El delantero chileno Alexis Sánchez afronta esta noche un duelo especial en el estadio Santiago Bernabéu, donde defenderá los colores del Sevilla ante el Real Madrid. El encuentro llega en un momento idílico para el futbolista, que acaba de cumplir 37 años este viernes y ha celebrado esta misma semana el nacimiento de su primer hijo junto a la modelo rusa Alexandra Litvinova. Esta doble razón de felicidad convierte su visita al feudo madridista en una cita inolvidable, aunque para el tocopillano, el escenario blanco siempre ha estado ligado a recuerdos imborrables desde su etapa como jugador del Barcelona.
Durante su paso por el conjunto culé entre 2011 y 2014, Alexis Sánchez anotó en tres ocasiones contra el eterno rival, pero ninguna tan memorable como la que consiguió el 26 de octubre de 2013. Ese día, en un Camp Nou electrizante, el chileno selló la victoria para su equipo con una obra de arte futbolística que permanece en la retina de los aficionados. El tanto no solo decidió el clásico, sino que también generó una anécdota curiosa con dos de las máximas estrellas del plantel: Leo Messi y Neymar.
El contexto del partido era de máxima tensión. Gerardo Martino dirigía al Barcelona en una temporada compleja, y cada gol en el clásico adquiría una dimensión trascendental. Alexis saltó al césped en el minuto 70 con la misión de revolucionar el ataque. Ocho minutos después, una jugada aparentemente cotidiana se convirtió en leyenda. Neymar controló el balón en la banda izquierda, el chileno realizó una diagonal perfecta y, al percatarse de que Diego López se había adelantado ligeramente, ejecutó un disparo con efecto imposible. La pelota describió una parábola delicada, superando por encima al portero madridista y besando las mallas.
La celebración fue efusiva, pero lo que vino después reveló la sorpresa incluso entre sus propios compañeros. En declaraciones recientes a ESPN, Alexis Sánchez desveló el diálogo que mantuvo con Messi y Neymar en esos segundos de euforia: "Me dice ¿Le quisiste pegar así? ¡Sí claro! No me creían que le había pegado así". La incredulidad de las dos estrellas era comprensible. La ejecución había sido tan precisa, tan osada, que parecía producto del azar más que de la intención deliberada. Sin embargo, el delantero insistió en que fue una acción premeditada: "Se la quise picar. Salió lindo gol y quedó en la historia".
Esta anécdota refleja la química que existía en aquel vestuario, donde el talento individual se combinaba con una conexión telepática sobre el terreno de juego. Para Alexis, aquellos tres años en el Barcelona representaron la cima de su carrera desde una perspectiva futbolística. A pesar de haber defendido las camisetas de gigantes como el Inter de Milán, el Manchester United o el Arsenal, el chileno sitúa su etapa en el Camp Nou en un nivel superior.
El concepto de "tiki taka" que imperaba en aquel equipo, bajo la tutela primero de Pep Guardiola y después de Tito Vilanova, creó un estilo de juego único. Alexis describe aquel período como una experiencia casi mística: "Jugábamos al fútbol, entrábamos al campo de juego y éramos una red inalámbrica, como que tienes conexión sin hablar". Esta sensación de fluidez y comprensión tácita entre compañeros es algo que solo ha vuelto a experimentar en contadas ocasiones, como durante su etapa en el Arsenal junto a futbolistas de la talla de Özil o Santi Cazorla.
La carrera de Alexis Sánchez ha estado marcada por constantes cambios y adaptaciones. Después de su exitoso periplo en el Barcelona, donde disputó 141 partidos y anotó 46 goles, el chileno emprendió una nueva aventura en la Premier League con el Arsenal. Posteriormente, pasó por el Manchester United y el Inter de Milán, donde también dejó su huella. Sin embargo, en cada declaración sobre su pasado, siempre vuelve la mirada a aquellos tres años donde se formó parte de lo que considera "el mejor equipo del mundo".
El palmarés obtenido con la camiseta culé avala esa percepción. Durante su estancia, el delantero se hizo con una Liga, una Copa del Rey, tres Supercopas de España, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes. Cifras que, sumadas a su contribución goleadora, justifican los 42 millones de euros que el Arsenal pagó por su traspaso en 2014, una cifra considerablemente superior a los 26 millones que el Barcelona había desembolsado al Udinese tres años antes.
Ahora, en la recta final de su trayectoria profesional, Alexis Sánchez ha encontrado en el Sevilla un nuevo hogar. Desde su llegada el pasado verano al Sánchez Pizjuán, ha participado en 13 encuentros y ha anotado dos goles, aportando toda su experiencia a un proyecto ambicioso. La visita al Bernabéu representa una oportunidad para demostrar que, pese a los 37 años, mantiene intacta su capacidad para brillar en los grandes escenarios.
El duelo de esta noche, además, cierra un círculo simbólico. El mismo campo donde marcó aquella vaselina memorable volverá a ser testigo de su talento, aunque ahora vistiendo los colores del Sevilla. Para un jugador que ha vivido tantas batallas, cada partido es una nueva página, pero los clásicos siempre guardan un lugar especial en su memoria. La combinación de su reciente paternidad, su cumpleaños y el escenario del Bernabéu convierten esta jornada en una celebración de su legado futbolístico.
La historia de Alexis Sánchez es la de un delantero que supo brillar al lado de los mejores, que generó química con leyendas vivas del fútbol y que, ahora, disfruta de los últimos capítulos de una carrera repleta de éxitos. Su anécdota con Messi y Neymar no solo revela la humildad de las grandes estrellas, sino también la valía de un futbolista que siempre tuvo la confianza para intentar lo imposible. Esa vaselina de 2013 no fue fruto de la suerte, sino de la audacia de un jugador que entendió el momento y tuvo la técnica para ejecutarlo. Y eso, en el fútbol de élite, es lo que separa a los buenos de los memorables.