Mi primer día como elfa en Laponia: frío, magia y mucha ilusión

Una joven española revela cómo es trabajar en el corazón de Laponia: desde el frío extremo hasta la emoción de vivir un cuento navideño en carne propia.

¿Te imaginas despertarte cada mañana en un paisaje de cuento, con nieve por todas partes, el aire helado rozando tu rostro y la misión de convertirte en parte de la magia navideña? Para Eva, una joven española, esa no es una fantasía: es su nueva realidad laboral. Tras decidirse por una aventura poco convencional, Eva comenzó a trabajar como elfa en Laponia, y su primer día ha sido tan intenso como encantador.

La jornada empezó con una mezcla de nervios y emoción. Eva, con una sonrisa contagiosa, confiesa que se preparó con esmero: peinado, dos trenzas cuidadosamente hechas y un toque de maquillaje para mantener el espíritu festivo. Pero no todo era cuestión de estética. El clima finlandés no perdona: ese día, el termómetro marcaba –22 grados centígrados. Un frío tan intenso que, según ella, “se me han congelado las pestañas, literalmente”.

Antes de salir, Eva se envolvió en varias capas de ropa térmica, guantes gruesos, botas impermeables y una gorra que cubría hasta las orejas. El trayecto hasta su puesto de trabajo —unos diez o quince minutos a pie— se convirtió en una experiencia visual inolvidable: paisajes blancos, silencio absoluto y una sensación de paz que solo Laponia puede ofrecer. Aunque el frío es implacable, la belleza del entorno compensa cada paso.

Al llegar, Eva se retocó frente al espejo para asegurarse de que su imagen de elfa estuviera impecable. Junto a su compañera Sina, recogieron todo el material necesario para el día. A Eva le tocó trabajar en el campamento base, un punto clave donde las familias que visitan la zona comienzan su experiencia mágica. Allí, su rol es recibir a los turistas, ayudarles a sentirse como parte de la historia navideña y, sobre todo, transmitir alegría y entusiasmo.

A pesar de que el ritmo fue intenso —“hemos estado muy liadas”, reconoce—, Eva asegura que su primer día fue “superchulo” y que se lo pasó “superbien”. La emoción de ver a los niños con los ojos brillantes, la risa de los adultos al descubrir el entorno y la sensación de estar viviendo un cuento en carne propia hicieron que cada minuto valiera la pena.

Tras una jornada llena de actividades, Eva regresó a casa exhausta pero feliz. El frío, la emoción y la magia de Laponia la dejaron con una sonrisa en el rostro y muchas ganas de seguir viviendo esta aventura. “Ahora toca descansar. Hasta pronto”, cierra su vídeo, dejando entrever que esta solo ha sido la primera entrega de una historia que promete muchas más anécdotas.

Trabajar como elfa en Laponia no es solo disfrazarse y sonreír. Es enfrentarse a condiciones extremas, adaptarse a una rutina intensa y, sobre todo, mantener viva la ilusión en medio de un entorno que parece sacado de un cuento. Para Eva, esta experiencia no solo es un trabajo: es una oportunidad de vivir la Navidad desde dentro, de convertirse en parte de la magia que tantos sueñan con experimentar.

La joven española ha logrado captar la esencia de lo que significa trabajar en uno de los destinos más mágicos del invierno. Su historia no solo inspira a quienes sueñan con vivir una aventura inolvidable, sino que también muestra que, incluso en las condiciones más extremas, la ilusión y la alegría pueden florecer.

En un mundo donde muchas personas buscan escapar de la rutina, Eva ha encontrado su propia forma de hacerlo: transformando su trabajo en una experiencia mágica. Su primer día como elfa en Laponia es solo el comienzo de una aventura que promete muchas más historias, risas y momentos inolvidables.

Si alguna vez has soñado con vivir la Navidad como en los cuentos, la historia de Eva te recordará que, con un poco de valentía y mucha ilusión, incluso los sueños más lejanos pueden convertirse en realidad. Y aunque el frío de Laponia pueda congelar hasta las pestañas, el espíritu navideño que allí se respira es capaz de calentar cualquier corazón.

Referencias