La ciudad de Salamanca ha vivido una jornada inolvidable este domingo 28 de diciembre con la celebración de la 41ª edición de la San Silvestre Salmantina, una cita que ya forma parte del ADN deportivo y festivo de la capital charra. El Paseo de San Antonio se ha convertido nuevamente en el corazón pulsante de esta prueba, que ha congregado a miles de personas dispuestas a despedir el año sobre asfalto con energía, creatividad y espíritu solidario.
Desde primera hora de la mañana, las inmediaciones del recorrido comenzaron a llenarse de corredores de todas las edades, muchos de ellos con disfraces que rivalizaban en originalidad. La organización ha confirmado que 7.007 atletas han tomado la salida con dorsal oficial, una cifra que refleja la consolidación absoluta de esta prueba como la gran fiesta del atletismo popular en Salamanca. No obstante, la cifra real de participantes ha sido aún mayor, ya que numerosos aficionados se han sumado a la carrera sin inscripción formal, disfrutando del ambiente y el recorrido.
La jornada deportiva ha estado estructurada en diferentes categorías y horarios para adaptarse a todos los niveles y edades. El programa ha dado comienzo a las 11:30 horas con las pruebas infantiles, donde los más jóvenes han demostrado su pasión por el deporte en un ambiente familiar y lúdico. Posteriormente, se han sucedido las diferentes categorías de adultos, culminando con la prueba reina a las 12:30 horas.
La Carrera D, correspondiente a los 10 kilómetros, ha sido la gran protagonista del día con 6.104 participantes inscritos. Esta distancia, que recorre los lugares más emblemáticos de la ciudad, ha atraído tanto a corredores experimentados que buscaban marcar un buen tiempo como a ciudadanos que simplemente querían disfrutar de una jornada diferente. Las otras categorías también han registrado una excelente participación: 469 corredores en la categoría A, 194 en la B y 240 en la C, completando el elenco de 7.007 atletas oficiales.
Entre los participantes, han llamado la atención los dorsales con números especiales. El atleta Jorge Blanco ha portado el dorsal número 1, mientras que Gema Martín ha lucido el número 4, convirtiéndose en referentes para el resto de corredores. Estos detalles simbólicos añaden un plus de identidad a una prueba que ya es un referente en el calendario deportivo salmantino.
Sin embargo, si algo caracteriza a la San Silvestre Salmantina es su componente lúdico y festivo. Un año más, la creatividad en los disfraces ha sido uno de los grandes alicientes de la cita. Los participantes han desplegado un imaginario desbordante, con temáticas que han ido desde los superhéroes de moda hasta guiños a la actualidad política y social, pasando por disfraces grupales que han requerido meses de preparación. El ingenio y el sentido del humor han estado presentes en cada metro del recorrido, transformando la carrera en un auténtico desfile de color y fantasía que ha divertido tanto a los corredores como al numeroso público que ha animado desde las aceras.
La presencia de estos disfraces no solo ha dotado de un carácter visual espectacular a la prueba, sino que también ha reforzado el espíritu comunitario del evento. Grupos de amigos, familias enteras y compañeros de trabajo han aprovechado la ocasión para compartir una experiencia única, demostrando que el deporte puede ser el mejor pretexto para fortalecer los lazos sociales. La sonrisa ha sido el mejor cronómetro para muchos, priorizando el disfrute sobre la competición pura y dura.
Otro aspecto fundamental de esta edición ha sido su compromiso solidario. La prueba ha mantenido su carácter benéfico a través del chip solidario, una iniciativa que permite a los participantes sumarse a una causa noble mientras practican deporte. Además, la colaboración con ASPACE (Asociación de Parálisis Cerebral) en la elaboración de los trofeos ha añadido un valor añadido a la competición, convirtiendo cada premio en un símbolo de inclusión y apoyo a colectivos vulnerables.
Esta apuesta por la responsabilidad social ha calado profundamente entre los salmantinos, que han respondido masivamente no solo corriendo, sino también contribuyendo a las diferentes causas solidarias vinculadas a la prueba. La combinación de deporte, diversión y compromiso cívico ha resultado ser un cóctel irresistible para una ciudad que se enorgullece de su tradición solidaria.
La organización ha desplegado un dispositivo impecable para garantizar la seguridad y el buen desarrollo de la prueba. Desde cortes de tráfico hasta puntos de avituallamiento, pasando por servicios médicos y de emergencia, todos los detalles han estado cuidadosamente planificados. La experiencia acumulada en 41 ediciones se ha hecho notar en la fluidez con la que se han sucedido las diferentes categorías y en la rápida recuperación del espacio urbano una vez finalizada la prueba.
El éxito de esta edición refuerza la posición de la San Silvestre Salmantina como un evento imprescindible en el calendario deportivo no solo de la ciudad, sino de toda la región. La capacidad de atraer a más de 7.000 corredores inscritos, sumados a los acompañantes y espectadores, convierte a esta prueba en un importante motor económico y social para Salamanca en plena época navideña.
Los comercios locales, los establecimientos de hostelería y los servicios turísticos se benefician directamente de la afluencia masiva de personas que llegan a la ciudad con motivo de la carrera. Muchos participantes aprovechan la ocasión para pasar el fin de semana en Salamanca, disfrutando de su patrimonio histórico, su gastronomía y su ambiente navideño, generando un impacto positivo en la economía local.
A nivel deportivo, la prueba ha servido como perfecto colofón a la temporada para muchos atletas aficionados, que han encontrado en esta carrera una motivación extra para mantenerse activos durante las fiestas. La presencia de corredores de todas las edades y niveles ha demostrado una vez más que el deporte es un lenguaje universal capaz de unir a la ciudadanía.
La San Silvestre Salmantina 2025 ya forma parte de la historia de la ciudad. Con su combinación de competición, diversión, creatividad y solidaridad, ha sabido mantenerse fiel a sus orígenes mientras evolucionaba hasta convertirse en un evento de referencia. La ilusión de los más pequeños, el esfuerzo de los adultos, el colorido de los disfraces y el calor del público han tejido una jornada memorable que perdurará en el recuerdo de todos los asistentes.
A medida que los corredores cruzaban la meta, la sensación de logro colectivo era palpable. No se trataba solo de completar un recorrido, sino de formar parte de algo mayor: una tradición que une a Salamanca cada final de año. La música, las risas, los aplausos y los abrazos han sido el mejor broche a una mañana que ha celebrado los valores más positivos de la sociedad salmantina.
La próxima edición ya espera con expectación, con el reto de superar los números de participación y de seguir innovando para mantener el interés de una ciudadanía cada vez más comprometida con el deporte y con su comunidad. Mientras tanto, los organizadores pueden sentirse orgullosos de haber superado con éxito otro año más de esta fiesta del atletismo que ya es, sin duda, uno de los eventos más queridos de Salamanca.