Almudena Cid denuncia la falta de protección tras su operación de cadera

La exgimnasta revela que un incidente en 2023 fue el detonante de su cirugía, pero siguió trabajando con dolor durante dos años.

Almudena Cid, la reconocida exgimnasta de 45 años que ha pasado por los escenarios más prestigiosos del mundo del deporte, ha iniciado una nueva etapa de su vida tras someterse a una compleja intervención quirúrgica de cadera. A través de su perfil en Instagram, la deportista ha compartido con sus seguidores los detalles de su recuperación, mostrándose caminando con muletas apenas 24 horas después de la operación, una imagen que ha conmovido a sus fans. Sin embargo, más allá de las imágenes hospitalarias, Cid ha aprovechado su experiencia para lanzar una contundente denuncia sobre la precariedad con la que conviven muchos deportistas una vez finalizada su carrera profesional.

El origen de su problema de salud se remonta a finales de 2023, durante la gira de teatro Ladies Football Club, donde interpretaba el personaje de Olivia Lloyd. Fue en uno de los momentos culminantes de la función cuando el cuerpo de Almudena le envió una señal de alerta que no podía ignorar. "Debíamos sostener e impulsar el cuerpo de una compañera, un gesto de equipo que atravesaba toda la obra", recuerda la exgimnasta con detalle. En ese instante, sintió cómo un sudor frío le recorría el cuerpo, una sensación desconocida hasta entonces que le heló la sangre. "El resto de la función la hice por inercia y mecánica", confiesa con honestidad, reconociendo que su cuerpo ya no respondía como debía, pero su compromiso profesional la mantuvo en pie.

Aquella sensación fue el preludio de una aguda crisis que se manifestó cuando los aplausos finalmente resonaron en el teatro. "Cada paso con mi pierna izquierda era como caminar con cemento", describe con crudeza la exgimnasta, que tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para abandonar el escenario. Con el tiempo, comprendió que aquel sudor frío había sido el último aviso antes de un desmayo inminente. Pero lo más revelador de su testimonio es la reflexión que comparte: "Mi compromiso, como tantas veces en mi vida y mi carrera deportiva, estaba por encima de mí". Esta frase resume una filosofía que ha marcado su trayectoria, pero que también ha tenido un coste físico elevado que ahora paga con creces.

La cadera, finalmente, dijo basta. Ese día en el escenario marcó el punto de inflexión que la llevó a la decisión de someterse a una cirugía de prótesis. Sin embargo, entre aquel momento y la operación reciente transcurrieron dos largos años de dolor constante y resistencia. Durante este periodo, Almudena Cid no se detuvo ni un solo día. Continuó con su intensa agenda profesional, presentando programas de televisión con tacones altos, impartiendo masterclass por todo el país y viajando constantemente. Todo ello mientras convivía con una serie de problemas médicos graves que hubieran dejado a cualquier otra persona en cama: displasia de cadera, labrum roto, cartílago y articulación dañados.

La exgimnasta no oculta que este ritmo de vida, a pesar del sufrimiento físico, le ha merecido la pena. El motivo es claro: le permitió cumplir uno de sus sueños más preciados, el de construir su propia casa. Sin embargo, esta decisión personal no justifica, en su opinión, la falta de estructuras de apoyo para quienes han dedicado su vida al deporte de élite. Es por ello que ha utilizado su experiencia para denunciar públicamente la poca protección que tienen los deportistas una vez que cuelgan las botas y se enfrentan a las secuelas de años de exigencia física extrema.

Su testimonio pone de manifiesto una realidad que afecta a muchos exdeportistas: la necesidad de seguir produciendo ingresos a pesar de las secuelas físicas de una carrera deportiva intensa. La falta de seguridad económica y sanitaria postretiro obliga a muchos a prolongar su actividad más allá de lo recomendable desde el punto de vista médico. Almudena Cid ha decidido romper el silencio sobre este tema, convirtiendo su experiencia personal en una voz de alerta para la sociedad y las instituciones deportivas que, según ella, deben asumir más responsabilidad.

Durante su estancia hospitalaria, la exgimnasta ha recibido el cariño incondicional de sus seres queridos. Su pareja, Gerardo Berodia, ha estado constantemente a su lado, al igual que sus padres, quienes han sido su "gran apoyo incondicional" a lo largo de toda su vida y carrera. También ha recibido la visita de compañeras profesionales como la periodista Paloma del Río, con quien ha compartido retransmisiones deportivas y una gran amistad que trasciende la pantalla. En sus publicaciones, Cid ha agradecido públicamente al equipo sanitario que la ha atendido, destacando su profesionalidad y dedicación en cada detalle.

Las imágenes que ha compartido en redes sociales muestran a una mujer fuerte y decidida, sonriente a pesar de las circunstancias. En una de las fotografías aparece con sus muletas, demostrando una recuperación temprana que sorprende positivamente a los médicos. En otras, posa junto a sus visitas o con el personal del hospital, siempre con una actitud positiva y agradecida que refleja su fortaleza interior.

La intervención quirúrgica marca el cierre de un ciclo de dos años de sufrimiento silencioso y el inicio de una nueva etapa. Almudena Cid enfrenta ahora un proceso de rehabilitación que, si bien será exigente, le permitirá recuperar la calidad de vida que el dolor le había arrebatado. Su historia sirve como ejemplo de resiliencia, pero también como un llamado de atención sobre la necesidad de mejores sistemas de protección para quienes han puesto su cuerpo al servicio del deporte y del entretenimiento.

La denuncia de la exgimnasta no es un caso aislado en el panorama deportivo español. Muchos deportistas de élite terminan su carrera con secuelas físicas importantes que deben gestionar sin el apoyo adecuado. Lesiones crónicas, problemas articulares, dolores persistentes son el pan de cada día para quienes han exigido al máximo sus cuerpos durante años. Sin embargo, una vez fuera de las pistas, campos o podios, el seguimiento médico y la cobertura económica disminuyen drásticamente, dejando a muchos en una situación de vulnerabilidad.

Almudena Cid ha decidido utilizar su visibilidad pública para visibilizar este problema sistémico. Su testimonio honesto y directo ha generado una ola de apoyo en redes sociales, donde seguidores y compañeros del mundo del deporte han aplaudido su valentía. Muchos han compartido experiencias similares, creando un diálogo abierto sobre la necesidad de cambios estructurales en la protección de los deportistas españoles.

El futuro de la exgimnasta pasa ahora por la recuperación física, pero también por la consolidación de su mensaje social. Su experiencia puede convertirse en un punto de inflexión para que las autoridades deportivas y políticas tomen medidas concretas. Mientras tanto, Cid se centra en su rehabilitación, con la misma determinación que la llevó a conquistar podios internacionales y a triunfar en el mundo de la televisión.

La historia de Almudena Cid es un recordatorio poderoso de que detrás de cada éxito deportivo hay un ser humano con un cuerpo que tiene límites. Su denuncia invita a reflexionar sobre el valor que damos a la salud de quienes nos han hecho soñar con sus gestas deportivas. Es hora de que el compromiso con los deportistas vaya más allá de los aplausos y se traduzca en políticas de protección efectivas y duraderas que garanticen su bienestar una vez que la competición termina.

Referencias

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