El próximo 29 de enero, el Palau Sant Jordi de Barcelona se convertirá en el epicentro de una poderosa demostración de solidaridad internacional. La campaña Act X Palestine organizará un macroconcierto cuyo objetivo es doble: recaudar fondos para organizaciones humanitarias que trabajan en Gaza y reivindicar el papel transformador de la cultura como herramienta de concienciación social. La cita, presentada este jueves en la sala Apolo, reunirá a más de veinte artistas de diversos géneros y procedencias en un grito unánime a favor de la paz y la justicia.
El cartel, cuidadosamente diseñado para reflejar la diversidad y la unidad, combina algunos de los nombres más relevantes del panorama musical actual. La urbana Bad Gyal, referente del trap latino en España, compartirá escenario con Oques Grasses, la banda catalana que ha revolucionado el pop-rock independiente. Se suman Morad, una de las voces más potentes del drill español, y Amaia, la artista navarra que ha consolidado su carrera con un estilo intimista y reflexivo.
La presencia de la música de raíz catalana estará garantizada por figuras históricas como Lluís Llach, cuya trayectoria como cantautor y activista le convierte en un símbolo de la resistencia pacífica, y Fermín Muguruza, pionero del rock radical vasco con proyección internacional. La propuesta se enriquece con la experimentación sonora de Yeray Cortés y la estética transgresora de La Zowi, representando las nuevas generaciones de creadores españoles.
Sin embargo, la verdadera esencia del evento reside en su carácter internacionalista. Desde el desierto de Mali llegarán Tinariwen, la legendaria banda tuareg que ha llevado su mensaje de resistencia a los escenarios más prestigiosos del mundo. De Francia viajará Zaho de Sagazan, consolidando el puente europeo de solidaridad. Pero el componente más emotivo será la participación de artistas palestinas como la cantante Zeyne y la compositora Lina Makoul, cuyas voces directas desde la diáspora aportarán la perspectiva más auténtica y necesaria.
Durante el acto de presentación, Nora Miralles, portavoz de la campaña, definió el concierto como 'un grito colectivo que reivindica el papel de la cultura para entender la situación de Palestina'. Esta declaración cobra especial relevancia cuando se escucha la voz de los propios afectados. Un representante de la Palestinian Performing Arts Network (PPAN) intervino por videollamada desde Gaza para transmitir un mensaje conmovedor: 'El arte, la alegría, el amor y la vida son nuestra forma de resistencia. Lo que necesitamos es esperanza, justicia y paz para nuestro futuro'.
El compromiso con la causa trasciende el ámbito musical. El entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, ha confirmado su asistencia personal al evento, aportando su prestigio internacional a una causa que le es cercana. De igual manera, el actor Eduard Fernández, una de las voces más respetadas del cine español, respalda públicamente la iniciativa, demostrando que la solidaridad no conoce fronteras profesionales.
La organización ha pensado en todas las formas de participación. Las entradas se pondrán a la venta este viernes a las 10:00 horas en la web oficial actxpalestine.com/concert, con un rango de precios accesible que va de los 25 a los 45 euros. Conscientes de que no todos podrán acudir, se ha habilitado una fila cero que permitirá realizar donativos directos a las organizaciones beneficiarias.
La elección de Barcelona como sede no es casual. La campaña Act X Palestine, impulsada mayoritariamente por entidades palestinas pero con amplia participación local, considera a la ciudad condal como el 'epicentro' ideal por su 'histórico compromiso con las causas de justicia global', según explicó Miralles. Este concierto representa la culminación de una intensa agenda de activismo que ha incluido más de cien conciertos en salas y espacios culturales de toda Cataluña durante los últimos meses.
Las organizaciones beneficiarias del concierto son cuidadosamente seleccionadas por su trabajo directo en terreno. La Palestinian Performing Arts Network (PPAN) lidera la distribución de recursos, garantizando que los fondos lleguen a proyectos de ayuda humanitaria efectiva en Gaza. Esta red de artistas y gestores culturales palestinos ha demostrado una capacidad excepcional para mantener vivas las expresiones artísticas incluso en contextos de conflicto, convirtiendo la creatividad en un acto de supervivencia.
El concepto de boicot cultural, defendido por la plataforma, se enmarca dentro del movimiento internacional BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones), que busca presionar económica y políticamente a través de la desinversión y el boicot cultural. Act X Palestine ha adaptado esta estrategia al contexto catalán, creando una red de apoyo que incluye no solo artistas, sino también sindicatos, entidades académicas y colectivos vecinales.
La respuesta del público catalán ha sido masiva desde el inicio. Los más de cien conciertos previos, celebrados en locales como la Sala Apolo, Razzmatazz y centros cívicos de barrio, han agotado entradas de forma reiterada. Esta acogida demuestra una sensibilidad social arraigada en el territorio, donde la cultura siempre ha sido un vehículo de protesta y reivindicación.
Para el 29 de enero, los organizadores esperan llenar las 17.000 butacas del Palau Sant Jordi. La logística del evento incluye medidas de seguridad reforzadas, puntos de información sobre la situación en Palestina, y una zona de merchandising solidario cuyos beneficios también se destinarán a la causa. Además, se proyectarán vídeos testimoniales de artistas y civiles palestinos durante los cambios de escenario.
El impacto mediático previsto es considerable. Con nombres como Bad Gyal, que acumula millones de reproducciones en plataformas digitales, el evento trascenderá las fronteras del activismo tradicional para llegar a audiencias jóvenes que consumen música urbana. Esta estrategia de intergeneracionalidad e interculturalidad es precisamente una de las claves del éxito de Act X Palestine.
Más allá del concierto, la campaña tiene previsto mantener su actividad con nuevas publicaciones, exposiciones de arte palestino en galerías barcelonesas, y una gira por otros puntos de España. La idea es que Barcelona sirva no como punto final, sino como punto de partida de una red estatal de apoyo sostenido.
En un contexto geopolítico complejo, donde la información sobre Gaza a menudo se ve filtrada o tergiversada, iniciativas como esta adquieren una importancia vital. No solo recaudan fondos, sino que humanizan el conflicto a través del arte, ponen rostros y voces a las estadísticas, y construyen puentes de empatía que trascienden las diferencias culturales.
El 29 de enero, por tanto, no será solo una noche de música. Será una declaración de principios, una muestra de que la solidaridad internacional sigue viva y que la cultura puede ser, efectivamente, una forma de resistencia pacífica pero poderosa. Entre canciones y discursos, entre bailes y llamadas a la acción, Barcelona gritará por Palestina.