Mujer iraní en riesgo de ejecución por no pagar 'dinero de sangre'

Goli Koujan, víctima de matrimonio infantil y abuso, enfrenta la pena capital si su familia no reúne 100.000 euros según la ley iraní.

En el noreste de Irán, una joven llamada Goli Koujan enfrenta una sentencia de muerte que podría ejecutarse en cuestión de semanas. Su crimen, según el sistema judicial iraní, fue matar a su marido. Pero detrás de esa acusación se esconde una historia de abuso, matrimonio forzado y una legislación que ignora las circunstancias que llevaron al acto. Para evitar la ejecución, su familia debe reunir 100.000 euros —una cifra conocida como “dinero de sangre”—, una práctica legalizada en Irán que permite a la familia de la víctima aceptar una compensación económica en lugar de la pena capital.

Goli creció en una comunidad baluche, una minoría étnica históricamente marginada en Irán. Nunca fue registrada oficialmente, ni tuvo documentos de identidad, algo común entre muchos jóvenes de su entorno. A los 12 años, fue obligada a casarse con su primo, y un año después dio a luz a su primer hijo sin asistencia médica. Durante años, sufrió violencia física y psicológica, sin posibilidad de escapar ni de divorciarse. A los 18, fue detenida tras el fallecimiento de su esposo, y condenada a muerte.

El caso de Goli no es aislado. En Irán, la edad mínima legal para casarse es de 13 años, aunque con la autorización de un tutor o juez puede reducirse aún más. Muchas familias optan por celebrar bodas religiosas en secreto cuando las niñas aún son menores, y luego regularizan el matrimonio cuando cumplen la edad mínima. Esta práctica, aunque ilegal en su forma más temprana, es tolerada y, en muchos casos, ignorada por las autoridades.

Según testimonios recogidos por el Centro de Derechos Humanos en Irán (CHRI), Goli intentó escapar en una ocasión para pedir ayuda a sus padres. Sin embargo, su padre la obligó a regresar, diciéndole: “Tú saliste de casa vestida de blanco y solo volverás con el sudario”. Esta frase, cargada de simbolismo, refleja la presión social y familiar que muchas mujeres enfrentan en contextos donde el honor familiar se prioriza sobre la vida y la libertad de la mujer.

El día del incidente, Goli vio a su marido golpear brutalmente a su hijo de cinco años. Desesperada, llamó a su primo para pedir ayuda. En medio de una pelea entre los hombres, su esposo murió. Aunque Goli afirma que fue un accidente, las autoridades la arrestaron junto a su primo, y ambos fueron condenados a muerte. Las organizaciones de derechos humanos denuncian que el sistema judicial iraní no considera las circunstancias atenuantes, como el abuso prolongado, la violencia doméstica o la protección de los hijos.

Bahar Ghandehari, directora del CHRI, señala que Irán es cómplice de estos crímenes estructurales, ya que no toma medidas efectivas para erradicar el matrimonio infantil ni para proteger a las mujeres de la violencia doméstica. “Las niñas son obligadas a casarse a los 13 años o incluso antes, sometidas a décadas de palizas y violaciones, sin posibilidad real de divorcio ni de escapar. Muchas son asesinadas por sus familiares si lo intentan”, denuncia.

El concepto de “dinero de sangre” —conocido en árabe como “diya”— tiene raíces en el derecho islámico y se aplica en varios países musulmanes. En Irán, esta práctica permite que la familia de la víctima acepte una compensación económica en lugar de exigir la ejecución del acusado. Sin embargo, en casos como el de Goli, esta opción se convierte en una sentencia de muerte si la familia no puede pagar. No se considera la situación de vulnerabilidad de la acusada, ni el contexto de violencia que la llevó a actuar.

La comunidad internacional ha expresado su preocupación por el caso de Goli Koujan. Activistas y organizaciones de derechos humanos han lanzado campañas para exigir su liberación y para que se revise su sentencia bajo una perspectiva de justicia restaurativa, no punitiva. Sin embargo, el gobierno iraní ha mantenido una postura inflexible, reafirmando que la ley debe aplicarse tal como está escrita, sin considerar las circunstancias sociales o personales.

Este caso pone de manifiesto las contradicciones profundas en el sistema legal iraní, donde las leyes que deberían proteger a las mujeres y niñas se convierten en instrumentos de opresión. El matrimonio infantil, la violencia doméstica y la falta de acceso a justicia son problemas sistémicos que afectan a miles de mujeres en Irán. Goli Koujan no es una excepción, sino un símbolo de una realidad que muchas viven en silencio.

Mientras su familia intenta reunir los 100.000 euros, Goli espera en el corredor de la muerte, condenada por un sistema que no reconoce su sufrimiento. Su historia es un llamado urgente a la comunidad internacional para exigir reformas legales, proteger los derechos de las mujeres y poner fin a prácticas como el matrimonio infantil y el “dinero de sangre” como herramienta de justicia.

La vida de Goli Koujan está en juego. Y con ella, la dignidad de todas las mujeres que, como ella, han sido silenciadas, castigadas y condenadas por un sistema que no las ve como personas, sino como objetos de honor, propiedad o venganza.

Referencias