Iberdrola lanza dos plantas fotovoltaicas en Valencia: 252 millones de inversión

Las instalaciones de Cofrentes I y Ayora 1 generarán energía para 200.000 hogares y crearán 1.300 empleos en la comarca

Iberdrola da un paso decisivo en su apuesta por las energías limpias en la Comunidad Valenciana con el inicio de las obras de sus dos primeras plantas fotovoltaicas en la región. La eléctrica ha desembolsado 252 millones de euros para desarrollar estas instalaciones, que sumarán una potencia conjunta de 366 megavatios (MW) y se convertirán en un motor de desarrollo sostenible para la comarca del Valle de Ayora-Cofrentes. Esta inversión sitúa a la Comunidad Valenciana en el mapa de las grandes apuestas solares de la compañía en España, consolidando la región como un hub estratégico para la generación renovable.

Las dos instalaciones, bautizadas como Cofrentes I y Ayora 1, se ubicarán en la provincia de Valencia y representan la mayor inversión solar de la compañía en territorio valenciano hasta la fecha. Con una capacidad de 184 MW y 182 MW respectivamente, estas plantas generarán anualmente más de 650.000 megavatios hora (MWh) de electricidad 100% renovable. Esta cifra equivale a más del doble del consumo anual de la ciudad de Sagunto, demostrando la magnitud de la producción que entrará al sistema eléctrico nacional.

Este volumen de producción energética permitirá abastecer a 200.000 hogares cada año, equivalente a toda la población de ciudades como Castellón o Alicante. Además, evitará la emisión de 52.000 toneladas de CO₂ anuales a la atmósfera, lo que supone una reducción comparable a retirar del tráfico más de 22.000 vehículos durante un año. El impacto ambiental es significativo, ya que contribuirá a que la Comunidad Valenciana avance en sus objetivos de descarbonización para 2030, alineándose con los compromisos europeos de reducción de emisiones.

El impacto económico y social de esta iniciativa trasciende el ámbito energético. Durante las fases de construcción más intensas, las obras emplearán a 1.300 profesionales, priorizando la contratación de mano de obra local. Esta estrategia de empleo de proximidad busca dinamizar el tejido empresarial de la zona y retener el talento en la comarca, evitando la emigración de jóvenes cualificados hacia las grandes ciudades. Los puestos cubrirán perfiles diversos, desde operarios especializados hasta técnicos en energías renovables e ingenieros de proyectos.

Una de las medidas más destacadas es el programa de formación para desempleados que Iberdrola pondrá en marcha en colaboración con los ayuntamientos de la zona. En las próximas semanas se impartirán cursos específicos para capacitar a los vecinos en las competencias necesarias para incorporarse a los trabajos de construcción y operación de las plantas, garantizando así que los beneficios laborales lleguen directamente a la población local. Esta iniciativa de responsabilidad social corporativa refuerza el compromiso de la compañía con el territorio que la acoge.

La apuesta por la cadena de valor nacional es otro pilar fundamental del proyecto. Iberdrola ha seleccionado a proveedores españoles de primer nivel como Ingeteam, Eiffage, Ormazabal, Mesa y OHLA para el desarrollo de las instalaciones. Esta decisión refuerza el ecosistema empresarial del sector renovable en España y garantiza un conocimiento técnico de proximidad, reduciendo costes logísticos y fortaleciendo la competitividad de la industria auxiliar nacional. La colaboración con estas empresas generará efecto multiplicador en la economía española.

La puesta en marcha de las plantas está prevista para finales de 2026, momento en el que pasarán a fase operativa y comenzarán a generar electricidad de forma estable. Una vez activas, requerirán personal permanente para tareas de gestión y mantenimiento, creando empleos de calidad a largo plazo en la comarca. Se estima que cada planta necesitará entre 15 y 20 empleados fijos, además de personal para labores de vigilancia y conservación periódicas.

Los beneficios se extienden también a los propietarios de los terrenos donde se asentarán las infraestructuras, que percibirán rentas por el uso de sus fincas, y a los ayuntamientos que acogen las instalaciones, que verán incrementada su recaudación fiscal mediante el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) y otros tributos locales. Esta sinergia entre desarrollo energético y desarrollo rural convierte a las plantas en un proyecto de alto valor social que revitaliza la economía agraria de la zona.

Estas nuevas instalaciones se enmarcan en la estrategia de crecimiento selectivo de Iberdrola, que prioriza proyectos con acuerdos de venta de energía renovable (PPA) y socios inversores consolidados. En la Comunidad Valenciana, la compañía ya cuenta con una potencia instalada de más de 4.840 MW, de los cuales más de 3.000 MW provienen de fuentes libres de emisiones. Esta consolidación posiciona a la región como una de las más avanzadas en transición energética del territorio español.

Entre estas instalaciones destaca el aprovechamiento hidroeléctrico de Cortes-La Muela, que alberga la mayor central de bombeo de Europa. Esta infraestructura actúa como un gigantesco almacén de energía, garantizando la estabilidad del sistema eléctrico y complementando la generación intermitente de las fuentes renovables como la solar. La capacidad de almacenamiento de Cortes-La Muela es crucial para gestionar la producción solar, que varía según las condiciones meteorológicas.

El compromiso de Iberdrola con el respeto al entorno natural queda patente en los proyectos de convivencia con la biodiversidad diseñados para ambas plantas. Entre las medidas destacan un plan de educación medioambiental sobre energías limpias, el mantenimiento de vegetación autóctona relevante y la creación de corredores de conectividad ecológica para la fauna local. Estos corredores permitirán el desplazamiento de especies como el conejo, la perdiz o el jabalí sin interferencias.

Además, se construirán charcas y humedales artificiales que mejorarán los hábitats acuáticos de la zona, sirviendo como refugio para especies amenazadas y potenciando la riqueza biológica del territorio. Esta visión de desarrollo sostenible integral demuestra que la transición energética puede avanzar de la mano de la conservación del patrimonio natural, creando espacios donde la energía limpia y la biodiversidad coexisten de forma armónica.

La transición energética en España avanza a ritmo acelerado, y proyectos como los de Cofrentes I y Ayora 1 son ejemplos de cómo las grandes corporaciones pueden liderar este cambio generando impacto positivo en múltiples dimensiones: energética, económica, social y ambiental. La Comunidad Valenciana se posiciona así como un territorio clave en el mapa de las renovables españolas, con un potencial de crecimiento que podría duplicarse en la próxima década.

Con esta inversión, Iberdrola no solo refuerza su liderazgo en el sector eléctrico español, sino que también demuestra su capacidad para articular proyectos que generan valor compartido. La combinación de energía limpia, empleo local, formación, proveedores nacionales y conservación ambiental configura un modelo replicable para otras regiones que buscan transitar hacia un modelo energético sostenible sin dejar atrás a sus territorios rurales.

El futuro energético de la Comunidad Valenciana se escribe con proyectos ambiciosos que miran tanto a la descarbonización como al desarrollo rural. Las plantas de Cofrentes I y Ayora 1 son una apuesta por un modelo energético más resiliente, sostenible y cercano a las personas que, en 2026, comenzará a dar sus primeros frutos. La lección es clara: la energía del futuro no solo debe ser limpia, también justa y distribuida.

Referencias

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