El reconocido actor gallego Luis Tosar sorprendió al público de Late Xou con una revelación sobre uno de los momentos más críticos de su carrera profesional. Durante su participación en el programa de TVE para promocionar su última película 'Golpes', Tosar abordó sin tapujos un episodio de salud mental que le obligó a abandonar una función teatral en el año 2000, cuando fue trasladado en camilla directamente a urgencias tras sufrir un intenso ataque de ansiedad. La conversación con el presentador Marc Giró desveló las circunstancias personales y profesionales que desencadenaron esta crisis, ofreciendo una visión cruda de la presión que viven los artistas incluso en momentos de éxito profesional.
El incidente se produjo durante la representación de 'La cena de los idiotas', una obra que supuso un hito en la trayectoria de Tosar pero que, paradójicamente, se convirtió en una fuente de sufrimiento personal. El actor se encontraba en una etapa de profunda vulnerabilidad emocional tras una reciente ruptura sentimental que le afectó especialmente. La combinación de este duelo personal con el desarraigo de su tierra natal, Galicia, y el estrés de una nueva etapa en Madrid creó un caldo de cultivo perfecto para la crisis que estaba por llegar.
En su conversación con Giró, Tosar reconoció abiertamente que el éxito de la obra le generaba una ansiedad creciente que le resultaba insoportable. Cada noche, el teatro se llenaba de risas y aplausos, una reacción que para cualquier actor sería motivo de satisfacción, pero que para él se convirtió en una fuente de tensión constante. "La obra era muy graciosa, la gente se reía mucho y no había nada que me pusiese más nervioso que eso", confesó el actor, evidenciando cómo la presión por cumplir expectativas puede desvirtuar incluso los logros más celebrados.
El estado de ánimo de Tosar se deterioró progresivamente durante las semanas de representación. La depresión y el agotamiento se apoderaron de su día a día, mientras intentaba mantener el ritmo de una función que exigía su mejor versión en cada representación. El actor describió este periodo como un lento pero inexorable proceso de desgaste mental que le dejaba "hecho polvo" y que le impedía disfrutar de lo que, en teoría, debía ser uno de los momentos más dulces de su carrera teatral.
El punto de inflexión llegó de forma abrupta y desencadenado por un evento aparentemente cotidiano. Tosar acababa de despedir a una amiga íntima que regresaba a Galicia, un momento que intensificó su morriña y su sensación de soledad en Madrid. A los treinta segundos de este adiós, con el telón a punto de alzarse, el actor sufrió una crisis que le dejó completamente incapacitado. "Me dio otro ataque y me derrumbé ahí. Sentía que no podía respirar, que se me encogía el pecho y, luego, sufrí una llantina descontrolada", relató con crudeza.
La gravedad del episodio fue tal que dos médicos que se encontraban entre el público identificaron inmediatamente los síntomas de un severo trastorno de ansiedad que requería intervención hospitalaria. Su diagnóstico fue contundente: Tosar necesitaba medicación urgente para controlar la crisis. Así, en una escena insólita para el teatro español, el actor fue retirado del escenario en camilla, visible para todo el público asistente, y trasladado de emergencia al hospital más cercano.
En el servicio de urgencias, la psiquiatra de guardia actuó con rapidez, administrando un tratamiento farmacológico que permitiera estabilizar el estado emocional del actor. "La psiquiatra me dopó para que me relajara, porque no paraba de llorar", recordó Tosar, quien aún conserva vívido el recuerdo de aquella noche. El diagnóstico médico fue contundente y reflejaba la raíz emocional de la crisis: "sufres morriña", le comunicó la especialista, reconociendo el profundo desarraigo que afectaba al gallego.
Este episodio pone de manifiesto la presión invisible que soportan los profesionales del espectáculo, donde el éxito público no siempre equivale a bienestar personal. Tosar, con su habitual honestidad, desmonta el mito del artista invencible y muestra cómo factores emocionales, combinados con el estrés profesional, pueden desembocar en crisis de salud mental graves. Su testimonio sirve para visibilizar un problema común en el sector pero raramente expuesto con tanta franqueza.
La experiencia de Tosar en 2000 anticipaba conversaciones que hoy son prioritarias en el ámbito cultural. La salud mental de los artistas y la gestión de las presiones derivadas del éxito son temas que, dos décadas después, comienzan a recibir la atención que merecen. El actor gallego, con su reconocida trayectoria en cine y teatro, aporta un testimonio de autoridad que puede ayudar a otros profesionales a identificar síntomas y buscar ayuda antes de llegar a situaciones límite.
Actualmente, Tosar sigue siendo una de las figuras más respetadas del cine español, con una carrera que le ha llevado a trabajar en proyectos de la talla de 'Golpes', su última apuesta cinematográfica. Sin embargo, su paso por 'Late Xou' demuestra que el actor no olvida aquel episodio que marcó un antes y un después en su relación con la profesión y con su propia salud emocional. La capacidad de compartir esta experiencia sin estigmas habla de su madurez personal y de su compromiso con la honestidad artística.
El relato de Tosar en el programa de TVE no solo promocionaba su nuevo trabajo, sino que abría una ventana a la vulnerabilidad humana detrás del éxito profesional. En una industria donde la perfección y el control son valores aparentemente innegociables, el actor gallego demuestra que reconocer los límites personales es un acto de valentía. Su historia de 2000, lejos de ser un simple anécdota, se convierte en una lección sobre la importancia de cuidar la salud mental en cualquier profesión, especialmente en aquellas que se desarrollan bajo la mirada pública.