La tarde del martes 23 de diciembre de 2025 quedará grabada en la memoria de los vecinos de Otura. Por décimo año consecutivo, las Mamás Noeles tomaron las calles del municipio granadino en una cabalgata que ha pasado de ser una simple iniciativa a convertirse en un símbolo de igualdad y participación ciudadana. A pesar de la amenaza meteorológica, más de doscientas mujeres ataviadas con el característico traje de Papá Noel desfilaron entre aplausos y sonrisas, demostrando que ni la lluvia puede frenar la ilusión navideña ni la fuerza de un colectivo unido.
La expectación era palpable desde primera hora. Los organizadores del evento, encabezados por el Ayuntamiento de Otura, habían preparado una jornada especial para celebrar esta décima edición, un hito que convierte a la cabalgata en una de las tradiciones más consolidadas de la localidad. Sin embargo, la incertidumbre llegó de la mano de unas nubes que prometían chubascos. A las cinco de la tarde, la hora prevista para el inicio, una fina llovizna obligó a los responsables a posponer la salida. Veinte minutos después, el cielo dio una tregua y las puertas del almacén de ajos, punto de partida, se abrieron para dar paso a un desfile inolvidable.
El recorrido, que unió el almacén de ajos con la plaza del Ayuntamiento, se transformó en un auténtico espectáculo visual y sonoro. Al frente del cortejo, un gigantesco Papá Noel hinchable abría paso, imponente y sonriente, mientras los altavoces difundían villancicos populares, incluidos los clásicos de Luis Miguel que tanto gustan a las generaciones más veteranas. El ambiente navideño se intensificó con la presencia de nieve artificial que caía suavemente sobre los asistentes, creando un escenario mágico que emulaba la Laponia finlandesa, hogar del original Santa Claus. El frío, intenso y cortante, no disuadió a las participantes ni al público, que se arropó con abrigos y bufandas para disfrutar del espectáculo.
La participación superó todas las expectativas. Más de doscientas mujeres, integrantes de diversos colectivos locales, desfilaron en perfecta armonía. Entre ellas destacaban miembros de la Asociación de Mujeres El Futuro, el Club de Gimnasia Rítmica de Otura, la Asociación Suspiro Flamenco, el club de fútbol municipal y numerosos voluntarios de la comisión de fiestas. Cada grupo aportó su toque personal al desfile, con coreografías improvisadas, cantos navideños y una energía contagiosa que recorrió cada calle del pueblo.
Uno de los momentos más esperados llegó con la aparición de la carroza infantil, repleta de niñas de corta edad que, con inocencia y entusiasmo, lanzaban Gusanitos a los más pequeños del público. Esta imagen, de las nuevas generaciones participando activamente en una reivindicación de igualdad, simboliza perfectamente el espíritu del evento: educar en valores desde la infancia. Los niños, que seguían el desfile con sus padres y abuelos, recogían las golosinas con una ilusión que contrastaba bellamente con el mensaje subyacente de la jornada.
La charanga La Pepa puso el broche musical a la cabalgata. Sus integrantes, también disfrazados con trajes navideños, animaron el tramo final del recorrido con marchas alegres que invitaban al baile y la celebración. Mientras tanto, los balcones y ventanas de las viviendas se llenaban de vecinos que no querían perderse ni un solo detalle. Los comerciantes, desde sus escaparates, también disfrutaron del paso del desfile, que dinamizó la vida local en una tarde de vísperas navideñas.
El significado de esta cabalgata trasciende lo puramente festivo. Desde sus inicios, hace una década, el objetivo ha sido claro: reivindicar la igualdad de género y reconocer el papel fundamental de las mujeres en la vida cultural y social de Otura. Sonia Ruiz, concejala de Igualdad del Ayuntamiento otureño, subrayó durante la jornada que "el municipio de Otura quiere trasladar a los niños y niñas un mensaje de igualdad, y al mismo tiempo, agradecer a nuestras mujeres la imprescindible labor que realizan para dinamizar la vida cultural y social del pueblo". Estas palabras resumen la esencia de una iniciativa que busca visibilizar el trabajo invisible que tradicionalmente han realizado las mujeres en el tejido comunitario.
Por su parte, el alcalde Nazario Montes agradeció personalmente a todas las participantes "que un año más han acudido para reivindicar la igualdad" con la cabalgata de Mamá Noel, que ya se ha convertido en "toda una tradición". La implicación de la primera autoridad municipal refuerza el compromiso institucional con una causa que, lejos de ser meramente simbólica, tiene un impacto real en la concienciación ciudadana.
La consolidación de este evento demuestra que cuando una comunidad se une en torno a un objetivo común, los resultados pueden ser extraordinarios. Lo que comenzó como una idea innovadora hace diez años se ha transformado en un referente de participación vecinal que atrae cada año a más mujeres dispuestas a sumarse a la causa. La combinación de diversión, tradición y reivindicación social crea una fórmula única que otros municipios están comenzando a estudiar como modelo replicable.
El éxito de la décima edición se mide no solo en números -más de 200 participantes, cientos de espectadores, kilos de golosinas repartidas-, sino en el impacto emocional y social generado. Los niños que hoy recogen Gusanitos de manos de mujeres disfrazadas de Papá Noel crecerán con la normalidad de ver a ambos sexos representados en cualquier rol, incluso en el más tradicionalmente masculino del viejo navideño. Ese es, quizás, el legado más valioso de esta iniciativa: sembrar conciencia desde la más tierna infancia.
A medida que la noche caía sobre Otura y las últimas notas de la charanga La Pepa se desvanecían en el aire, la sensación de deber cumplido era compartida por todos. La cabalgata de Mamás Noeles no solo ha dado el pistoletazo de salida a los días grandes de la Navidad en el municipio, sino que ha reafirmado los valores de igualdad, solidaridad y comunidad que tanto necesita la sociedad actual. Con la mirada puesta en la undécima edición, las mujeres de Otura ya piensan en cómo superar el listón tan alto que han dejado este año, demostrando que la tradición y la modernidad pueden caminar de la mano cuando el objetivo es justo y necesario.