La situación de los jugadores con minutos limitados en el Real Madrid vuelve a estar en el centro del debate. Con el mercado de invierno cerrado y la temporada en su punto álgido, futbolistas como Brahim Díaz y Franco Mastantuono buscan mayor protagonismo mientras el equipo blanco afronta la recta final de la campaña. Ante este escenario, Pedja Mijatovic, exjugador y exdirector deportivo del club, ha lanzado un mensaje contundente: la paciencia es una virtud que se paga con creces en la casa blanca.
El montenegrino, autor del gol que entregó la Séptima Copa de Europa al Madrid, ha querido calmar los ánimos de aquellos futbolistas que ven mermada su participación tras el espectacular estado de forma de estrellas como Rodrygo. Su mensaje es claro y directo: ser suplente en el conjunto merengue no es un fracaso, sino una oportunidad de oro que pocos pueden disfrutar.
La filosofía del suplente de élite
Mijatovic no ha dudado en poner ejemplos cercanos para ilustrar su argumento. Los casos de Nacho Fernández y Lucas Vázquez, ambos canteranos que han pasado más de diez años en la primera plantilla, demuestran que el éxito no se mide únicamente por los minutos como titulares. Estos dos futbolistas, a pesar de nunca haber sido indiscutibles en los once iniciales, han cosechado una colección de títulos envidiable y se han ganado un lugar en la historia del club.
«Jugar quinientos minutos en el Real Madrid equivale a disputar dos mil en cualquier otro equipo», ha afirmado tajante el exdirector deportivo. Esta comparación no busca minimizar la importancia de la regularidad, sino resaltar el valor formativo y competitivo de cada segundo que se pasa entrenando y jugando con los mejores futbolistas del planeta.
El dilema de Brahim Díaz
El caso del atacante hispano-marroquí es particularmente llamativo. Mientras brilla con luz propia en la Copa de África, donde ha anotado tres goles y se ha erigido como líder de su selección, su papel en el Madrid es más discreto. Esta dualidad ha generado debate, pero Mijatovic lo tiene claro: los contextos son incomparables.
«Una selección nacional disputa quince partidos al año, mientras que un club como el Madrid juega sesenta. No se pueden comparar», ha explicado. El montenegrino entiende que Brahim tenga más peso específico con Marruecos, pero le recuerda que la exigencia diaria del club blanco es de otro planeta.
El mensaje para el exjugador del Milán es de valoración personal: «Muchos futbolistas que son titulares indiscutibles en sus equipos cambiarían su situación por la tuya sin dudarlo». Mijatovic insiste en que la dificultad no está en llegar al Madrid, sino en permanecer. «Es muy complicado entrar aquí y muy sencillo marcharse. Pero no te das cuenta hasta que ya te has ido», advierte.
La adaptación de Mastantuono
El joven argentino, uno de los fichajes más prometedores del fútbol sudamericano, ha experimentado un inicio de temporada dispar. Tras comenzar como fijo en los planes de Xabi Alonso, una lesión en el pubis le relegó a un papel secundario. Este contraste ha generado cierta inquietud sobre su progresión.
Mijatovic, que durante su etapa como director deportivo vio llegar a sudamericanos como Higuaín, Gago y Marcelo, comprende perfectamente el proceso. «Tiene que adaptarse porque acaba de aterrizar y es muy joven», ha señalado sobre Mastantuono. El cambio de continente, idioma, estilo de juego y exigencia es un salto enorme que requiere tiempo.
El exdirector deportivo recuerda que ni siquiera los más talentosos se consolidan de inmediato. La paciencia y el trabajo diario son ingredientes imprescindibles para forjarse un futuro en el club más exigente del mundo.
La lección de Marcelo
Entre los ejemplos históricos, el caso de Marcelo brilla con luz propia. El brasileño, llegado siendo un adolescente, estuvo a punto de salir cedido en busca de minutos. Sin embargo, decidió quedarse, competir y aprender de los mejores. El resultado es conocido: se convirtió en uno de los laterales izquierdos más laureados de la historia y una leyenda viva del club.
«Quince minutos en el Bernabéu, o incluso entrenar con los grandes futbolistas que tiene el Madrid, te aporta mucho más que ser titular en otros equipos», reflexiona Mijatovic. Incluso los errores, los malos partidos, son lecciones invalorables en un entorno de élite.
El valor del día a día
La filosofía del exjugador montenegrino se basa en una verdad ineludible: el Real Madrid no es un club más. La presión, la exigencia, la competencia interna y la calidad de los compañeros crean un caldo de cultivo único donde cada sesión de entrenamiento es una masterclass.
Para Mijatovic, los jugadores jóvenes y con minutos limitados deben cambiar su perspectiva. En lugar de frustrarse por no ser titulares, deberían valorar la oportunidad de crecer rodeados de campeones. La experiencia adquirida en un año en el Madrid puede equivaler a varias temporadas en otro club de élite.
Mensaje de calma para la segunda mitad
Con la temporada entrando en su fase decisiva, las oportunidades surgirán inevitablemente. Las competiciones europeas, la liga doméstica y los torneos de copa exigen rotaciones y descansos para los titulares. Es entonces cuando jugadores como Brahim y Mastantuono tendrán su momento.
Mijatovic confía en que ambos entenderán el largo plazo. La carrera de un futbolista en el Real Madrid no se mide en meses, sino en años. Los que logran consolidarse, incluso desde la sombra, terminan cosechando réditos profesionales y personales inimaginables.
El mensaje final es de esperanza y realismo. La paciencia no es sinónimo de conformismo, sino de inteligencia. Saber esperar el momento, aprovechar cada minuto y seguir creciendo en silencio es la clave para triunfar donde otros fracasan. En el Madrid, más que en ningún otro sitio, el tiempo jugado es solo una parte de la ecuación del éxito.