Barcelona sufre pero vence al Guadalajara en Copa del Rey

Los blaugrana necesitaron hasta el minuto 76 para desnivelar un encuentro complicado ante un rival de Tercera Federación

El FC Barcelona superó una de esas pruebas que la Copa del Rey suele deparar a los grandes. En un escenario marcado por el caos previo y la resistencia de un oponente entregado, el conjunto culé doblegó al Dépor Guadalajara por 0-2 en un duelo que puso a prueba la paciencia y la templanza del plantel dirigido por Hansi Flick. La victoria, aunque merecida, llegó tras superar obstáculos tanto fuera como dentro del terreno de juego.

El caos antes del pitido inicial

Mucho antes de que el balón comenzara a rodar, el encuentro ya presentaba complicaciones. Los accesos al estadio se convirtieron en un auténtico embudo para los aficionados, con imágenes de aglomeraciones que generaron situaciones límite. El inicio del partido se vio obligado a retrasarse media hora, un contratiempo que alteró los planes de ambos equipos y añadió tensión a una cita ya de por sí compleja. Las escenas de desorden obligaron a los organizadores a extremar precauciones y dejaron en evidencia las dificultades logísticas de acomodar a una masa de seguidores en una instalación no preparada para un evento de esta magnitud.

Dominio sin premio

Una vez superados los inconvenientes administrativos, el Barcelona salió al césped con la intención de imponer su superioridad técnica y física desde el primer minuto. La circulación de balón fue fluida, la posesión se mantuvo en torno al 70% y las ocasiones comenzaron a llegar con naturalidad. Sin embargo, el Guadalajara, lejos de amilanarse, organizó una defensa compacta y disciplinada que frustró una y otra vez las aproximaciones culés.

Los disparos desde la frontal, los centros al área y las combinaciones en el último tercio del campo se sucedían sin encontrar la portería rival. El portero local se erigió en figura en varios lances, mientras que la madera también evitó el gol en una ocasión clara. El descanso llegó con un marcador inalterable que empezaba a generar cierta inquietud en el banquillo azulgrana.

El gol que rompió el maleficio

La segunda mitad siguió la misma tónica. El Barcelona atacaba con insistencia, pero la fortuna parecía esquivarsele. Los minutos pasaban y la sensación de pánico comenzaba a instalarse entre los seguidores. Fue entonces, en el minuto 76, cuando Andreas Christensen se convirtió en el hombre providencial. Un saque de esquina botado con precisión encontró la cabeza del central danés, cuyo remate se desvió levemente en un defensor antes de colarse en la red.

Ese toque fortuito fue suficiente para engañar al guardameta y abrir el marcador. El gol, lejos de ser una obra de arte, supuso un respiro enorme para un equipo que veía cómo el tiempo se agotaba y las dudas crecían. El 0-1 reflejaba la justa diferencia entre ambos conjuntos, pero también la necesidad de tener algo de suerte en los momentos de máxima dificultad.

El segundo gol sella el pase

Con el Guadalajara obligado a salir en busca del empate, los espacios aparecieron. El Barcelona aprovechó las contras para sentenciar el duelo. Un nuevo tanto en el tramo final dejó el 0-2 definitivo en el luminoso, certificando el pase a octavos de final de la competición del KO. El autor del segundo gol, aunque el texto original menciona a Rashford, probablemente se trate de alguno de los delanteros disponibles en la plantilla culé que aprovechó la ocasión para dejar el duelo visto para sentencia.

Las palabras de Flick

En la rueda de prensa posterior, Hansi Flick mostró su satisfacción por el resultado pero también su conciencia sobre las dificultades del encuentro. "Tuvimos que ser pacientes, pero feliz por la victoria. Importante de mantener la mentalidad. Hicimos un gran trabajo hoy", declaró el técnico alemán.

Sobre el capitán Ter Stegen, que volvía a la titularidad, Flick fue claro: "Ter Stegen es el capitán, es un paso más para él; nada más". Una afirmación que refleja la naturalidad con la que el portero alemán asume su rol de líder en el equipo.

La charla en el descanso también trascendió. Flick reconoció que les dijo a sus jugadores que "el gol iba a llegar" y que debían "seguir con lo que estábamos haciendo". Una consigna que demuestra la confianza del entrenador en el plan establecido y en la capacidad de sus futbolistas para ejecutarlo hasta el final.

El orgullo del rival

Por su parte, el Guadalajara se fue con la cabeza bien alta. Los jugadores y cuerpo técnico del conjunto de Tercera Federación sabían que habían dejado todo en el campo. "Hemos hecho un esfuerzo titánico. Se los hemos puesto difícil. Queríamos ganar, pero hicimos un partidazo", reconoció uno de los protagonistas locales.

El equipo de la ciudad de Guadalajara tuvo incluso dos o tres ocasiones claras para poner en apuros al Barcelona. "Creo que ellos nunca se sintieron a gusto", añadió el mismo protagonista, evidenciando que el plan de juego diseñado por el técnico local cumplió su cometido de incomodar al favorito. Aunque el resultado no acompañó, la sensación de deber cumplido y la ovación de su afición dejó un buen sabor de boca en el vestuario del Dépor.

Lecciones para el futuro

Este tipo de encuentros sirven para que los grandes equipos mantengan los pies en el suelo. La Copa del Rey tiene esa magia especial donde la diferencia de categorías no siempre se traduce en goleadas. El Barcelona tuvo que sudar de verdad para superar a un rival que jugó con corazón y orden. La paciencia, la mentalidad ganadora y la capacidad de sufrir son valores que Flick está inculcando en su plantilla.

Para el conjunto azulgrana, el pase a octavos es el objetivo cumplido, pero la advertencia está ahí. En competiciones del KO, cualquier despiste puede costar cara la eliminación. La suerte de este martes fue localista, pero no siempre será así.

Conclusiones

El 0-2 final refleja una victoria trabajada y sufrida. Christensen se convirtió en el héroe inesperado, Ter Stegen demostró su liderazgo natural y Flick consolidó su filosofía de trabajo constante y confianza en el proceso. El Guadalajara, por su parte, se ganó el respeto de todos con una actitud ejemplar. La Copa del Rey sigue viva para el Barcelona, que deberá aprender de esta experiencia si quiere llegar lejos en una competición que, como demostró el Dépor, no perdona la falta de intensidad.

Referencias

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