El estadio Alberto J. Armando, conocido mundialmente como La Bombonera, fue testigo de un momento de evidente malestar colectivo. A los 25 minutos del segundo tiempo, el técnico Claudio Úbeda decidió retirar del campo de juego a Exequiel Zeballos, quien hasta ese momento había sido uno de los futbolistas más destacados del encuentro ante Racing Club. La decisión de ingresar a Alan Velasco, un jugador que llevaba tres meses sin participación oficial, desató una reacción unánime de desaprobación en las gradas. Los aficionados presentes no pudieron ocultar su frustración, mientras que en el terreno de juego, el propio Leandro Paredes manifestaba con gestos evidentes su desacuerdo con la medida técnica.
La justificación de Úbeda no se hizo esperar. En la rueda de prensa posterior al compromiso, el estratega de 56 años expuso su criterio: "Lo que estábamos viendo con gestos que se veían en Exequiel es que estaba cansado, por eso tomamos la decisión de sacarlo". El entrenador amplió su explicación añadiendo que el futbolista había realizado un desgaste físico considerable durante los minutos que estuvo en competencia, lo que motivó el cambio. Sin embargo, esta argumentación no logró calmar los ánimos de una parcialidad que exige resultados inmediatos y que vio cómo esa determinación precedía apenas por unos minutos al gol de Roger Martínez, que sentenciaría la eliminación de Boca Juniors de la Copa de la Liga Profesional.
El contexto en el que se desarrolla esta situación es particularmente complejo para Úbeda. El ex jugador de Racing asumió el mando del plantel en circunstancias excepcionalmente difíciles, tras el fallecimiento de Miguel Ángel Russo. En aquel momento, el club atravesaba una crisis tanto deportiva como emocional. Contra todo pronóstico, Úbeda logró enderezar el rumbo, clasificando al equipo para la Copa Libertadores y protagonizando una victoria memorable en el superclásico ante River Plate, justamente en La Bombonera. Estos logros le granjearon cierto crédito y una prórroga en su ciclo, pero el fútbol argentino es implacable con los resultados recientes.
El gran objetivo de retornar a la máxima competición continental tras dos años de ausencia se cumplió, pero la manera en la que se produjo la eliminación actual puede resultar determinante para su continuidad. La pregunta sobre su futuro inmediato fue directa en la conferencia de prensa. La respuesta de Úbeda reveló la incertidumbre del momento: "Vamos a pensar y ver cómo sigue todo, obviamente que hablaremos con Román, con Chelo, de todo lo que viene por delante. No esperábamos que tener que finalizar la temporada ahora, teníamos la expectativa de seguir avanzando, seguramente ahora planificaremos para lo que viene".
Las palabras "Román" y "Chelo" hacen referencia a Juan Román Riquelme y Jorge Amor Ameal, las máximas autoridades institucionales del club. La mención explícita de una reunión inminente para evaluar el futuro deja entrever que la continuidad de Úbeda no está garantizada. El entrenador tiene contrato vigente hasta junio de 2025, pero en el mundo del fútbol, los acuerdos contractuales suelen quedar supeditados al rendimiento deportivo y a las expectativas generadas.
La presión sobre Úbeda se intensifica cuando se analiza su registro títulos. A diferencia de sus antecesores, no ha conseguido que Boca Juniors levante ninguna copa desde su llegada. El último campeonato oficial del club data de 2023, y la sequía comienza a generar inquietud en una institución acostumbrada al éxito. La eliminación temprana en la Copa de la Liga Profesional, sumada a la forma en que se produjo, ha reavivado el debate sobre si es momento de un cambio de rumbo en el banco de suplentes.
El panorama que enfrenta el cuerpo técnico es multifacético. Por un lado, está el reconocimiento por haber mantenido la estabilidad en un momento de crisis institucional y emocional profunda. Por otro, la exigencia de resultados concretos que es inherente a un club de la magnitud de Boca Juniors. La decisión de sustituir a Zeballos, independientemente de su justificación técnica, se convirtió en un símbolo de la desconexión que puede existir entre el criterio técnico y las expectativas de la hinchada.
La pelota, como suele decirse en el argot futbolístico, está ahora en el techo de Riquelme. El vicepresidente segundo y máximo referente futbolístico del club debe valorar si la continuidad de Úbeda representa la mejor opción para encarar los desafíos venideros, que incluyen la Copa Libertadores y el torneo local. La planificación que menciona el entrenador dependerá de una decisión que probablemente se tome en las próximas horas o días.
El caso de Úbeda ilustra la fragilidad de los proyectos técnicos en el fútbol de elite. Un día eres el artífice de una clasificación histórica y de una victoria épica en el superclásico; al siguiente, una sola decisión polémica puede poner en tela de juicio todo tu trabajo. La línea que separa el éxito del fracaso es, a menudo, tan delgada como el margen de error en una sustitución malinterpretada.
Mientras tanto, la institución debe evaluar si el rumbo actual garantiza la competitividad necesaria para los objetivos inmediatos. La Copa Libertadores no espera, y la preparación de un plantel para afrontar ese desafío requiere certidumbre en el liderazgo técnico. La reunión entre Úbeda, Riquelme y Ameal será determinante no solo para el futuro del entrenador, sino para la planificación deportiva de todo el semestre.
La incógnita principal radica en si el club priorizará la estabilidad y el agradecimiento por los servicios prestados en momentos difíciles, o si optará por un nuevo rumbo en busca de resultados inmediatos. La historia de Boca Juniors está repleta de ejemplos de ambas posturas, y cada decisión ha tenido consecuencias diversas. Lo que está claro es que el tiempo para la definición es corto, y las expectativas de una hinchada que vive con intensidad cada partido no admiten demoras.
El escenario se presenta complejo para todas las partes involucradas. Úbeda debe defender su legado técnico y sus decisiones, mientras que la dirigencia debe equilibrar el reconocimiento con la ambición deportiva. La respuesta llegará pronto, y marcará el rumbo de uno de los clubes más importantes de América del Sur para la temporada entrante.