La Lotería de Navidad 2025 ha vuelto a demostrar su capacidad para crear ilusión y repartir fortuna por toda la geografía española. Mientras el premio mayor se llevaba la atención mediática, los cuartos y quintos premios, con su carácter más numeroso, han dejado un rastro de alegría en cientos de municipios, convirtiendo esta tradicional celebración en una experiencia colectiva llena de anécdotas memorables.
Este año, la suerte ha sonreído a dos números con el cuarto premio: el 78477 y el 25508. Cada uno de estos números otorga un total de 200.000 euros por serie, lo que se traduce en 20.000 euros para cada décimo premiado. Al tratarse de cantidades inferiores a los 40.000 euros, los agraciados podrán disfrutar de su premio íntegramente, sin tributación, tal como establece la normativa fiscal española. Esta exención impositiva hace que estos premios sean especialmente valiosos para las familias, ya que reciben la cantidad completa sin deducciones.
Por su parte, los quintos premios han sido más abundantes, con ocho números diferentes: 23112, 60649, 77715, 25412, 61366, 94273, 41716 y 18669. Cada uno de estos números concede 60.000 euros por serie, es decir, 6.000 euros por décimo, manteniendo también la exención impositiva por encontrarse por debajo del umbral establecido. La multiplicidad de estos premios asegura que el impacto del sorteo se extienda por todo el territorio nacional, tocando vidas en los rincones más diversos de España.
Una historia con matices sobrenaturales
Sin duda, la anécdota más llamativa de esta edición ha tenido lugar en el municipio turolense de Andorra, en la provincia de Teruel. La familia Garay, residente en esta localidad aragonesa, ha vivido una experiencia que traspasa lo puramente aleatorio y adquiere tintes casi místicos. Según han relatado a medios locales, la elección del número 23112, que resultó ser uno de los quintos premios, no fue fruto del azar, sino de una percepción especial compartida por varios miembros del clan familiar.
El día previo al sorteo, varios miembros de la familia se encontraban reunidos en casa de la abuela cuando coincidieron en escuchar algo extraordinario. "Escuchamos voces que decían 'Navidad, 12, lunes'", explicó uno de los familiares a Radio La Comarca-Cadena SER. Esta experiencia compartida, lejos de ser desestimada, les llevó a buscar específicamente un número que terminara en 12. Finalmente, todos los miembros de la familia adquirieron décimos del 23112 en la administración local de Andorra. Cuando el número fue cantado como uno de los quintos premios apenas pasadas las 10.30 horas, la emoción fue mayúscula. "Nos ha tocado a todos", celebraron los agraciados, convirtiendo una percepción inexplicable en una realidad tangible de 6.000 euros por cada décimo. Esta historia demuestra cómo la tradición y la creencia en señales pueden entrelazarse con la realidad de formas inesperadas.
El cuarto premio que conquistó Cazorla
El primer cuarto premio, el 78477, fue extraído a las 09.53 horas del sorteo, en el séptimo alambre de la segunda tabla. Este número ha resultado estar muy repartido por diferentes puntos del país, llegando a localidades como Getafe, Badalona, San Lorenzo de El Escorial o la jiennense Cazorla. Sin embargo, ha sido precisamente en esta última localidad donde el premio ha tenido mayor impacto económico y social.
La Administración de Loterías Número 1 de Cazorla, situada en la provincia de Jaén, ha sido la que mayor volumen de ventas ha registrado de este número concreto. María José Yuste, su propietaria, ha confirmado la venta de series equivalentes a 24 millones de euros en premios. Para Yuste, que representa la tercera generación de una administración fundada en 1957 por su abuelo, este éxito tiene un sabor especial y un significado que va más allá de lo económico.
"Año de nieves, año de bienes", ha comentado la lotera, haciendo referencia al proverbio popular que asocia las nevadas con buena fortuna. Lo que más le satisface, sin embargo, es el carácter distribuido del premio. "El premio está muy repartido entre todos los vecinos del municipio y de sus muchas aldeas y núcleos de población diseminados", ha manifestado. Esta dispersión geográfica del premio convierte el éxito en una celebración comunitaria, donde cientos de personas han podido disfrutar de una cantidad significativa que, en muchos casos, llega en el momento perfecto para las familias. La administración, única en el casco urbano de Cazorla, se ha convertido así en epicentro de una alegría compartida que trasciende las fronteras del municipio.
El segundo cuarto premio y su impacto en la costa
El segundo cuarto premio, el número 25508, fue cantado a las 12.36 horas. Al igual que su predecesor, este número ha viajado por diversas provincias, dejando sonrisas en ciudades como Almería, Ourense, Toledo o Madrid. No obstante, el mayor concentrado de suerte se ha registrado en la localidad alicantina de Moraira, en la Marina Alta, un municipio turístico conocido por su belleza costera y su población internacional.
En esta población, se han vendido 105,9 series del número 25508, lo que supone más de 21 millones de euros repartidos entre sus habitantes. La noticia ha generado una oleada de euforia, donde la llegada del premio ha coincidido con la temporada navideña, multiplicando la alegría de los residentes. La repercusión económica para el municipio es notable, ya que una parte significativa de la población ha visto mejorada su situación financiera de cara a las fiestas y al nuevo año.
También en Almería, concretamente en la calle Altamira cercana al centro de la ciudad, los vecinos han celebrado el premio frente a la administración número 15 de la capital. La cercanía del premio ha generado una celebración espontánea en las calles, con abrazos y lágrimas de emoción entre quienes habían confiado en este número. Estas escenas de júbilo colectivo son el reflejo de cómo la lotería navideña sigue siendo un evento que une a las personas y genera momentos de felicidad compartida.
Un reparto geográfico equitativo
La distribución de los cuartos y quintos premios de la Lotería de Navidad 2025 demuestra una vez más el carácter democrático de este sorteo. Desde los pueblos más pequeños de Aragón hasta las grandes ciudades de la costa mediterránea, la suerte no distingue entre territorios ni poblaciones. Cada número premiado representa una historia diferente, una ilusión cumplida o una ayuda inesperada que llega en las fechas más señaladas del año.
La capacidad de estos premios secundarios para generar impacto social es considerable. Mientras el premio mayor suele concentrarse en una o pocas administraciones, los cuartos y quintos premios tienen la particularidad de multiplicarse, tocando a miles de personas simultáneamente. Esta dispersión convierte la celebración en algo colectivo, donde comunidades enteras pueden compartir la alegría de ver cómo su número ha sido agraciado. La sensación de que "la suerte ha tocado cerca" es uno de los elementos más valorados de esta tradición.
El valor de la tradición
Más allá de las cantidades económicas, la Lotería de Navidad representa una tradición centenaria que trasciende lo meramente monetario. Es el ritual de la compra del décimo, la ilusión compartida con familiares y amigos, la escucha atenta de los niños de San Ildefonso cantando los números. Cada año, estas historias se renuevan y se enriquecen con nuevos matices, como la experiencia de la familia Garay o la satisfacción de administraciones históricas como la de Cazorla.
La combinación de azar, tradición y, en ocasiones, elementos que desafían la lógica, convierten el Sorteo Extraordinario de Navidad en un evento único en el calendario español. Los agraciados con cuartos y quintos premios forman parte de este tapiz de historias que, año tras año, tejen el relato colectivo de una sociedad que sigue creyendo en la magia de la suerte y en el poder de la ilusión compartida. La persistencia de esta tradición demuestra que, en un mundo cada vez más digitalizado y rápido, aún queda espacio para la esperanza, la comunidad y la celebración de lo inesperado.