Luka Modric ha logrado lo que pocos jugadores de su edad consiguen: ganarse el corazón de una afición exigente como la del AC Milan. Desde su llegada a la ciudad lombarda, el croata ha demostrado que su talento, inteligencia y profesionalismo trascienden la edad. En Milán, no solo lo ven como un futbolista, sino como un referente humano y deportivo, capaz de inspirar a compañeros y aficionados por igual.
La prensa italiana, especialmente la Gazzetta dello Sport, ya apunta a que el club está considerando seriamente la posibilidad de renovar su contrato por una temporada más. Aunque la decisión oficial se tomará en primavera, los indicios apuntan a que Modric seguirá siendo una pieza fundamental en el proyecto de Max Allegri, quien confía plenamente en su capacidad para marcar diferencias en el campo.
A sus casi 40 años, Modric sigue siendo un jugador imprescindible. Ha disputado casi 1.000 minutos con la camiseta rossonera y solo ha sido suplente en un partido: la victoria en la Coppa Italia ante el Lecce el 23 de septiembre. Su rendimiento es constante, su lectura del juego excepcional y su liderazgo innegable. No es casualidad que el Milan lo vea como un activo clave para la próxima temporada.
El fútbol italiano ha sabido, históricamente, aprovechar el talento de jugadores veteranos. El estilo de juego, más táctico y menos físico, permite que futbolistas con experiencia y inteligencia como Modric brillen incluso en etapas avanzadas de su carrera. Un ejemplo claro es Zlatan Ibrahimovic, quien se retiró en el Milan a punto de cumplir 42 años, dejando una huella imborrable en la historia del club.
Modric, sin embargo, no solo es un jugador de experiencia: es un ganador. Su palmarés, que incluye múltiples títulos con el Real Madrid y el Balón de Oro de 2018, lo convierte en un referente global. Pero más allá de los trofeos, es su actitud, su humildad y su profesionalismo lo que lo hacen único. En cada estadio que visita, es ovacionado, no solo por su talento, sino por el respeto que genera en el mundo del fútbol.
Aunque su objetivo principal sigue siendo disputar el Mundial de 2026 con Croacia, su continuidad en el Milan parece cada vez más probable. La selección croata, por cierto, lidera su grupo de clasificación con solvencia, y sus próximos partidos ante Islas Feroe y Montenegro son claves para asegurar su plaza en la fase final.
En resumen, Luka Modric no solo se ha ganado a los rossoneri: los ha conquistado. Su presencia en el campo es sinónimo de calidad, inteligencia y liderazgo. Y aunque el tiempo avanza, su rendimiento no muestra signos de declive. Al contrario: sigue siendo un jugador indiscutible, tanto para su equipo como para su selección. Si el Milan decide apostar por él un año más, no será una sorpresa. Será una decisión lógica, basada en el rendimiento, el respeto y el cariño que este croata ha sabido ganarse en cada paso que da.