Maruja Torres: una vida sin mordaza en el periodismo

La trayectoria de la periodista barcelonesa que transformó el periodismo español con su pluma comprometida

Maruja Torres (Barcelona, 1943) representa una de las voces más influyentes y comprometidas del periodismo y la literatura española contemporánea. A lo largo de más de cinco décadas, ha cultivado una trayectoria multidimensional que abarca desde artículos de opinión hasta reportajes en conflictos internacionales, pasando por columnas satíricas y narrativa literaria galardonada. Como apunta Mila Ximénez, Torres ha exprimido su profesión hasta el último detalle, dejando una huella indeleble en cada medio que ha tocado y transformando el panorama periodístico femenino en España.

Su compromiso con las causas sociales ha sido constante e inquebrantable. Ya en 1987, cuando la mayoría de los medios españoles mantenían posiciones conservadoras y poco críticas con el statu quo internacional, ella alzaba su voz a favor de Palestina en sus escritos. Esta valentía temprana definió su carácter: directa, sin ambages, pero siempre con la responsabilidad que exige el oficio. "Debes ser consciente de lo que firmas, porque eso es lo que permanece", afirma con contundencia, resumiendo su ética profesional y su compromiso con la verdad.

La infancia de Torres transcurrió bajo la sombra del franquismo, una experiencia que marcó profundamente su deseo irrefrenable de libertad y su necesidad de cuestionar el poder. En aquellos años de cultural estrechez y censura, el cine se convirtió en su refugio intelectual, como reconoce el escritor David Trueba. Muchos periodistas de su generación encontraron en la gran pantalla una compensación a la escasez de oferta cultural de la época. Esta pasión cinematográfica nutrió su sensibilidad narrativa y su capacidad de observación, herramientas que posteriormente aplicaría a su trabajo periodístico.

La figura de Carmen Kurtz resultó decisiva en su formación y despertó su vocación literaria. La novelista, que publicó bajo el nombre de su marido para poder ejercer su profesión en un contexto machista, no solo estimuló su escritura sino que le abrió puertas en un mundo dominado por hombres. Torres le dedicó su Premio Planeta, galardón que Kurtz también había obtenido, un año después de su fallecimiento. Este gesto simboliza la deuda de gratitud hacia quien la impulsó a encontrar su propia voz y a romper barreras de género.

Los inicios profesionales de Torres reflejan la transformación de los medios en la transición española. En Moda y mujer mantuvo una columna diaria que le permitió afilar su pluma, pero fue en la revista Garbo donde experimentó verdadera libertad creativa. De ahí surgió la "Maruja punky", la versión más irreverente, transgresora y crítica de su personalidad periodística. Su talento para la sátira, que el profesor Albert Chillón de la UAB considera innato y único en el panorama español, se forjó en estos años de experimentación y autodescubrimiento.

Tras la muerte de Franco, muchas publicaciones desaparecieron y el panorama mediático se reconfiguró. Torres trabajó en Por favor y Fotogramas, pero rechazó propuestas que vulneraban su dignidad profesional, como una que consistía en "tener relaciones sexuales en diferentes coches y contarlo". Su integridad la llevó a La calle, donde se consolidó como colaboradora imprescindible y desarrolló su estilo más crítico. "Toqué muchas teclas", resume modestamente sobre esta etapa de exploración periodística y búsqueda de su propio lenguaje.

El 23-F marcó un punto de inflexión definitivo en su carrera. Al ver la portada de El País sobre el intento de golpe de Estado, se dijo a sí misma: "Tú deberías estar ahí". Y así lo hizo. Su llegada a Madrid y su incorporación al diario supuso un salto cualitativo en su trayectoria. Inicialmente se centró en cultura, pero pronto necesitó nuevos desafíos. "Quiero ir a una guerra", declaró en repetidas ocasiones, manifestando su ansia por el reportaje de primera línea.

Cuando una promesa de enviarla a una zona de conflicto desde Nueva York no se cumplió, Torres dio un giro radical a su carrera y se unió a Cambio 16. Allí llevó a cabo una de sus investigaciones más arriesgadas: la infiltración en el colectivo gitano para un reportaje que reveló el profundo desconocimiento y discriminación que sufría esta comunidad. Esta experiencia no solo demostró su valentía, sino también su capacidad para sumergirse en realidades ajenas con empatía y rigor, cualidades que la distinguen en el periodismo de investigación.

A lo largo de su trayectoria, Maruja Torres ha demostrado que el periodismo puede ser simultáneamente un oficio y una forma de activismo. Su legado no se limita a los textos escritos, sino que se extiende a la libertad de expresión que defendió cuando aún era un valor en construcción en España. Ha sido una voz incómoda para el poder, pero necesaria para la democracia y la sociedad civil.

Hoy, sus reflexiones sobre la responsabilidad del periodista resultan más pertinentes que nunca. En una era de desinformación y clickbait, su exigencia de rigor y conciencia ética sirve de faro para nuevas generaciones. Torres no solo contó historias; vivió cada una de ellas, desde los platós de cine hasta los conflictos bélicos, desde las redacciones de moda hasta las comunidades marginadas.

Su influencia trasciende lo profesional para convertirse en un referente cultural. La "Maruja punky" que nació en Garbo evolucionó hasta convertirse en una institución del periodismo crítico y comprometido. Ha demostrado que la independencia no es solo una postura, sino una práctica diaria que exige coraje y coherencia, valores que han definido su carrera.

En resumen, Maruja Torres ha construido una carrera basada en la exploración constante, la defensa de causas justas y la búsqueda de la verdad sin concesiones. Su vida profesional es un testimonio de cómo el periodismo, ejercido con pasión y responsabilidad, puede transformar la realidad y dejar una huella perdurable en la sociedad. Su trabajo ha inspirado a generaciones de periodistas, especialmente mujeres, a encontrar su propia voz y a no conformarse con el status quo.

Referencias

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