En un partido lleno de intensidad y oportunidades desperdiciadas, Brasil y Túnez firmaron un empate 1-1 en Lille, dejando a Carlo Ancelotti con una sensación de frustración tras su segundo encuentro al frente de la selección. A pesar de dominar el balón y generar numerosas ocasiones, la falta de eficacia en el área rival costó caro a los brasileños, especialmente tras el fallo de Lucas Paqueta desde los once metros.
El encuentro comenzó con Brasil buscando el control, pero fue Túnez quien sorprendió al público con un gol temprano. En el minuto 23, Hazem Mastouri aprovechó un contraataque veloz y certero, rematando con frialdad al fondo de la red tras un pase preciso. El gol desató la euforia entre los aficionados tunecinos, quienes vieron cómo su equipo se adelantaba ante una de las selecciones más poderosas del mundo.
Brasil respondió con insistencia. Rodrygo, Casemiro y Vinicius Jr. tuvieron varias oportunidades, pero la defensa tunecina, liderada por Montassar Talbi, se mostró firme. Uno de los momentos más tensos llegó cuando Rodrygo estuvo a punto de igualar, pero su disparo fue despejado sobre la línea por Talbi, manteniendo el marcador a favor de los africanos.
La igualdad llegó justo antes del descanso, gracias a un penalti concedido por mano de Bronn. Estevao, con sangre fría, ejecutó el lanzamiento con precisión, colocando el balón en la esquina derecha mientras el portero Aymen Dahmen se lanzaba en dirección contraria. El joven talento brasileño demostró madurez en un momento clave, aunque el equipo aún necesitaba más para asegurar la victoria.
La segunda parte comenzó con Brasil buscando el gol de la victoria, pero la falta de claridad en el último tercio volvió a ser evidente. Elias Saad casi amplió la ventaja para Túnez con un disparo raso que se fue por poco, mientras que los brasileños seguían fallando en los momentos decisivos. La frustración creció cuando, en el minuto 78, Paqueta tuvo la oportunidad de darle la vuelta al marcador desde el punto de penalti, tras una falta de Ferjani Sassi sobre Vitor Roque. Sin embargo, su lanzamiento, con un gesto vacilante, se fue por encima del larguero, generando decepción en el banquillo y en las gradas.
Brasil tuvo otra oportunidad de penalti en el minuto 88, pero el árbitro no lo concedió, lo que generó protestas entre los jugadores. En los últimos segundos, Estevao estuvo a punto de convertirse en héroe con un disparo que rebotó en el poste izquierdo, dejando a los brasileños con la sensación de que el destino no les sonrió en esta ocasión.
Desde el punto de vista estadístico, Brasil generó 21 disparos con un valor de 2.57 goles esperados (xG), una cifra que refleja la superioridad en juego. Sin embargo, solo tres de esos disparos fueron a puerta, lo que evidencia la falta de precisión y eficacia en el área. Rodrygo fue el jugador más activo con seis intentos, aunque solo uno fue a puerta, mientras que Vinicius Jr., con cinco disparos, no logró inquietar al portero tunecino en ninguna ocasión.
Este resultado refleja los desafíos que enfrenta Ancelotti en su etapa inicial como seleccionador. Aunque el equipo muestra dominio y posesión, la falta de contundencia en ataque sigue siendo un problema. La selección necesita mejorar su eficacia en situaciones de gol, especialmente en partidos donde los errores pueden costar puntos importantes.
Túnez, por su parte, demostró una gran organización defensiva y un espíritu combativo que les permitió sacar un punto valioso ante un rival de alto nivel. Su capacidad para mantener la concentración y aprovechar las oportunidades en contraataque fue clave para lograr este empate.
En resumen, el partido fue un claro ejemplo de cómo la eficacia en el área puede marcar la diferencia. Brasil, con su talento y dominio, no pudo traducir su superioridad en goles, mientras que Túnez aprovechó su oportunidad y se llevó un punto merecido. Para Ancelotti, este empate es una llamada de atención: la selección necesita mejorar su rendimiento en el último tercio si quiere competir en los próximos torneos internacionales.
La próxima cita para Brasil será crucial, ya que el equipo necesita demostrar que puede convertir su dominio en resultados concretos. Mientras tanto, Túnez puede celebrar un partido histórico, mostrando que incluso ante gigantes, la disciplina y la determinación pueden llevar a resultados sorprendentes.