Bryan Zaragoza: el talento que no despega en el Celta de Vigo

El extremo malagueño, cedido en Vigo, no ha cumplido las expectativas y su futuro en Balaídos parece comprometido pese a su buena actitud

El acuerdo de cesión de Bryan Zaragoza al Celta de Vigo contempla opciones de compra que podrían ejecutarse al término de la presente temporada, pero en el seno del club vigués nadie da por hecho que el futbolista continuará vistiendo la elástica celeste la próxima campaña. El contrato establece condiciones claras: si el conjunto gallego finaliza en la mitad superior de la tabla y el jugador participa en más del 60% de los minutos totales, la operación se haría efectiva de manera automática. Sin embargo, las proyecciones internas no contemplan ese escenario. Vigo se perfila como una estación más en una trayectoria profesional marcada por la inestabilidad y las promesas incumplidas. Una nueva decepción para una entidad que apostó por él como un refuerzo de calibre europeo y otro revés para un futbolista que no acaba de encontrar su sitio en el fútbol de élite.

La apuesta de Marco Garcés, director deportivo del Celta, respondía a una lógica deportiva y económica. El club, atravesando serias dificultades financieras, necesitaba incorporar talento contrastado sin desembolsos millonarios. Zaragoza, con su condición de internacional absoluto y su desborde desequilibrante, encajaba en el perfil idóneo para elevar el nivel ofensivo. Su historial muestra picos de rendimiento excepcionales, aunque también temporadas en las que su impacto se diluía por completo. La incógnita residía en qué versión verían en Galicia. Desgraciadamente para los intereses celestes, ha predominado la faceta más discreta del extremo.

Desde su llegada a Balaídos, el malagueño ha exhibido una versión menor de sus capacidades. La ausencia de goles resulta especialmente llamativa en un futbolista cuya posición en banda exige aportación ofensiva constante. Los números son contundentes: cero tantos en su casillero pese a las ocasiones generadas. Esta carencia contrasta con las expectativas generadas en su día. En el club, sin embargo, no se cuestiona su compromiso. La actitud del jugador ha sido intachable desde el primer entrenamiento. Aunque su carácter extrovertido y parlanchín pueda generar cierta polémica en los medios, su integración en el vestuario ha sido fluida y natural. Compañeros y cuerpo técnico le definen como un chico de trato sencillo, cercano, con sentido del humor y humildad. Viven cerca de la playa, lo que le ha permitido adaptarse rápidamente al entorno vigués, aunque también le caracteriza una cierta tendencia al despiste.

Claudio Giráldez, técnico del primer equipo, identificó rápidamente las carencias tácticas del futbolista. El entrenador ha diseñado un plan de trabajo específico basado en análisis de vídeo para potenciar su comprensión del juego colectivo. Esta iniciativa responde a una realidad evidente: el desborde individual y la velocidad constituyen sus principales armas, pero la lectura de espacios y la toma de decisiones estratégicas no figuran entre sus fortalezas naturales. En un sistema de juego elaborado como el del Celta, donde la coordinación colectiva es fundamental, esta limitación se magnifica. El extremo lo intenta, se esfuerza por aplicar las indicaciones, y en determinados momentos se vislumbran destellos de su calidad. No obstante, su tendencia al desorden en el juego y su escasa efectividad de cara a la portería han configurado una combinación nefasta para el éxito del proyecto.

Con apenas 24 años, Zaragoza acumula ya un currículo lleno de experiencias contrastadas. Su explosión meteórica en el Granada, protagonizada por un partido memorable contra el Barcelona, desencadenó una reacción en cadena que quizá resultó prematura. Aquel rendimiento descomunal le catapultó a la selección española y despertó el interés del Bayern de Múnich, dos escenarios donde posteriormente no logró consolidarse. Probablemente porque su nivel real aún no alcanzaba esa dimensión. La prisa por colocarle en el escaparate de élite le llevó a saltos que su desarrollo no había asimilado del todo.

En la presente temporada, ocupa la décima posición en el ranking de minutos jugados bajo las órdenes de Giráldez. Ha repartido tres asistencias, un dato modesto pero positivo, aunque la sequía goleadora persiste sin visos de solución. Su participación es intermitente, sin el peso específico que se esperaba de un futbolista de su cartel. Los partidos pasan y la sensación generalizada es que el Celta no ha encontrado en él la solución a sus necesidades ofensivas.

El futuro inmediato de Bryan Zaragoza pinta complicado. Cuando finalice la temporada, lo más probable es que regrese a su club de origen o inicie una nueva cesión en otro equipo. Vigo se convertirá en una anécdota más, una parada transitada sin pena ni gloria. La pregunta que surge es si su carrera seguirá este patrón errante o si, por el contrario, logrará encontrar un proyecto donde explotar su talento con continuidad. El potencial sigue ahí, latente, pero necesita estabilidad y un contexto que potencie sus virtudes sin exponer sus carencias. De momento, el extremo malagueño sigue sin despegar, y el tiempo empieza a jugar en su contra.

Referencias

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