El sector automovilístico europeo vive una de sus transformaciones más profundas. Ante la presión de fabricantes asiáticos que ofrecen vehículos eléctricos a precios muy competitivos, las marcas tradicionales buscan fórmulas innovadoras para mantener su liderazgo. En este contexto, Renault y Ford han anunciado una colaboración sin precedentes que permitirá desarrollar dos nuevos modelos eléctricos asequibles en territorio francés.
El acuerdo, hecho público este martes, establece que la división eléctrica Ampere de Renault pondrá a disposición de Ford su plataforma tecnológica para la creación de dos automóviles de batería que se comercializarán por menos de 25.000 euros. Esta cifra se ha convertido en el umbral mágico para competir con propuestas chinas como las de BYD o MG, que están ganando cuota de mercado rápidamente.
Producción en ElectriCity y lanzamiento en 2028
Los vehículos se fabricarán en ElectriCity, el centro de producción de vehículos eléctricos que Renault ha desarrollado en el norte de Francia. Esta instalación, que agrupa las plantas de Douai, Maubeuge y Ruitz, se ha posicionado como un hub estratégico para la fabricación de coches cero emisiones en Europa.
El calendario previsto es ambicioso pero realista: el primer modelo llegará a los concesionarios a principios de 2028. Este plazo permite a ambas compañías realizar un desarrollo adecuado, cumplir con las normativas europeas de emisiones y ajustar la cadena de suministro para la producción a gran escala.
La distribución de tareas es clara: Ford será responsable del diseño y la identidad de marca de los vehículos, manteniendo su ADN estético y su conexión con el cliente. Por su parte, Renault aportará la ingeniería, la plataforma técnica y su experiencia en la fabricación de coches eléctricos asequibles, consolidada con modelos como el nuevo R5 o el Twingo eléctrico.
El contexto: una carrera por la electrificación accesible
La decisión no es aislada. El mercado europeo exige con urgencia vehículos eléctricos que no supongan un sobrecoste prohibitivo para el consumidor medio. Las políticas de descarbonización de la UE, que prohibirán la venta de coches de combustión en 2035, han acelerado la necesidad de ofertas atractivas en precio y autonomía.
Stellantis ya ha dado un paso firme con el Citroën C3 eléctrico, que parte desde los 23.300 euros. El grupo Volkswagen prepara su contraofensiva con cuatro modelos urbanos eléctricos "made in Spain" que se situarán en torno a los 25.000 euros. Renault, con su experiencia en el segmento, comercializa ya el R5 eléctrico y prepara la nueva generación del Twingo.
Ford, por su parte, necesitaba una respuesta rápida. Su presencia en Europa se ha visto comprometida en los últimos años, con el cierre de fábricas y una reducción de su gama de productos. Esta alianza le permite reingresar con fuerza en el segmento de los eléctricos asequibles sin incurrir en los costes de desarrollo de una plataforma propia, que superan los mil millones de euros.
Vehículos comerciales ligeros: la próxima frontera
El acuerdo entre Renault y Ford no se limita a los turismos. Ambas compañías han firmado un principio de acuerdo para explorar la colaboración en vehículos comerciales ligeros. Este segmento, fundamental para la logística urbana y las flotas de reparto, está viviendo también una transición eléctrica acelerada.
La propuesta contempla el desarrollo y producción conjunta de furgonetas que se venderían bajo ambas marcas. Este modelo de "doble marca" es común en la industria y permite amortizar costes de desarrollo mientras se mantienen identidades comerciales diferenciadas.
Es importante destacar que, según las partes, esta cooperación no implicará la creación de una joint venture legal ni la compartición de riesgos financieros. Se trata de una colaboración puntual, similar a la que mantiene Renault con Nissan y Mitsubishi, aunque en este caso sin los complejos acuerdos de accionariado que han marcado esa alianza.
Implicaciones estratégicas para ambas marcas
Para Renault, el acuerdo representa una validación de su estrategia Ampere y su capacidad tecnológica. Convertirse en proveedor de plataformas para un gigante como Ford refuerza su posición como líder en electrificación asequible y le permite amortizar mejor sus inversiones en ElectriCity.
Para Ford, supone un giro estratégico crucial. La marca del óvalo azul ha anunciado recortes importantes en Europa, pero necesita mantener presencia en el mercado más exigente en sostenibilidad del mundo. Este acuerdo le da acceso a tecnología probada y una cadena de suministro establecida sin los riesgos de una inversión directa masiva.
El presidente de Ford Europa, Stuart Rowley, ha calificado la asociación como "histórica" y "fundamental para nuestra ofensiva de productos en el continente". Por su parte, Luca de Meo, CEO de Renault, ha enfatizado que "la colaboración selectiva es clave para la competitividad de la industria europea".
El desafío chino en el centro del debate
No se puede entender este acuerdo sin mencionar el factor chino. Marcas como BYD, MG, Nio o Xpeng están desembarcando en Europa con vehículos eléctricos que combinan tecnología avanzada, buena autonomía y precios muy agresivos, subsidiados por el Estado chino según denuncian las autoridades europeas.
La respuesta de la industria tradicional no puede ser únicamente proteccionista (aunque la UE ha iniciado investigaciones anti-dumping). Debe ser también competitiva en costes y eficiencia. Las alianzas como la de Renault-Ford permiten reducir costes de desarrollo entre un 30% y un 40%, según estudios de Deloitte, lo que se traduce en precios finales más ajustados.
Además, producir en Francia cumple con los requisitos del Reglamento de Baterías de la UE y futuras normas de origen que podrían excluir a los fabricantes que no tengan producción local. Es una apuesta por la soberanía industrial sin renunciar a la competitividad.
Perspectivas y próximos pasos
El roadmap es claro: en los próximos meses, equipos técnicos de ambas compañías trabajarán en la adaptación de la plataforma Ampere a las especificaciones de Ford. Se definirán los diseños exteriores e interiores, las opciones de batería y los targets de autonomía.
Paralelamente, se avanzará en el análisis de viabilidad para los vehículos comerciales ligeros. Este segmento tiene potencial de crecimiento del 15% anual en Europa, impulsado por la normativa de emisiones en ciudades y la demanda de flotas sostenibles.
La clave del éxito estará en la capacidad de mantener los plazos y los costes. La industria automovilística tiene una historia de retrasos en proyectos eléctricos y sobrecostes. Sin embargo, la experiencia de Renault en la plataforma CMF-EV (que comparte con Nissan) y la flexibilidad de Ford en diseño pueden ser una combinación ganadora.
Conclusión: una alianza de supervivencia y progreso
La cooperación entre Renault y Ford es más que un acuerdo comercial. Es un ejemplo de cómo la industria europea del automóvil está evolucionando para enfrentar desafíos globales sin sacrificar su identidad. No se trata de fusiones complejas o alianzas accionariales, sino de colaboraciones puntuales que maximizan fortalezas y minimizan debilidades.
Para el consumidor, la noticia es positiva: más opciones de vehículos eléctricos asequibles, con la garantía de marcas consolidadas y producción local. Para el sector, es una señal de que la competencia no solo proviene de Oriente, sino que también puede gestionarse desde casa mediante la inteligencia cooperativa.
El 2028 llegará pronto. Mientras tanto, todos los ojos estarán puestos en ElectriCity, donde nacerá una nueva generación de vehículos eléctricos que podrían definir el futuro de la movilidad accesible en Europa.