La noche europea en Balaídos terminó con un sabor amargo para el Celta de Vigo. Lo que prometía ser una velada de celebración se convirtió en una lección de eficacia por parte de un Bolonia que supo aprovechar sus oportunidades. El conjunto italiano, liderado por un inspiradísimo Federico Bernardeschi, dio la vuelta al marcador para dejar a los gallegos en una situación comprometida en la Europa League.
El encuentro comenzó con un Celta dominador, cómodo con el balón y generando sensaciones positivas entre su afición. Los de Claudio Carreira controlaron los primeros compases, combinando con criterio y creando peligro por las bandas. Sin embargo, esa superioridad no se tradujo en goles, y como suele ocurrir en el fútbol de élite, el no marcar se pagó caro.
La historia cambió radicalmente en una jugada polémica. Javi Rodríguez cometió un claro penalti sobre un atacante italiano, y el colegiado no dudó en señalar la pena máxima. Bernardeschi se encargó de transformar el lanzamiento con la frialdad que le caracteriza, engañando al portero vigués y estableciendo el empate. Este gol fue un jarro de agua fría para el Celta, que vio cómo su dominio se esfumaba en segundos.
El segundo tanto del exjugador de la Juventus llegó tras un error en la salida del balón celeste. Un fallo en el centro del campo fue aprovechado por el italiano, que inició una contra letal. Con un disparo cruzado y ajustado al palo, Bernardeschi anotó su segundo gol de la noche, demostrando su calidad y olfato goleador. La defensa del Celta quedó desdibujada, y el marcador reflejaba una realidad dura: el Bolonia estaba muy superior.
La reacción del Celta fue tardía y desordenada. Carreira movió el banquillo introduciendo a Iago Aspas, Javi Rueda y Abdón Prats en busca de un milagro. Sin embargo, la falta de ideas y la precipitación jugaron en contra de los locales. Las posesiones eran lentas y predecibles, mientras que el Bolonia se cerraba con orden y salía con peligro al espacio.
El partido se enrareció en los minutos finales. Ilaix Moriba vio la tarjeta amarilla por protestar, lo que le costará perderse el próximo compromiso europeo. La frustración era evidente en el rostro de los jugadores celestes, que veían escapar un punto que parecía factible. Rueda tuvo la ocasión más clara para empatar, pero su remate de primeras se marchó por encima del larguero cuando todo el estadio ya celebraba el gol.
Las tensiones llegaron a su punto álgido cuando Aspas intentó levantar rápidamente a un jugador rival, gesto que generó un enfrentamiento entre ambos equipos. Radu también vio amarilla por sus protestas, reflejando el desconcierto generalizado en las filas del Celta. El colegiado añadió seis minutos de prolongación, pero el tiempo se agotó sin que los gallegos pudiesen crear peligro real.
En la rueda de prensa posterior, Carreira mostró una mezcla de frustración y optimismo. "La sensación es que ni siquiera hemos estado cómodos con el marcador por delante", reconoció el técnico, mostrando su percepción de inseguridad incluso en los mejores momentos. A pesar de la derrota, mantuvo la fe: "No dudo de conseguir estar en la próxima ronda", aseguró, confiando en revertir la situación en los próximos encuentros.
El análisis del encuentro revela problemas estructurales en el juego del Celta. La incapacidad para mantener la concentración en momentos clave, sumada a errores individuales en la salida de balón, fueron factores determinantes. El Bolonia, por su parte, demostró ser un equipo físico, bien organizado y letal en las transiciones. La diferencia de calidad en la definición marcó la diferencia en el resultado final.
La lesión de Williot Swedberg en el calentamiento también afectó los planes del Celta, obligando a un cambio de última hora que alteró el dibujo inicial. Mingueza, Carreira y Borja Iglesias fueron sustituidos en busca de frescura, pero la falta de automatismos entre los nuevos entrantes se notó.
El Bolonia gestionó el tiempo con astucia. Holm fue amonestado por perder tiempo en un saque de banda, una táctica que desesperó aún más a los locales. Los italianos supieron leer perfectamente el momento del partido, cerrando filas y dejando que el reloj jugase a su favor.
Ahora, el Celta se encuentra en una posición delicada en el grupo. La derrota complica las opciones de clasificación, aunque no las cierra definitivamente. Quedan jornadas por delante, y la victoria en territorio italiano será prácticamente obligatoria para mantener vivas las esperanzas de octavos de final.
El rendimiento de Bernardeschi será recordado como uno de los mejores de la temporada en Balaídos. Su capacidad para decidir un partido de esta magnitud demuestra por qué es considerado uno de los futbolistas más talentosos de la Serie A. Para el Celta, la lección es clara: en Europa, los errores se pagan y la eficacia del rival puede dejarte fuera de la competición.
La próxima cita europea será crucial. Carreira deberá trabajar la confianza de sus jugadores, corregir los errores defensivos y encontrar un equilibrio entre ataque y defensa que hoy brilló por su ausencia. La afición celeste, aunque decepcionada, seguirá apoyando al equipo en la difícil misión de remontar en Italia.