La lesión de pubalgia que arrastra Lamine Yamal desde septiembre ha convertido al joven delantero del Barcelona en el centro de una polémica médica y deportiva sin precedentes. La última medida tomada por el club —un tratamiento con radiofrecuencia— ha encendido las alarmas en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que expresó su sorpresa y malestar por la decisión tomada horas antes del inicio de la concentración nacional.
¿Qué es exactamente este procedimiento? Según el doctor Pedro Luis Ripoll, especialista en medicina deportiva, se trata de una técnica mínimamente invasiva que utiliza agujas para transmitir ondas electromagnéticas de alta frecuencia directamente en la zona afectada. Su objetivo no es curar la lesión, sino aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad de la zona. Actúa sobre los nervios para reducir la percepción del dolor, mejora la circulación sanguínea para disminuir la inflamación y favorece la movilidad del área afectada.
Sin embargo, el doctor Ripoll es claro: este tratamiento no resuelve la causa subyacente de la lesión. "Es una solución paliativa, no curativa", subraya. Aunque Lamine haya mostrado mejoría en los últimos partidos, el especialista advierte que el pronóstico sigue siendo a largo plazo. "No comparto la euforia por su rendimiento reciente. El jugador sigue inmerso en una lesión crónica que requiere una gestión cuidadosa de su carga de trabajo", añade.
La tensión entre el Barcelona y la RFEF se ha intensificado tras la desconvocatoria del jugador. La federación considera que someter a un futbolista a un procedimiento invasivo justo antes de una concentración nacional es una decisión poco ortodoxa y potencialmente riesgosa. "No es habitual que un jugador reciba este tipo de tratamiento horas antes de unirse a la selección", señala Ripoll, quien también destaca que la decisión debe tomarse en consenso entre club, selección y el propio jugador.
¿Por qué no puede jugar con la selección? La respuesta es simple: el tratamiento requiere un periodo de recuperación y estabilización. La radiofrecuencia, aunque mínimamente invasiva, implica una manipulación de tejidos y nervios que necesita tiempo para asentarse. Además, la RFEF no quiere asumir riesgos innecesarios con un jugador que ya ha mostrado signos de fragilidad física.
¿Se ha agravado la lesión? Según el doctor Ripoll, no necesariamente. El tratamiento responde a una estrategia para evitar la cirugía, algo que el club y el jugador buscan a toda costa. "Es una lucha de un chico de 18 años para eludir la cirugía y retomar su carrera", explica. Pero también advierte que si se confirma una hernia del deportista o daños óseos en la inserción tendinosa, la intervención quirúrgica podría volverse inevitable.
¿Cuánto tiempo estará de baja? No hay una respuesta exacta, pero el especialista subraya que la recuperación debe ser progresiva y controlada. "La clave está en dosificar su participación. No se trata de apresurar su regreso, sino de asegurar que pueda jugar sin recaídas", afirma. El objetivo final es que Lamine pueda volver a competir con normalidad, pero sin comprometer su salud a largo plazo.
En resumen, el caso de Lamine Yamal no es solo un asunto médico, sino también de gestión deportiva y relaciones institucionales. Mientras el Barcelona busca proteger a su estrella emergente, la RFEF insiste en la necesidad de protocolos claros y transparentes. El futuro del jugador dependerá de cómo se equilibren estos intereses, siempre con el bienestar del deportista como prioridad.