Villamanín gana el Gordo: 35 millones para 700 habitantes

La localidad leonesa celebra haber repartido 89 décimos del premio mayor entre sus vecinos, con una fiesta doblemente especial.

La localidad leonesa de Villamanín vive estos días una euforia sin precedentes tras haberse convertido en uno de los principales protagonistas del Sorteo Extraordinario de Navidad. La pequeña localidad, que cuenta con escasos 700 habitantes, ha visto cómo la fortuna llamaba a su puerta con 89 décimos del Gordo, lo que se traduce en nada menos que 35,6 millones de euros repartidos entre sus vecinos.

La historia comenzó meses atrás, cuando la Comisión de Festejos del municipio decidió adquirir una serie de números para vender papeletas entre los residentes. Como cada año, los miembros de la comisión se desplazaron hasta la administración de lotería de La Pola del Gordón, situada a quince kilómetros de distancia, para hacerse con los décimos. «No es un número al que estemos abonados. El lotero nos da cada año el que quiere», explica Belén Plaza, integrante de la Comisión de Festejos, quien todavía no acaba de creerse lo ocurrido.

La venta de papeletas, que se inició durante las fiestas de agosto a un precio de cinco euros cada una, ha permitido que el premio quedara en manos de la gente del lugar y de familiares que visitan el municipio en periodo vacacional. «Está muy repartido. ¡Yo ahora mismo no sé ni lo que me ha tocado!», confiesa emocionada Belén, quien se emociona nada más comenzar a hablar del suceso y admite que le resulta difícil expresar con palabras la alegría que siente.

El impacto de la noticia ha sido tal que incluso el alcalde de Villamanín, Álvaro Barreales, ha compartido su asombro personal. En declaraciones recogidas por diversos medios, el primer edil narró cómo su propio hijo fue el encargado de descubrir la buena nueva. «Yo tenía al niño pequeño, que se puso a mirar los números del sorteo, como siempre, a ver si tocaba alguno y le digo: eso no toca nunca, porque hay muchas bolas en el bombo grande y el de los premios es muy pequeño. Me llamó desde la parte de arriba de casa y me dijo, ven papá que nos ha tocado», relata Barreales, quien reconoció que le costó asimilar la realidad: «No me lo creía; miré el número 20 veces».

La celebración ha sido instantánea en las calles de Villamanín. La localidad, principalmente agrícola y que aglutina en su término municipal a numerosas aldeas, tenía previsto celebrar una fiesta el próximo 27 de agosto. Ahora, ese evento adquiere un carácter doblemente especial. «Teníamos pensado celebrar una fiesta este sábado, ahora con doble motivo», afirma Belén Plaza, quien asegura que «esto es mucha alegría, mucha alegría para el municipio».

El reparto del premio ha sido equitativo y ha beneficiado a un amplio espectro de la población. La Comisión de Festejos considera que el dinero ha ido a parar fundamentalmente a «gente del pueblo», lo que multiplica el efecto positivo del premio en la economía local. En un municipio de entre 700 y 800 habitantes, donde las actividades agrícolas marcan el ritmo de vida, una inyección económica de esta magnitud supone un antes y un después.

En La Pola del Gordón, la administración de lotería que vendió los décimos ganadores, la emoción es igualmente palpable. Óscar González, el lotero responsable, confiesa que «sólo me dan ganas de llorar». Es la primera vez que su establecimiento reparte el premio mayor del Sorteo de Navidad, aunque en otras ocasiones han tenido suerte con otros premios del mismo sorteo. La administración devolvió un total de 61 décimos del número 79432, el agraciado con el Gordo.

La provincia de León se ha convertido así en una de las grandes beneficiadas del sorteo de este año, con Villamanín como epicentro de la celebración. El impacto de este premio trasciende lo meramente económico; se trata de un acontecimiento que fortalece los lazos comunitarios y que, sin duda, será recordado durante generaciones en la memoria colectiva de esta pequeña localidad del interior de España.

El contexto socioeconómico de Villamanín hace este premio aún más significativo. Situado en la comarca de Babia, el municipio depende fundamentalmente de la agricultura y la ganadería. Su población, dispersa en numerosas aldeas y caseríos, ha visto cómo el éxodo rural ha ido reduciendo su censo año tras año. Una inyección de capital como esta no solo mejora la economía familiar de muchos hogares, sino que también proyecta un rayo de esperanza para el futuro del territorio.

La tradición de la lotería en pueblos pequeños es un fenómeno arraigado en la cultura española. En localidades como Villamanín, la compra colectiva de décimos a través de asociaciones, peñas o comisiones de festejos es una práctica habitual que refuerza el tejido social. Cuando la suerte sonríe, el premio se convierte en un éxito compartido que une aún más a los vecinos.

El efecto multiplicador del premio será evidente en los próximos meses. Los beneficiarios, muchos de ellos agricultores y ganaderos, podrán invertir en sus explotaciones, mejorar sus viviendas o afrontar gastos pendientes. Además, el consumo local experimentará un repunte notable, beneficiando a comercios y servicios del municipio y de la comarca de Babia.

La repercusión mediática ha puesto a Villamanín en el mapa nacional. Medios de comunicación de todo el país se han hecho eco de la noticia, mostrando imágenes de los vecinos celebrando y entrevistando a los protagonistas. Esta visibilidad puede tener efectos positivos en el turismo rural, atraído por la belleza paisajística de Babia y ahora también por la curiosidad hacia este pueblo afortunado.

El futuro de Villamanín tras este premio luce más prometedor. Los ingresos generados permitirán a muchas familias asegurar su futuro y al municipio contar con vecinos más prósperos. La administración local ya estudia cómo aprovechar este impulso para proyectos de mejora de infraestructuras o servicios que beneficien a toda la comunidad.

La lección de Villamanín es clara: la ilusión y la tradición pueden recompensarse de forma inesperada. La Comisión de Festejos, con su trabajo anónimo y desinteresado, ha logrado que la suerte llegue a casi cada hogar. Este premio no es solo dinero, es una inyección de optimismo para un pueblo que demuestra que la unión hace la fuerza y que los sueños compartidos pueden hacerse realidad.

La historia de Villamanín demuestra cómo la suerte puede sonreír a cualquier rincón, por pequeño que sea. La ilusión de un grupo de vecinos que decidieron probar suerte con un número elegido al azar se ha convertido en una realidad que cambiará vidas. Mientras tanto, la cuenta atrás para la gran fiesta del 27 de agosto continúa, prometiendo ser una celebración inolvidable para todos los habitantes de este municipio leonés que, de repente, se han convertido en los afortunados protagonistas de la Navidad.

Referencias

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