Brunson lidera la remontada de los Knicks en el MSG de Navidad

El base anota 34 puntos y guía a Nueva York a una épica victoria ante Cleveland en el tradicional partido navideño del Madison Square Garden

El Madison Square Garden volvió a convertirse en el epicentro del baloncesto mundial de la NBA durante la celebración navideña, acogiendo un duelo vibrante entre los New York Knicks y los Cleveland Cavaliers que quedará en la memoria de los aficionados. Jalen Brunson se erigió como el gran protagonista de la jornada, liderando de forma magistral una remontada épica que culminó con un ajustadísimo triunfo por 126-124 para los locales.

La tradición de los partidos de Navidad en el MSG es un ritual sagrado para los devotos del baloncesto. Este año, la histórica catedral neoyorquina presenció otra actuación memorable de su nuevo mesías, quien con 34 puntos demostró una vez más por qué se ha convertido en el absoluto referente indiscutible de la franquicia. Curiosamente, Donovan Mitchell, escolta de los Cavaliers, igualó esa cifra anotadora, estableciendo un duelo individual de altísimo nivel.

El encuentro comenzó con un total dominio claro de la visita. Cleveland saltó a la pista con una intensidad defensiva y un acierto ofensivo que dejó a los Knicks en una situación muy comprometida desde el inicio. El marcador reflejaba un preocupante 5-20 a favor de los de Ohio, y la parroquia neoyorquina comenzaba a inquietarse. La dirección de juego de Darius Garland, quien finalizó con 20 puntos y 10 asistencias, combinada con la versatilidad de Mitchell, parecía haber desdibujado los planes defensivos locales.

El entrenador de los Cavaliers había preparado una estrategia defensiva específica para contener a Brunson, utilizando constantes cambios en las coberturas y apostando por la longitud y la movilidad de Dean Wade, un jugador de 2,06 metros capaz de alterar los lanzamientos del base neoyorquino. Durante buena parte del encuentro, el plan funcionó. Al inicio del último cuarto, los visitantes mantenían una cómoda ventaja de 84-99 que silenciaba progresivamente los ánimos de los fieles congregados en las gradas.

Sin embargo, el carácter combativo de estos Knicks, moldeado a imagen y semejanza de su entrenador Tom Thibodeau, volvió a emerger en el momento crítico. Brunson, lejos de desanimarse, comenzó a encontrar las grietas en la defensa rival. Su capacidad para leer el juego y seleccionar los mejores ángulos de ataque se hizo patente en los minutos decisivos. Con un 10/25 en tiros de campo y un notable 6/12 en triples, el base demostró una eficiencia clínica cuando más se necesitaba.

El apoyo del banquillo resultó fundamental. Jordan Clarkson aportó 25 puntos de enorme calidad, mientras que el novato Tyler Kolek sumó 16 puntos que resultaron vitales para mantener vivo el pulso ofensivo. En la pintura, Karl-Anthony Towns firmó un doble-doble con 11 puntos y 14 rebotes, aunque su impacto se diluyó en los instantes finales del compromiso.

Precisamente, la batalla en el interior fue uno de los factores determinantes. Mitchell Robinson, pívot de los Knicks, no anotó ni un solo punto, pero su labor se midió en otros registros. Con 13 rebotes, muchos de ellos ofensivos, proporcionó a su equipo segundas oportunidades invaluables que permitieron mantener la presión sobre la defensa de Cleveland. En una era dominada por centros polivalentes capaces de hacer de todo, Robinson representa la esencia del pívot tradicional, cuya influencia trasciende el marcador.

La remontada neoyorquina no fue un proceso lineal. Los Knicks tuvieron que superar dos déficits significativos: el inicial de 5-20 y el del último cuarto. La capacidad de reacción del equipo habla de una madurez competitiva que ha costado años de construcción. El sistema implementado por el cuerpo técnico busca potenciar el ataque desde las esquinas, generando espacios que Brunson sabe explotar en las últimas posesiones cuando la jugada inicial no fructifica.

El duelo entre Brunson y Mitchell adquirió tintes de legado generacional. Ambos comparten un maestro común en Ricky Rubio, quien ha dejado su impronta en la forma de entender el juego de estos dos talentosos jugadores. La lectura del partido, la paciencia para seleccionar los mejores momentos de ataque y la visión de equipo son características que evocan el estilo del base español.

Entre el público asistente, que como cada Navidad congrega a numerosas celebridades, destacó la presencia del ex futbolista del Real Madrid Marcelo, quien disfrutó del espectáculo desde primera fila. Su asistencia refuerza el carácter global del evento, que trasciende las fronteras del deporte estadounidense.

La victoria deja a los Knicks en una posición privilegiada en la Conferencia Este, consolidándolos como un serio aspirante a contender por el título. La química del equipo, la claridad de roles y la presencia de un líder consolidado en Brunson son elementos que diferencian a este proyecto de etapas anteriores marcadas por la frustración. La era Carmelo Anthony, mencionada en los recuerdos de los seguidores, queda cada vez más lejana en el tiempo, sustituida por un modelo de construcción más sólido y colectivo.

El partido concluyó con el MSG en éxtasis, celebrando no solo una victoria más, sino la confirmación de que los Knicks han recuperado su identidad competitiva. La gesta de Brunson y sus compañeros se suma a la larga lista de momentos memorables que ha vivido la mítica arena neoyorquina en fechas navideñas. Para los seguidores de la franquicia, este triunfo representa más que dos puntos en la clasificación; simboliza el retorno a la relevancia de un equipo que durante años vagó por el desierto de la mediocridad.

La próxima cita para los Knicks será la oportunidad de consolidar esta buena dinámica, mientras que los Cavaliers deberán analizar cómo permitieron escapar una victoria que tenían prácticamente en el bolsillo. La lección es clara: en el Madison Square Garden, especialmente en Navidad, nunca se puede dar nada por sentado cuando Jalen Brunson lidera el sermón en la cancha.

Referencias

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