Brunson anota 35 puntos y lleva a Knicks a semifinales de la Copa NBA

Los neoyorquinos derrotan 117-101 a Toronto pese a las bajas de Barrett y Quickley; se enfrentarán al Orlando Magic el sábado por un lugar en la final de Las Vegas

Los New York Knicks aseguraron su presencia en las semifinales de la Conferencia Este de la Copa de la NBA tras imponerse con claridad a los Toronto Raptors por un marcador de 117-101 en un encuentro disputado en la cancha canadiense. La figura indiscutible de la noche fue Jalen Brunson, quien firmó una exhibición ofensiva de primer nivel al anotar 35 puntos, liderando el ataque neoyorquino en un momento clave de la competición.

El base estrella de los Knicks demostró una vez más por qué es considerado uno de los líderes más valiosos de la franquicia, gestionando el ritmo del partido con maestría y asumiendo responsabilidades cuando su equipo más lo necesitaba. Su actuación resultó determinante para desmantelar una defensa de los Raptors que, pese a sus esfuerzos, no encontró respuestas para frenar el ímpetu ofensivo de los visitantes. Brunson combinó su capacidad anotadora con una visión de juego excepcional, creando oportunidades para sus compañeros y manteniendo la calma en los momentos de presión.

Acompañando a Brunson en la dirección del juego, Karl-Anthony Towns aportó un doble-doble de 14 puntos y 16 rebotes, demostrando su dominio en la pintura y su capacidad para influir en ambos lados de la cancha. La presencia del centro se hizo notar especialmente en la lucha por los tableros, donde los Knicks establecieron una superioridad evidente que limitó las segundas oportunidades de los locales. La química entre Brunson y Towns se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del éxito reciente de la franquicia, y este partido fue otro ejemplo de cómo ambos se complementan a la perfección.

El banquillo neoyorquino también tuvo su protagonismo, con aportaciones valiosas de jugadores como Josh Hart y Miles McBride, quienes aportaron energía defensiva y puntos clave en momentos de transición. Esta profundidad de plantilla ha sido una de las claves de la temporada para los Knicks, permitiendo al entrenador Tom Thibodeau mantener un ritmo alto durante los 48 minutos sin depender exclusivamente de sus estrellas.

Por su parte, los Raptors llegaban a este compromiso con el cartel de invictos en la Copa de la NBA esta temporada, pero las circunstancias no les favorecieron. El conjunto canadiense tuvo que hacer frente a la ausencia de dos de sus titulares habituales, RJ Barrett e Immanuel Quickley, además de la baja de Jamison Battle, un pieza importante en la rotación del banquillo. Estas ausencias mermaron significativamente el potencial ofensivo de los Raptors, quienes vieron cómo su banco de suplentes no podía compensar la falta de talento titular.

El inicio del encuentro pintaba un escenario diferente. Los Raptors salieron enérgicos al parquet del Scotiabank Arena, cumpliendo con el guión que su entrenador Darko Rajakovic había trazado. Con Scottie Barnes liderando el ataque, los locales consiguieron imponer su ritmo en los primeros minutos, cerrando el primer cuarto con una ventaja de 39-35. Barnes mostraba una efectividad notable, anotando 17 puntos en esos primeros doce minutos y transmitiendo una sensación de control al equipo canadiense. La defensa de los Knicks parecía incomoda ante el dinamismo de Barnes, quien atacaba el aro con decisión y también distribuía el balón con acierto.

Sin embargo, el panorama cambió radicalmente en el segundo periodo. La defensa de los Knicks elevó su intensidad de manera exponencial, ejecutando un plan de juego que neutralizó por completo a Barnes. El alero estrella de los Raptors apenas pudo sumar dos puntos en este cuarto, evidenciando el bloqueo defensivo neoyorquino. Sin su referente ofensivo, el ataque de Toronto se desplomó, anotando únicamente 13 puntos en todo el segundo cuarto. La presión defensiva de los Knicks forzó pérdidas de balón, mala selección de tiros y una precipitación que Rajakovic no pudo corregir desde el banquillo.

Mientras tanto, los Knicks funcionaban como un reloj suizo en ataque. Los de Nueva York sumaron 34 puntos en el mismo período, gracias a la dirección de Brunson y al acierto de sus tiradores externos. Esta diferencial de 21 puntos en un solo cuarto resultó demoledora para las aspiraciones de los Raptors. Al descanso, el marcador reflejaba un contundente 79-52 a favor de los visitantes, una distancia que ya parecía insalvable. La capacidad de los Knicks para ajustar su defensa y ejecutar a la perfección el plan establecido por Thibodeau demostró la madurez de un equipo con aspiraciones de contender.

La segunda mitad se convirtió en un ejercicio de gestión para los Knicks. Aunque los Raptors intentaron reaccionar, liderados por el esfuerzo de Jamal Shead, quien anotó 18 puntos estableciendo su mejor marca personal en la liga, la diferencia era demasiado amplia. Shead demostró carácter y determinación, aprovechando los minutos de mayor responsabilidad por las bajas de sus compañeros, pero careció del apoyo necesario para generar una remontada creíble. Su actuación, sin embargo, no pasó desapercibida y podría significarle más minutos en futuros compromisos.

