Balvin responde a Alonso: 'Si pinchas la rueda, es culpa mía'

El pívot checo rebate las críticas de su exentrenador y defiende su compromiso, recordando que el baloncesto es un deporte de equipo, no de individuos.

En el mundo del deporte, las tensiones entre entrenadores y jugadores no son nada nuevo. Pero cuando las palabras se escapan de los vestuarios y llegan a los micrófonos, las cosas se complican. Eso es exactamente lo que ha ocurrido entre Félix Alonso, exentrenador del Obradoiro, y Ondrej Balvin, el pívot checo que hoy juega en China. Lo que comenzó como una reflexión sobre una temporada fallida se ha convertido en un intercambio público que pone en evidencia las presiones, las expectativas y, sobre todo, la responsabilidad compartida en el deporte colectivo.

Félix Alonso, actualmente al frente del Cartagena, recordó recientemente su etapa en el conjunto gallego, donde intentó devolver al Obradoiro a la Liga Endesa. Sin embargo, el proyecto no culminó como se esperaba, y en su análisis, Alonso señaló a Balvin como uno de los factores clave en el fracaso. Según sus declaraciones en SER Deportivos, el jugador checo "se borró en varios partidos" y, en el momento crucial de los playoff, ya tenía la cabeza puesta en su siguiente destino: China.

Estas palabras no pasaron desapercibidas. Balvin, ahora con los Hong Kong Bulls, respondió con contundencia en su cuenta de 'X'. "Es interesante ver cómo algunas personas intentan quitarse responsabilidad", escribió. Y añadió un detalle que muchos desconocían: en el partido contra Fuenlabrada, el jugador estaba recuperándose de una fiebre intensa, tras cuatro días sin comer ni levantarse de la cama. "En el calentamiento, dije que me sentía mal, pero claro, el jugador no importa", señaló con ironía.

Pero Balvin no se quedó ahí. También recordó otro episodio clave de la temporada: el partido contra San Sebastián, en el que el equipo trabajó toda la semana en nuevos sistemas tácticos, diseñados específicamente para los playoff. Sin embargo, según el jugador, el 90% de esos sistemas nunca se pusieron en práctica en los partidos decisivos. "Acabó como acabó", concluyó, dejando entrever que la culpa no recae solo en los jugadores.

La respuesta de Balvin no solo fue defensiva, sino también irónica. "A mí se me culpa por todo. La próxima tormenta en Santiago es, por cierto, también mi culpa. Y si pinchas la rueda de tu coche, no te preocupes, es culpa mía también", escribió con sarcasmo. Aunque reconoció que tiene su parte de responsabilidad, el jugador fue claro: "Nunca voy a tirar mierda encima de otros, pero me voy a defender. El baloncesto es un deporte de equipo, no de una persona".

Este intercambio no solo pone en evidencia las tensiones entre entrenador y jugador, sino que también refleja una realidad más amplia en el deporte profesional: la tendencia a buscar culpables individuales cuando un proyecto colectivo fracasa. En un deporte como el baloncesto, donde la sinergia entre los jugadores, el cuerpo técnico y la dirección deportiva es fundamental, culpar a una sola persona puede ser injusto y poco constructivo.

Además, el caso de Balvin plantea una pregunta importante: ¿hasta qué punto se valoran las condiciones físicas y mentales de los jugadores en momentos clave? Si un jugador está enfermo, ¿debe forzarse a jugar? ¿Y si el sistema táctico diseñado para los playoff no se aplica en los partidos decisivos, quién asume esa responsabilidad?

Félix Alonso, por su parte, no ha respondido públicamente a las declaraciones de Balvin. Pero su silencio no significa que el debate haya terminado. En el mundo del deporte, las palabras tienen consecuencias, y cuando se habla de responsabilidad, es fundamental hacerlo con equilibrio y honestidad.

En última instancia, lo que queda claro es que el baloncesto, como cualquier deporte colectivo, no puede reducirse a la figura de un solo jugador. Los éxitos y fracasos son compartidos, y aunque los entrenadores tienen la última palabra en las decisiones tácticas, los jugadores son los que ejecutan esos planes en la cancha. Cuando algo falla, la culpa no puede recaer solo en uno.

Balvin, con su respuesta, ha logrado algo más que defenderse: ha puesto el foco en la necesidad de una cultura deportiva más justa, donde se reconozcan los esfuerzos individuales y se asuma la responsabilidad colectiva. Y aunque su tono fue irónico, su mensaje fue serio: en el deporte, como en la vida, no todo es culpa de uno.

En un mundo donde las redes sociales amplifican cada palabra, este intercambio entre Alonso y Balvin es un recordatorio de que, en el deporte, las emociones y las presiones pueden llevar a declaraciones que, aunque justificadas en el momento, pueden tener consecuencias más allá de la cancha. Y tal vez, lo más importante, es que ambos, entrenador y jugador, tienen algo en común: el deseo de ganar, de mejorar y de dejar su huella en el deporte que aman.

Referencias