El Liverpool consiguió una valiosa victoria por 1-0 en San Siro frente al Inter de Milán en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League. El tanto de la diferencia llegó desde el punto de penalti, transformado por Dominik Szoboszlai, en un encuentro marcado por la intensidad defensiva y los escasos espacios que ambos conjuntos se concedieron en una noche de máxima exigencia.
La noche milanesa presentaba un duelo de altura entre dos instituciones históricas del fútbol europeo. El conjunto de Arne Slot llegaba con la baja significativa de Mohamed Salah, pero demostró que puede sobrevivir sin su estrella egipcia gracias a una estructura colectiva sólida y bien trabajada. Por su parte, el Inter de Simone Inzaghi buscaba aprovechar el factor campo para llevar una ventaja a Anfield que le diera opciones en la vuelta y le permitiera soñar con los cuartos de final.
El primer tiempo transcurrió con un ritmo cauteloso, donde ambos equipos se estudiaron mutuamente sin conceder ocasiones claras. La primera aproximación verdaderamente peligrosa llegó para los locales, cuando Nicolò Barella encontró a Lautaro Martínez en el área. El capitán 'neroazzurro' cabeceó con potencia, pero Alisson Becker respondió con una intervención magistral, demostrando por qué es considerado uno de los mejores guardametas del planeta y una pieza clave en los éxitos recientes del club inglés.
El encuentro vivió su momento más polémico antes del descanso. Ibrahima Konaté marcaba de cabeza tras un saque de esquina, pero el VAR anuló el tanto por fuera de juego previo en la jugada de preparación. La revisión fue exhaustiva y consumió varios minutos, lo que explicó los siete minutos de añadido que señaló el árbitro alemán Felix Zwayer, un tiempo extra que resultaría decisivo para el desarrollo emocional del partido y el ritmo del mismo.
Durante ese período de prolongación, el Inter reaccionó con ímpetu y dominó claramente. Hakan Çalhanoğlu probó fortuna desde la frontal, pero su disparo se perdió por encima del larguero. Lautaro volvió a tener su oportunidad, esta vez ganando la posición a Virgil van Dijk en un duelo físico, pero Alisson volvió a salir victorioso en el mano a mano, cerrando el espacio con perfección y demostrando su capacidad para leer las jugadas.
La segunda mitad comenzó con los italianos dominando la posesión y el ritmo. Simone Inzaghi movió el banquillo con triple cambio, introduciendo frescura en el centro del campo con la entrada de Bonny, Sucic y Carlos Augusto. Sin embargo, fue el Liverpool quien encontró la senda del gol contra todo pronóstico, aprovechando una de las pocas llegadas con peligro que generó.
El momento decisivo llegó en el minuto 67. Un centro al área interista provocó el caos defensivo. Alessandro Bastoni agarró visiblemente de la camiseta a Florian Wirtz, el recién ingresado por los ingleses, y Zwayer no dudó en señalar la pena máxima tras consultar el VAR. La infracción fue clara y mereció la tarjeta amarilla para el central italiano, que había estado realizando una gran labor hasta ese momento.
Dominik Szoboszlai se encargó de la ejecución con frialdad. El húngaro engañó a Yann Sommer con un disparo raso y potente al lado derecho del portero suizo. El golpeo fue impecable, sin opción para el meta del Inter, que se lanzó al lado opuesto. El gol desató la locura visitante pero también activó la respuesta milanesa, que se volcó aún más al ataque.
El conjunto de Inzaghi se volcó hacia el área de Alisson, que volvió a lucirse con una doble intervención ante los intentos de Marcus Thuram y Federico Dimarco. El francés había sido uno de los más activos en ataque, pero se encontró con el muro brasileño. Los últimos minutos fueron un asedio constante al área 'red', con centros laterales y disparos desde la frontal que no encontraron portería.
El Inter tuvo seis minutos de descuento para buscar el empate, pero la defensa del Liverpool, liderada por Van Dijk, se mostró infranqueable. Los 'reds' también tuvieron sus contragolpes, con Bradley y Wirtz inquietando a la zaga local. El árbitro pitó el final y el Liverpool se llevó una victoria trabajada y estratégica que sabe a oro puro en competiciones europeas.
El rendimiento de Alisson fue excepcional, con al menos tres paradas de gran mérito que mantuvieron vivo a su equipo. La ausencia de Salah se notó en la generación ofensiva, pero la solidez defensiva y la efectividad desde los once metros dieron los tres puntos. Por su parte, el Inter demostró carácter pero careció de puntería en los momentos decisivos, un defecto que le puede costar caro en la eliminatoria.
La vuelta promete emociones fuertes en Anfield. El Inter necesitará marcar en Inglaterra y evitar encajar para forzar la prórroga. El Liverpool, con su afición detrás, buscará sentenciar la clasificación a los cuartos de final de la Champions League. La ventaja es mínima, pero psicológicamente importante para los de Slot, que demostraron que pueden competir al más alto nivel incluso sin sus figuras estelares.
El trabajo táctico de ambos entrenadores fue evidente. Inzaghi apostó por el control del centro del campo con Barella y Çalhanoğlu, mientras que Slot priorizó la solidez defensiva y la velocidad en transición. La clave estuvo en la efectividad: el Liverpool aprovechó su única ocasión clara, mientras que el Inter falló las suyas, una lección que deberán asimilar rápidamente.
El partido también dejó detalles disciplinarios. Además de la amarilla a Bastoni, Mkhitaryan vio cartulina por una dura entrada, y Curtis Jones también fue amonestado. El control del juego por parte de Zwayer fue correcto, aunque la revisión del VAR en el penalti generó algunas dudas iniciales entre la afición local.
En definitiva, una noche memorable para los visitantes y un duro golpe para los milaneses, que deberán remontar en una de las canchas más difíciles de Europa. La Champions League vuelve a demostrar que los detalles deciden los partidos de este calibre y que la concentración en los momentos clave es fundamental para avanzar en la competición más prestigiosa del continente.