El Inter de Milán consiguió una trabajada victoria por 0-1 ante la Atalanta en el estadio de Bérgamo, en un duelo correspondiente a la Serie A italiana que estuvo marcado por la polémica arbitral, tres tantos anulados por fuera de juego y un desenlace agónico que dejó a los locales con un sabor amargo.
El conjunto dirigido por Simone Inzaghi demostró una vez más su capacidad para sufrir en los momentos complicados y sacar adelante encuentros que parecen escapársele. El único gol del partido llegó de la bota de Lautaro Martínez, quien aprovechó un error garrafal en la salida de balón de la defensa local para batir a Carnesecchi cuando el reloj marcaba el minuto 67.
Un primer tiempo de ida y vuelta
Desde el pitido inicial, ambos equipos mostraron sus intenciones claras. La Atalanta, fiel a su estilo, presionaba arriba y buscaba incomodar la salida de balón interista, mientras que los visitantes intentaban controlar el ritmo del encuentro mediante la posesión y las transiciones rápidas.
La primera ocasión clara del partido llegó para el Inter cuando un centro preciso encontró a Marcus Thuram en el área pequeña, pero el francés no consiguió conectar correctamente el balón. Sin embargo, la acción más polémica de la primera mitad llegó poco después, cuando el colegiado anuló un gol de Thuram por un fuera de juego milimétrico de Lautaro en la jugada previa.
La tecnología del VAR intervino en varias ocasiones durante los primeros 45 minutos. La Atalanta también vio cómo le anulaban un tanto, en este caso obra de Charles De Ketelaere, por una posición adelantada de Zalewski en el inicio de la jugada. La decisión, aunque correcta, generó protestas entre los aficionados locales que llenaban el Gewiss Stadium.
El ritmo del encuentro era vertiginoso. Zappacosta se convirtió en el principal argumento ofensivo de la Dea, creando peligro por la banda derecha con sus incursiones en velocidad. En una de estas acciones, el lateral italiano recuperó en campo propio y tras una espectacular cabalgada se plantó solo ante la portería de Sommer, pero su remate se marchó desviado por poco.
El Inter respondió con un disparo lejano de Alessandro Bastoni que no encontró portería, mientras que Barella probó suerte desde la frontal pero su lanzamiento careció de precisión. Al descanso, el marcador reflejaba un empate a cero que no hacía justicia a las ocasiones generadas por ambos contendientes.
La segunda mitad: goles anulados y ocasiones falladas
La reanudación del encuentro trajo consigo más emoción y polémica. Gian Piero Gasperini decidió refrescar su once con la entrada de Musah por Zappacosta, buscando más consistencia en el centro del campo. El Inter, por su parte, mantenía su esquema pero con mayor intensidad en la presión.
El primer susto para los nerazzurri llegó cuando un centro medido de Zalewski desde la izquierda encontró a Gianluca Scamacca en el segundo palo, pero el delantero italiano no consiguió conectar el balón por milímetros. Fue una acción que anticipaba lo que vendría después.
En el minuto 55, la Atalanta celebró un nuevo gol, nuevamente de Scamacca, pero el VAR volvió a intervenir para anularlo por fuera de juego. La repetición mostraba que el ex delantero del West Ham estaba ligeramente adelantado en el momento del pase, una decisión que mantenía el empate en el marcador.
Simone Inzaghi movió ficha en el minuto 60 con la entrada de Pio Esposito por Thuram, buscando frescura en ataque. La respuesta de Gasperini no se hizo esperar: Pasalic dejaba su lugar a Sulemana en una doble sustitución que demostraba la ambición de la Dea por llevarse el triunfo.
El gol de Lautaro y el desenlace agónico
El momento decisivo llegó en el minuto 67. Una pérdida inexplicable de Djimsiti en la salida de balón dejó a Esposito con el balón en los pies, quien asistió rápidamente a Lautaro Martínez. El capitán interista, con su olfato goleador característico, definió con frialdad ante la salida de Carnesecchi para poner el 0-1 en el marcador.
El gol sentó como un jarro de agua fría a la Atalanta, que vio cómo el buen ritmo mostrado en la segunda mitad se desvanecía en cuestión de segundos. Gasperini volvió a mover el banquillo con la entrada de Bernasconi por Zalewski, mientras que Inzaghi reforzaba el centro del campo con Mkhitaryan y Carlos Augusto por Barella y Dimarco.
Los últimos 20 minutos fueron un asedio constante a la portería de Sommer. La Atalanta se volcó en ataque en busca del empate y tuvo ocasiones clarísimas para conseguirlo. La más clamorosa llegó en el minuto 75, cuando Luis Henrique se plantó solo ante el portero suizo pero, en lugar de disparar, decidió girarse y asistir a Barella, quien con la portería vacía envió el balón fuera por encima del larguero.
La frustración local crecía cuando, en el minuto 82, Aleksandar Samardzic se encontró solo en el punto de penalti tras un centro desde la derecha, pero su remate se marchó desviado por muy poco. Era la ocasión del empate, pero el serbio no estuvo acertado en la definición.
En los minutos finales, el colegiado mostró tarjetas amarillas a Sulemana por una entrada a destiempo sobre Bisseck y a Bastoni por un claro tirón de camiseta a De Ketelaere. Inzaghi cerró el partido con la entrada de Diouf y Frattesi por Lautaro y Zielinski, buscando aguantar el resultado.
El árbitro añadió cinco minutos de descuento que se hicieron eternos para los interistas. La Atalanta lo intentó con balones largos y centros al área, pero la defensa nerazzurri, bien ordenada, consiguió neutralizar todas las aproximaciones locales.
Importancia de la victoria interista
Con este triunfo, el Inter de Milán consigue tres puntos vitales en su lucha por la cima de la Serie A. La victoria en Bérgamo siempre es complicada, más aún ante una Atalanta que demostró ser un rival de máximo nivel durante gran parte del encuentro.
El rendimiento de Lautaro Martínez vuelve a ser decisivo para su equipo. El argentino, capitán y referente, aparece en el momento justo para desbloquear un partido que se resistía. Su olfato goleador y su capacidad para definir en situaciones de presión son cualidades que diferencian a los grandes delanteros.
Por su parte, la Atalanta se queda con las manos vacías pese a crear ocasiones suficientes para haberse llevado al menos un punto. Las fallas de Scamacca, Samardzic y Barella en los momentos decisivos pasaron factura a un equipo que mereció más.
El VAR, protagonista involuntario del encuentro, anuló tres goles por fuera de juego, demostrando una vez más su importancia en el fútbol moderno para corregir errores, aunque también generando polémica y debate sobre los márgenes milimétricos.
El Inter demostró su madurez competitiva, sabiendo sufrir y administrar las ventajas cuando las consigue. Es la marca de un equipo campeón, capaz de imponerse incluso cuando no está en su mejor nivel durante los 90 minutos.
La Serie A continúa su emocionante curso, y esta victoria refuerza la posición del Inter en la tabla. Los nerazzurri demuestran que tienen argumentos para pelear por el título, mientras que la Atalanta, pese a la derrota, confirma que es un rival temible para cualquier equipo de la liga italiana.