de titulares clickbait y opiniones descartables, su trabajo recordará el valor de la pluma bien afilada.
Su muerte en Ruiloba, el 7 de enero de 2025, cierra una página fundamental de la historia de la prensa española. Sin embargo, sus 2.459 artículos en ABC, sus libros y su influencia en el humor político permanecerán como testimonio de una época y de un maestro que supo poner el dedo en la llaga de la actualidad con elegancia, coraje y una sonrisa irónica. El periodismo español pierde a uno de sus pilares, pero su voz permanecerá viva en cada línea que escribió.