La Real Sociedad afrontó un compromiso exigente en territorio levantino que puso a prueba la solidez de su plantilla. Desde la grada de Valencia, el enviado especial de este medio desglosa las prestaciones de cada futbolista, empleando la metodología de puntuación DV de Oro, un galardón que reconoce la regularidad y excelencia a lo largo de la temporada tanto en Liga como en Copa del Rey. A continuación, se detallan las evaluaciones individuales con una escala de 0 a 5, donde cada décima refleja matices determinantes en el juego colectivo.
Álex Remiro: Una actuación con luces y sombras
El meta donostiarra vivió un duelo de contrastes evidentes. En la primera mitad, un error en el control del balón casi le cuesta caro cuando el atacante rival le arrebató el esférico en una situación comprometida. Afortunadamente, su reacción evitó el tanto contrario, aunque el riesgo de expulsión era tangible. Posteriormente, demostró su categoría con una intervención magistral ante Pablo Martínez, deteniendo un remate de notable potencia con la manopla derecha. No obstante, De la Fuente le superó desde los once metros en una ejecución de penalti impecable, y tras el empate visitante se convirtió en figura con varias paradas de mérito mientras el conjunto local presionaba. Su rendimiento osciló entre la tensión y la brillantez, reflejando la complejidad del puesto entre los tres palos.
Aritz Elustondo: Solidez lateral con ajustes tácticos
El defensor beasaindarra desempeñó su labor en el carril derecho con notable pulcritud. Los primeros compases del encuentro resultaron complejos, dado el despliegue ofensivo de Manu por su banda, lo que le obligó a replegarse con cierta dificultad. Con el paso de los minutos, se recompuso y neutralizó eficazmente las acometidas adversarias, imponiéndose en numerosos duelos aéreos y aportando la veteranía que caracteriza su trayectoria. La entrada de Espí por la zona izquierda del Levante generó alguna situación de inquietud, pero su capacidad de adaptación le permitió mantener el control defensivo sin mayores contratiempos. Su contribución resultó discreta pero efectiva para el equilibrio del equipo.
Igor Zubeldia: Contención y disciplina
El central recibió una amonestación temprana por una entrada sobre Víctor que generó polémica entre los espectadores. Pese a esta circunstancia, su labor de contención fue sólida, especialmente en la vigilancia de Romero, delantero que se mueve con agilidad tanto dentro como fuera del área penal. Zubeldia demostró anticipación en los balones divididos y se mostró competente en las jugadas a balón parado y en los centros laterales. La presencia de Espí tampoco le creó problemas significativos, lo que habla de su concentración y capacidad de lectura del juego. Su tarjeta amarilla condicionó parcialmente su intervención, pero no mermó su efectividad en las tareas defensivas.
Jon Martín: El pilar indiscutible
Sin duda, el mejor valorado de la zaga txuri-urdin. El joven defensa se erigió como un auténtico seguro en la retaguardia, mostrando madurez más allá de su edad. Su participación en acciones a balón parado empieza a ser un activo ofensivo clave, generando peligro en cada saque de esquina o falta lateral. Ya consolidado como titular, su rendimiento merece ser analizado con exigencia propia de un futbolista de primer nivel. Fue soberbio en todas las intervenciones defensivas, anticipándose con inteligencia y contundencia. Tuvo ocasiones claras de gol de cabeza y con la zurda, aunque la puntería no le acompañó. Su blocaje decisivo a Tunde en el minuto 95 evitó la derrota y certificó su condición de figura del encuentro. La proyección de su carrera resulta prometedora.
Sergio Gómez: Oportunidad limitada en banda
El lateral zurdo regresó al once inicial tras un partido en Elda como suplente. En esta ocasión, Víctor Gómez le generó constantes problemas con sus desbordes, limitando su capacidad para incorporarse al ataque. Su presencia ofensiva fue escasa durante la mayor parte del duelo, salvo en los instantes finales cuando el equipo buscó la victoria. No obstante, su saque de esquera perfecto en la cabeza de Jon Martín en los últimos compases merece mención especial. La faceta de balón parado del conjunto donostiarra resultó sorprendentemente eficaz, con Gómez como ejecutor preciso. Su contribución fue discreta pero tuvo un momento de lucimiento decisivo.
Jon Gorrotxategi: Motor del centro del campo
El mediocentro asumió nuevamente funciones de contención y equilibrio en momentos de descontrol. Su pase comprometido hacia Remiro en la primera mitad generó una situación de riesgo que el portero agravó con un mal control. A medida que el partido avanzaba y el físico de sus compañeros decayó, Gorrotxategi mantuvo el nivel de intensidad, convirtiéndose en uno de los pocos futbolistas que no bajó el pistón competitivo. Su labor de recuperación y distribución resultó fundamental para sostener la estructura del equipo ante las embestidas locales. La gestión del ritmo de juego pasó por sus botas en los momentos más complejos.
Luka Sucic: Primera titularidad con proyección
El centrocampista croata disfrutó de su primera titularidad en competición doméstica desde el mes de agosto, una oportunidad que el técnico le concedió tras su buena actuación en Copa ante el Eldense. Su misión consistió en combinar con Kubo en la banda derecha, aunque la constante proyección de Manu limitó sus opciones de profundizar por ese costado. Mostró compromiso en las tareas defensivas, corriendo hacia atrás para ayudar a sus compañeros. Su adaptación al ritmo de LaLiga requiere tiempo, pero la confianza del cuerpo técnico es evidente. La progresión de su rendimiento será clave en las próximas jornadas.
Balance colectivo y perspectivas
El conjunto donostiarra exhibió una versión irregular pero con matices positivos. La defensa, liderada por la excepcional actuación de Jon Martín, ofreció garantías pese a los sustos iniciales. El centro del campo, con Gorrotxategi como referente de intensidad, necesita mayor conexión con las líneas avanzadas. La falta de puntería en momentos decisivos condicionó el resultado final, aunque la solidez en balón parado emerge como un recurso valioso. El sistema DV de Oro, que computa todas las actuaciones en Liga y Copa, reflejará si estas prestaciones individuales se traducen en regularidad colectiva. La próxima cita será fundamental para consolidar las sensaciones positivas y corregir los errores evidentes en el estadio Ciutat de València.