Los Chicago Bulls han logrado algo que parecía imposible: comenzar la temporada con un 5-0 invicto, algo que no ocurría desde la mítica temporada 1996-97, cuando Michael Jordan lideraba al equipo hacia su segundo 'threepeat'. Desde entonces, la franquicia ha vivido una larga etapa de sombras, con apenas dos apariciones en playoffs en la última década y tres años consecutivos sin clasificarse. Pero esta temporada, algo ha cambiado.
Tras años de reconstrucción, lesiones devastadoras —como la de Derrick Rose en 2011— y una plantilla que parecía condenada a la mediocridad, los Bulls han dado un giro radical. No solo son el único equipo invicto del Este, sino uno de los tres en toda la NBA, junto a los San Antonio Spurs y los campeones Oklahoma City Thunder. Y lo más impresionante: han derrotado a rivales que aspiran a los playoffs, como los Knicks, Magic, Hawks y Pistons.
El motor de este arranque explosivo es, sin duda, Josh Giddey. El australiano está firmando una de las mejores startings de su carrera: 22 puntos, 8,8 rebotes y 8 asistencias por partido, con un porcentaje de tiro del 48,1% y un 45,5% en triples. Su versatilidad y visión de juego han transformado el ritmo del equipo. Pero no está solo. Nikola Vucevic aporta consistencia en el poste con 19 puntos y 12 rebotes, mientras que Ayo Dosunmu y Matas Buzelis ofrecen energía y eficiencia en roles secundarios.
Sin embargo, hay que matizar este entusiasmo. Cuatro de sus cinco victorias han sido en casa, en el United Center. La verdadera prueba llegará en las giras, donde la resistencia mental y física del equipo será puesta a prueba. Además, la historia reciente de los Bulls es de altibajos: un buen inicio no garantiza una temporada larga y exitosa. Recordemos que en 2010-11, con Rose en su mejor versión, llegaron a las finales de conferencia… pero cayeron ante los Heat y luego se desmoronaron por lesiones.
¿Es esta plantilla diferente? Giddey lo cree: “Nos sentimos muy bien como grupo, pero sabemos que este es un camino muy largo. Cada noche hay alguien distinto que destaca, y eso nos hace más fuertes como colectivo”. Esa mentalidad de equipo, esa distribución de responsabilidades, es lo que podría diferenciar a estos Bulls de los de años anteriores.
La ilusión en Chicago está más viva que nunca. Los aficionados, que llevan casi tres décadas esperando un equipo competitivo, empiezan a soñar con un regreso a la élite. Pero la NBA es implacable. El verdadero desafío no es empezar bien, sino mantener el nivel. Si los Bulls logran consolidar esta racha, podrían estar ante el comienzo de una nueva era. Si no, será otro capítulo de esperanza frustrada en una historia que ya ha visto demasiadas.
Por ahora, lo único seguro es que los Bulls han roto una racha de 27 años. Y eso, por sí solo, ya es un logro histórico.