Tras ocho años alejada de los focos del cine y la televisión, Meghan Markle ha decidido volver a su pasión original: la interpretación. Según reveló el diario británico The Sun, la duquesa de Sussex está rodando actualmente en Pasadena, California, una nueva película titulada Close Personal Friends, producida por los estudios MGM. En esta cinta, compartirá escena con reconocidas actrices como Brie Larson y Lily Collins, además del actor Jack Quaid.
La película explora las dinámicas entre dos parejas: una de ellas famosa y la otra anónima, lo que permite un contraste interesante entre la vida pública y la privada. Para Markle, este proyecto no es solo un regreso a la pantalla, sino un paso significativo en su evolución personal y profesional. "Es un momento muy importante para ella y significa su regreso a lo que realmente le apasiona", afirmó una fuente cercana al proyecto. Aunque ha recibido múltiples ofertas desde su salida de la industria, esta fue la que consideró ideal para reencontrarse con la actuación de forma gradual y sin presiones.
El entorno de la duquesa ha mantenido un estricto silencio sobre su participación, lo que ha generado aún más expectación en Hollywood y en el Reino Unido. El príncipe Harry, su esposo, ha mostrado su total apoyo: "Simplemente quiere que haga lo que la haga feliz", aseguró la misma fuente. Este respaldo familiar es clave, ya que su regreso no solo implica una decisión artística, sino también una reafirmación de su identidad más allá del título real.
Markle, nacida en Los Ángeles en 1981, comenzó su carrera en la actuación en 1995 con una breve aparición en la serie Married… with Children, donde trabajaba su padre. Durante años, su trayectoria estuvo marcada por pequeños papeles en producciones como Hospital General, CSI: NY, Without a Trace, Fringe, Castle y 90210. Aunque no era una estrella reconocible, su presencia era constante y profesional.
Su gran salto llegó en 2011 con la serie Suits, donde interpretó a Rachel Zane, una asistente legal que se convirtió en un personaje icónico. Durante siete temporadas y más de 100 episodios, Markle construyó una figura femenina empoderada y carismática, que la catapultó a la fama internacional. Fue precisamente en el rodaje de esta serie donde forjó amistades duraderas y donde comenzó a consolidarse como una actriz con potencial global.
En noviembre de 2017, poco después de anunciar su compromiso con el príncipe Harry, Markle anunció su retirada de la actuación. "No lo veo como renunciar a nada. Simplemente lo veo como un cambio. Es un nuevo capítulo", dijo en aquel momento, mostrando una actitud serena y optimista. Aunque dejó de actuar, no se alejó completamente del mundo audiovisual: junto a Harry, fundó Archewell, una productora y fundación que ha desarrollado documentales, podcasts y series con enfoque social y humanitario.
Ahora, con Close Personal Friends, Markle vuelve a ponerse frente a la cámara, pero con una nueva perspectiva. Ya no es solo la actriz de televisión que conquistó a millones con su personaje en Suits, sino una mujer que ha vivido una transformación profunda: de actriz a duquesa, de figura pública a madre, de celebridad a activista. Su regreso no es una simple vuelta al pasado, sino una afirmación de su capacidad para reinventarse.
La industria del cine ha recibido la noticia con entusiasmo. La presencia de Markle en una película de MGM, junto a actrices de la talla de Brie Larson —ganadora del Oscar por Room— y Lily Collins —conocida por Emily in Paris—, añade un atractivo adicional al proyecto. Además, el hecho de que interprete a una versión de sí misma abre la puerta a una narrativa auténtica y reflexiva, algo que podría resonar profundamente con su audiencia.
Para muchos, este regreso es también una oportunidad de reevaluar su figura. En los últimos años, Markle ha sido objeto de intensa atención mediática, tanto por su vida personal como por sus decisiones profesionales. Su regreso al cine podría ser visto como un gesto de autonomía, un recordatorio de que, más allá de los títulos y las controversias, sigue siendo una mujer con talento, ambición y una historia que contar.
En resumen, el regreso de Meghan Markle al cine no es solo un acontecimiento artístico, sino un momento simbólico. Representa la reconciliación con su pasado, la afirmación de su presente y la apertura hacia un futuro en el que puede elegir su propio camino. Y aunque el mundo la mira con lupa, ella parece decidida a hacerlo a su manera: con calma, con propósito y con la misma elegancia que la caracteriza.