Santi Vila: entre el servicio público y la política catalana

El exconseller y exalcalde reflexiona sobre su trayectoria, sus valores y su visión crítica sobre Junts per Catalunya.

Santi Vila Vicente, historiador y exalcalde de Figueres, sigue siendo una voz reflexiva en el panorama político catalán. Con una trayectoria marcada por el compromiso local y la gestión institucional, Vila no se considera un político por vocación, sino por circunstancias y convicciones. Su entrada en la política municipal fue casi casual, impulsada por amistades y la confianza de figuras como Maria Àngels Perxas, quien lo animó a dar el paso en CiU.

Su formación académica y su vinculación temprana con el escultismo le inculcaron un profundo sentido del servicio público. Aunque comenzó su militancia en Esquerra Republicana, la dejó por las tensiones internas entre corrientes independentistas y federalistas. En aquel momento, el historiador Jordi Canal le aconsejó centrarse en su carrera académica, un consejo que Vila tomó en serio, aunque no lo alejó de la política.

Para Vila, la política municipal es la verdadera política, la que toca la vida cotidiana de la gente. Su etapa como alcalde de Figueres sigue siendo, para él, la más gratificante. Allí encontró no solo reconocimiento, sino también el cariño de la ciudadanía, incluso en momentos de gran tensión política como el Procés. Aunque sus decisiones no siempre fueron comprendidas, nunca perdió la conexión con la gente que lo eligió.

Su paso por el Govern de la Generalitat —como conseller de Territori, Cultura y Empresa— fue intenso, pero también marcado por la controversia. Implicado en el 1-O y con una imputación en el caso de Sixena, Vila no se arrepiente de sus decisiones, aunque reconoce que la política institucional a veces se aleja de los valores que lo llevaron a ella.

Hoy, Vila mantiene una postura crítica, especialmente hacia Junts per Catalunya. En sus palabras, la formación tiene excelentes alcaldes, pero parlamentarios de bajo rendimiento. Para él, la política debe ser un servicio, no un espectáculo. Y aunque ya no ocupa cargos, sigue comprometido con la educación, la gestión privada y la reflexión histórica.

Su mensaje es claro: la política debe volver a centrarse en las personas, en los problemas reales, y no en las estrategias partidistas. Y aunque ya no es alcalde, ni conseller, ni militante activo, su voz sigue siendo relevante para quienes buscan una política más humana y menos ideológica.

Referencias