La presión sobre Carlos Mazón para abandonar la presidencia de la Generalitat Valenciana se intensifica. Tras una semana marcada por el funeral de Estado y el endurecimiento del cerco judicial, las conversaciones entre el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente valenciano apuntan a un relevo inminente. Aunque aún no hay fecha oficial, fuentes cercanas a la dirección nacional del PP indican que la salida de Mazón es prácticamente inevitable.
El principal punto de fricción entre ambos líderes radica en el calendario político. Mientras Mazón aboga por un anticipo electoral —a pesar de perder el aforamiento—, Feijóo prefiere un periodo de interinidad que permita reorganizar el partido y evitar una derrota en las urnas. Esta diferencia de estrategia refleja la tensión interna en el PP valenciano, donde la necesidad de limpiar la imagen institucional choca con el temor a una debacle electoral.
Entre los nombres que suenan para ocupar la jefatura del Consell, destaca María José Catalá, alcaldesa de Valencia y figura con mayor proyección mediática. Sin embargo, en los últimos días ha cobrado fuerza la figura de Vicente Mompó, presidente de la Diputación de Valencia, quien ha movido ficha con reuniones estratégicas con otros líderes regionales. También se menciona a Juanfran Pérez Llorca, síndic en las Corts y número dos del PPCV, como posible candidato a una gestora interina.
Un escenario que gana peso es el de una gestora tripartita: Catalá liderando la transición política, Pérez Llorca asumiendo la presidencia interina y Mompó encargándose de la candidatura electoral. Este modelo busca equilibrar las tensiones internas y dar una imagen de unidad, aunque su viabilidad depende del acuerdo con Vox —necesario para investir a Pérez Llorca sin elecciones—.
La comisión del Congreso que investiga la gestión del 29-O, con 229 muertos, se convierte en otro foco de presión. Esta semana, 13 representantes de las víctimas tendrán la oportunidad de hablar sin interrogatorio, lo que podría intensificar las exigencias de responsabilidad. Además, la comparecencia de la periodista Maribel Vilaplana —que podría revelar detalles sobre la ausencia de Mazón en el Cecopi durante las horas críticas— añade más incertidumbre al entorno del presidente.
La oposición, especialmente el PSPV, ya da por concluida la etapa de Mazón. “Está en tiempo de descuento”, aseguran desde el partido socialista, mientras exigen su dimisión inmediata y la convocatoria de elecciones. La indignación ciudadana, visibilizada en el funeral de Estado, ha convertido la situación en insostenible desde el punto de vista político.
En resumen, aunque el PP nacional busca una salida ordenada, el reloj marca un ritmo acelerado. La combinación de presión judicial, movilización social y tensiones internas hace que la salida de Mazón no sea cuestión de si, sino de cuándo y cómo. La clave estará en la capacidad de Feijóo para articular un relevo que no solo calme las aguas, sino que también prepare al partido para un futuro electoral incierto.