La paciencia de Paola Olmedo ha llegado a su límite. La conocida manicurista y empresaria, quien fuera esposa de José María Almoguera, ha decidido alzar la voz ante la interminable espera por la firma definitiva de su divorcio. A pesar de que anunciaron su separación en marzo de 2024, nueve meses después la pareja continúa legalmente casada, una situación que ha generado una profunda molestia en la exnuera de Carmen Borrego.
El matrimonio, que duró casi dos años y produjo un hijo en común, parecía haber llegado a un acuerdo amistoso cuando comunicaron su decisión de poner fin a su relación. Sin embargo, el trámite legal nunca se completó, dejando a ambas partes en un limbo jurídico y emocional que ahora estalla en el ámbito público. Paola, quien siempre se ha caracterizado por su discreción al hablar de su vida privada, ha cambiado radicalmente de actitud ante lo que considera una falta de respeto.
En declaraciones recientes a los reporteros de Europa Press, la empresaria ha dejado claro su estado de ánimo: "Dolida no, estoy enfadada". Esta contundente afirmación refleja el cansancio acumulado durante meses de silencio y espera. La manicurista no entiende los retrasos constantes y ha decidido dejar de lado la prudencia que hasta ahora la había definido para exigir una resolución inmediata al asunto.
El problema, según ha explicado Paola en varias ocasiones, radica en la gestión del lado de su expareja. Ya en noviembre de 2024, la empresaria se mostraba visiblemente cansada de las especulaciones que sugerían que era ella quien bloqueaba el proceso. "El tema del divorcio está parado y todo depende de los abogados de José María", aclaró entonces. La falta de comunicación entre los letrados del colaborador televisivo ha sido el principal obstáculo, generando una parálisis burocrática que parece no tener fin.
La situación se ha prolongado tanto que incluso en diciembre Paola seguía justificando la demora con excusas administrativas. "Son cosas de burocracia y ya está. Cositas que nos faltan. También por falta de tiempo muchas veces, no hay nada en especial", comentó en un intento por mantener la compostura. Pero su paciencia finalmente se ha agotado, y el 18 de diciembre ha sido el día en que ha decidido poner las cartas sobre la mesa.
La empresaria ha calificado las actitudes de su expareja como "juegos de niñatadas", expresión que denota su frustración ante lo que percibe como una falta de madurez y seriedad en un asunto tan importante. Para Paola, es fundamental "dejar las cosas claras" y poner fin a una situación que considera injusta y perjudicial para ambas partes, especialmente pensando en el bienestar de su hijo.
Los rumores no han tardado en aparecer. La prensa del corazón especula con que José María Almoguera estaría retrasando la firma para evitar contraer un nuevo matrimonio con su actual pareja, conocida como "María La Jerezana". Ante estas hipótesis, Paola prefiere no inmiscuirse: "Él sabrá". Lo que sí deja meridianamente claro es que ella ya ha firmado todos los documentos necesarios y que la pelota está en el tejado de su expareja.
La relación entre la empresaria y la familia Campos Borrego también ha estado bajo la lupa. Recientemente, se ha producido un enfrentamiento público entre José María y su prima, Alejandra Rubio, hija de Terelu Campos. Aunque Paola asegura no tener "ni idea" de los detalles de esa disputa, muestra su apoyo tácito a la joven: "A mí sí me cae bien, no tengo nada en contra de ella". Esta declaración sitúa a la manicurista en una posición neutral pero amistosa hacia el clan televisivo.
El próximo 19 de diciembre, Paola Olmedo sentará en el plató de '¡De Viernes!' para ofrecer más detalles sobre este conflicto. La expectación es máxima, ya que la empresaria ha prometido revelar nuevos datos sobre las razones que mantienen a José María sin firmar los papeles del divorcio. Esta entrevista podría ser el punto de inflexión que necesita el proceso para desbloquearse.
La situación de Paola Olmedo refleja una realidad común en muchas separaciones: la burocracia y los intereses particulares pueden convertir un proceso ya de por sí doloroso en una pesadilla prolongada. Su decisión de hablar abiertamente demuestra un cambio de estrategia, pasando de la discreción a la transparencia como herramienta de presión. La empresaria quiere cerrar este capítulo de su vida y necesita la cooperación de su expareja para lograrlo.
El caso también pone de manifiesto las complejidades de las rupturas en el ámbito de la farándula, donde la presión mediática y los intereses profesionales complican aún más las negociaciones personales. Paola, aunque no es una figura pública por profesión, se ha visto inmersa en esta dinámica por su relación con la familia Campos Borrego, una de las más mediáticas de España.
Mientras tanto, el reloj sigue corriendo y el divorcio sigue sin firmarse. La frustración de Paola es comprensible: nueve meses es un tiempo considerable para resolver un asunto que ambas partes, supuestamente, querían cerrar rápidamente. La espera no solo afecta su vida personal, sino también su tranquilidad emocional y su capacidad para planificar su futuro.
La entrevista en '¡De Viernes!' será una oportunidad para que la empresaria cuente su versión sin filtros y, posiblemente, acelere un proceso que debería haberse resuelto hace mucho tiempo. La pregunta que muchos se hacen es si esta presión pública conseguirá que José María Almoguera tome finalmente las decisiones necesarias para poner punto y final a este capítulo.
Por ahora, Paola Olmedo sigue casada, pero su paciencia se ha agotado por completo. Su mensaje es claro: quiere claridad, quiere responsabilidad y, sobre todo, quiere cerrar una etapa que ya debería haber quedado atrás. La pelota está en el tejado de su expareja, y ella no está dispuesta a seguir esperando indefinidamente.