Scottie Barnes, por su parte, intentó reencontrarse con su juego, pero la defensa de los Knicks mantuvo su presión, evitando que el líder de los Raptors volviera a brillar como en el inicio. Al final del tercer cuarto, los neoyorquinos seguían manteniendo una cómoda ventaja de 94-79, dejando los últimos doce minutos como un mero trámite. La falta de profundidad en el banquillo de Toronto se hizo aún más evidente, mientras que los Knicks podían permitirse descansar a sus estrellas sin perder calidad en la pista.

El último periodo sirvió para que ambos entrenadores rotaran sus banquillos y dieran minutos a jugadores menos habituales. Los Raptors, ya con la mente puesta en la temporada regular, no forzaron a sus titulares. Por su parte, los Knicks aprovecharon para afinar detalles de cara al crucial encuentro que les espera en Las Vegas. La gestión de minutos de Thibodeau fue impecable, asegurando que sus jugadores clave llegaran frescos al duelo del sábado.

Con este triunfo, los Knicks no solo avanzan en la Copa de la NBA, sino que también prolongan una racha dominante sobre los Raptors que ya alcanza las diez victorias consecutivas. Esta supremacía histórica refleja el dominio que la franquicia neoyorquina ha ejercido sobre su rival de la división Atlántico en los últimos enfrentamientos. Cada victoria sobre Toronto refuerza la confianza de los Knicks y genera una dinámica psicológica favorable de cara a futuros duelos.

El premio por esta victoria es un billete directo a Las Vegas, donde el próximo sábado los Knicks se medirán a los Orlando Magic en las semifinales de conferencia. El ganador de ese duelo asegurará su presencia en la gran final de la Copa de la NBA, programada para el 16 de diciembre. Los Magic llegarán como uno de los equipos más en forma de la competición, prometiendo un enfrentamiento de máxima exigencia para los de Nueva York. El duelo entre Brunson y la joven estrella de Orlando, Paolo Banchero, se presenta como uno de los atractivos principales del fin de semana.

El sistema de competición de la Copa de la NBA ha añadido un componente de emoción extra a la temporada regular, y los Knicks han demostrado estar preparados para el desafío. La combinación del liderazgo de Brunson, la versatilidad de Towns y la profundidad de su plantilla los convierte en serios candidatos al título inaugural de esta edición. La experiencia adquirida en series de playoffs en temporadas anteriores está resultando invaluable en estos partidos de eliminación directa.

Para los Raptors, la derrota sirve como una lección sobre la importancia de mantener la plantilla sana en momentos decisivos. Las lesiones de Barrett y Quickley, sumadas a la ausencia de Battle, dejaron al equipo sin opciones reales de competir al más alto nivel. Ahora, el foco estará en recuperar a sus titulares y preparar la siguiente fase de la temporada regular, donde tendrán que luchar por una mejor posición en la tabla de la Conferencia Este.

El rendimiento de Jamal Shead, a pesar de la derrota, ofrece un motivo de esperanza para la afición de Toronto. El joven base mostró potencial y capacidad de anotar ante una defensa de elite, algo que podría ser valioso para el futuro del equipo. Su desarrollo será clave para unos Raptors que necesitan fortalecer su rotación de base.

Mientras tanto, en el bando neoyorquino, la confianza vuela alto. La química entre Brunson y Towns parece consolidarse partido a partido, y el rol de los jugadores del banquillo está quedando claramente definido. La experiencia de haber competido en playoffs en temporadas anteriores se está haciendo visible en este tipo de compromisos de eliminación directa. Jugadores veteranos como Donte DiVincenzo y Mitchell Robinson aportan la solidez defensiva necesaria para complementar el ataque estelar.

El entrenador de los Knicks, Tom Thibodeau, tendrá varios días para preparar el plan de juego contra unos Magic que cuentan con jóvenes estrellas como Paolo Banchero y Franz Wagner. La clave para los neoyorquinos estará en mantener la intensidad defensiva que les permitió despegarse en el segundo cuarto contra los Raptors, y en que Brunson continúe con su nivel de liderazgo ofensivo. Thibodeau deberá decidir si mantiene la misma rotación o introduce variantes para contrarrestar el juego interior de Orlando.

La Copa de la NBA representa una oportunidad única de conseguir un trofeo fuera de los playoffs tradicionales, y para una franquicia histórica como los Knicks, que busca regresar a la cima del baloncesto, cada victoria en esta competición tiene un valor especial. La afición neoyorquina ya sueña con ver a su equipo levantando el primer título de la Copa en la historia de la franquicia, algo que supondría un hito importante en la era Brunson.

El camino continúa en Las Vegas, la ciudad del entretenimiento y del baloncesto espectacular. Allí, los Knicks tendrán que demostrar que su actuación en Toronto no fue un hecho aislado, sino la confirmación de que son un equipo capaz de competir por títulos. El reto será mayúsculo, pero con Jalen Brunson enrachado y una plantilla comprometida, las opciones son más que reales. La experiencia de jugar en un escenario neutral como Las Vegas también será un factor a considerar, ya que elimina la ventaja de jugar en casa.

La victoria sobre los Raptors no solo representa un paso más en la Copa, sino que también envía un mensaje al resto de la liga: los Knicks están en serio, tienen un líder indiscutible y una ambición clara. La temporada regular continúa, pero los ojos de Nueva York ya están puestos en Las Vegas y en la posibilidad de conquistar un nuevo trofeo para la franquicia. El legado de esta generación de jugadores empieza a construirse con victorias como esta, donde el talento individual se combina con un trabajo en equipo excepcional.

Referencias

Contenido Similar