La brecha salarial en Granada sigue siendo una realidad palpable, con cifras que reflejan una desigualdad estructural que afecta directamente a la vida laboral y económica de las mujeres. Según un reciente informe publicado por UGT Granada, basado en datos del Estudio de Mercado de Trabajo y Pensiones de la Agencia Tributaria 2024, las trabajadoras de la provincia perciben una media anual de 18.688 euros, mientras que sus homólogos masculinos cobran 22.274 euros. Esta diferencia de 3.586 euros anuales equivale a un 16,10% menos en el salario medio femenino.
Esta disparidad implica que, para igualar los ingresos de los hombres, las mujeres granadinas deben trabajar 59 días naturales adicionales al año. En términos simbólicos, desde el 3 de noviembre hasta el 31 de diciembre, las trabajadoras están, en efecto, trabajando gratis. Esta cifra se mantiene inalterada respecto a 2023, lo que evidencia la falta de avances significativos en la eliminación de esta desigualdad.
La situación se agrava en sectores altamente feminizados y con altos niveles de precariedad laboral. El sector con la brecha más pronunciada es la agricultura, donde la diferencia salarial alcanza el 30,14%. Le siguen otros ámbitos como el comercio, la hostelería y los servicios domésticos, donde las mujeres suelen concentrarse en puestos con menor remuneración y menos estabilidad.
Un dato especialmente revelador es que, de las 97.579 mujeres asalariadas en Granada —el 52,58% del total—, la mayoría percibe un salario igual o inferior al Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Más de 56.500 trabajadoras cobran, de media, apenas 3.076 euros al año (entre 0 y 0,5 SMI), mientras que otras 41.008 se sitúan en torno a los 11.990 euros (entre 0,5 y 1 SMI). Estas cifras reflejan no solo una brecha salarial, sino también una brecha de dignidad laboral.
El impacto de esta desigualdad no se limita al salario mensual, sino que se extiende a lo largo de toda la vida laboral. Las pensiones de las mujeres en Granada son un 19,91% inferiores a las de los hombres, lo que supone una diferencia de 4.017 euros anuales. Además, en las prestaciones por desempleo, la desigualdad se sitúa en un 2,98%, lo que indica que incluso en momentos de vulnerabilidad económica, las mujeres reciben menos apoyo.
Elisenda Sánchez, secretaria de Igualdad, Juventud, Políticas Sociales y Formación de UGT Granada, ha señalado la urgencia de adoptar medidas concretas para revertir esta situación. Entre sus principales demandas se encuentra el cumplimiento estricto del Estatuto de los Trabajadores y del Real Decreto 902/2020, que regula la igualdad retributiva. También aboga por la implementación de la transparencia salarial, una herramienta clave para visibilizar y corregir las desigualdades.
Sánchez critica especialmente la regulación actual del contrato a tiempo parcial, que considera profundamente discriminatorio para las mujeres, ya que muchas trabajadoras se ven obligadas a aceptar jornadas reducidas por razones familiares o de cuidado, lo que impacta directamente en sus ingresos y en su acceso a prestaciones sociales. Además, reclama un refuerzo de los planes de actuación de la Inspección de Trabajo en materia de igualdad retributiva, para garantizar que las empresas cumplan con la normativa vigente.
Entre las causas identificadas por el informe se encuentran la segregación ocupacional, la falta de conciliación real, la invisibilización del trabajo de cuidados y la persistencia de estereotipos de género en la asignación de puestos y salarios. Estos factores, combinados, crean un entorno laboral en el que las mujeres no solo ganan menos, sino que también tienen menos oportunidades de ascenso y desarrollo profesional.
UGT Granada insiste en que la solución no puede ser parcial ni temporal. Se requiere un compromiso institucional y empresarial firme, con políticas públicas que aborden la raíz del problema. La igualdad salarial no es solo una cuestión de justicia social, sino también de eficiencia económica: cuando las mujeres ganan menos, la economía pierde potencial de crecimiento y desarrollo.
En definitiva, la brecha salarial en Granada no es un dato estadístico más, sino un reflejo de una desigualdad estructural que afecta a la vida de miles de mujeres. Eliminarla requiere voluntad política, transparencia, cambios legislativos y una transformación cultural que reconozca el valor del trabajo femenino en todos los ámbitos. Solo así se podrá avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde el esfuerzo y la dedicación se recompensen por igual, sin importar el género.