Almudena Cid, la reconocida exgimnasta rítmica y actriz alavesa, vive estas navidades de 2025 de forma muy distinta a años anteriores. Un complejo proceso quirúrgico en su cadera le ha obligado a guardar reposo durante las fiestas, con la incertidumbre de recuperar la movilidad que tanto ha caracterizado su vida profesional. A través de una conmovedora misiva publicada en sus redes sociales, la deportista ha dado a conocer los detalles de su intervención, en la que le han implantado una prótesis de cadera, y ha aprovechado para lanzar un potente mensaje sobre la situación de los deportistas tras su retirada.
El origen de su problema de salud se remonta a finales de 2023, durante la gira de teatro Ladies Football Club, donde interpretaba el papel de Olivia Lloyd. Fue precisamente en uno de los momentos culminantes de la obra cuando su cuerpo le envió la primera señal de alarma. «En una escena debíamos sostener e impulsar el cuerpo de una compañera, un gesto simbólico de equipo que atravesaba toda la trama», relata Cid en su carta. Fue entonces cuando experimentó una sensación que nunca antes había padecido: un sudor frío que le recorrió todo el cuerpo, el precursor de un desmayo que estaba a punto de producirse.
A pesar de la evidente molestia, la exgimnasta completó la función hasta el final, demostrando una vez más la entrega que le ha definido durante décadas. «Cuando llegaron los aplausos, cada paso con mi pierna izquierda era como caminar con cemento», confiesa. Aquella determinación, sin embargo, tenía un coste físico evidente. Días después, los diagnósticos confirmaron lo peor: sufría una displasia severa, con el labrum roto y el cartílago y la articulación severamente dañados. La solución pasaba por una intervención quirúrgica de envergadura.
Lo más sorprendente de su relato es la constancia con la que ha continuado su actividad profesional pese al dolor crónico. Almudena Cid no solo terminó la gira teatral, sino que durante los últimos años ha seguido presentando programas de televisión, impartiendo masterclass y viajando por todo el país. En muchas ocasiones, incluso con calzado de tacón, lo que agravaba aún más su condición. «Durante años he convivido con el dolor, pero mi compromiso con el trabajo y con mi público siempre ha estado por encima de mí misma», reconoce.
Precisamente este compromiso desmedido es lo que le ha llevado a reflexionar sobre la situación de los deportistas una vez que cuelgan las botas. En su misiva, Cid no solo habla de su experiencia personal, sino que denuncia una realidad sistémica: el abandono que sufren los deportistas profesionales tras su retirada. «El detonante fue hace dos años, pero esta cadera viene marcada por toda una carrera deportiva», argumenta. Su intención es clara: visibilizar un problema que afecta a cientos de exatletas que, tras años de sacrificio, se encuentran sin el apoyo necesario para afrontar las secuelas de su profesión.
La gimnasia rítmica, disciplina en la que Cid alcanzó la cima mundial, es especialmente exigente con el cuerpo. Años de entrenamientos intensivos, posturas forzadas y una exigencia física extrema dejan secuelas que muchas veces no se manifiestan hasta años después. La falta de protocolos de seguimiento médico y de protección social para deportistas en estos casos es una laguna que la deportista quiere poner sobre la mesa. «El abandono que vive el deportista tras la retirada también aparece en momentos como el que estoy atravesando ahora», sentencia.
A sus 44 años, Almudena Cid se enfrenta ahora a un proceso de rehabilitación que será largo y complejo. La operación de cadera con prótesis implica meses de fisioterapia, ejercicios de recuperación y una adaptación gradual a su nueva realidad física. Sin embargo, su espíritu competitivo y su optimismo siguen intactos. «Mi sueño es volver a bailar», afirma con la misma determinación que la llevó a competir en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos.
El mensaje de Cid ha generado una ola de apoyo en redes sociales, donde cientos de seguidores y compañeros del mundo del deporte le han enviado mensajes de ánimo. Muchos comparten su preocupación por la falta de protección de los deportistas, especialmente en disciplinas minoritarias donde los recursos son más escasos. La conversación que ha abierto trasciende su caso particular y apunta a una reforma necesaria en el sistema de protección deportiva.
La exgimnasta, que se convirtió en un icono de la gimnasia rítmica española, no solo ha sido una deportista excepcional, sino también una profesional del espectáculo que ha sabido reinventarse. Su salto del deporte de élite al mundo del teatro y la televisión demuestra una versatilidad poco común. Ahora, desde la convalecencia, continúa utilizando su voz para defender causas que considera justas.
El futuro inmediato de Almudena Cid pasa por la recuperación. Con muletas como compañeras inseparables y el reposo como única medicina estas navidades, la alavesa afronta el desafío con la misma fortaleza que la caracterizó en sus años de competición. Su historia sirve como recordatorio de que los límites del cuerpo humano, aunque ampliables, tienen un precio que la sociedad debe estar dispuesta a asumir.
A través de su testimonio, Cid no solo comparte su vulnerabilidad, sino que exige un cambio estructural. La protección del deportista no debe terminar cuando se apagan las cámaras o cuando se cierra el pabellón. Debe extenderse más allá, garantizando que quienes han puesto su salud al servicio del éxito deportivo cuenten con el respaldo necesario para afrontar las consecuencias.
Estas navidades, mientras la mayoría celebra con familiares y amigos, Almudena Cid lo hará desde la tranquilidad de su hogar, consciente de que el camino de vuelta a los escenarios será largo, pero no imposible. Su sueño de volver a bailar no es solo un deseo personal, sino un símbolo de resistencia y esperanza para todos aquellos que, como ella, han dedicado su vida al deporte.