Levante-Villarreal aplazado: fechas posibles para su recuperación

LaLiga y los clubes valencianos buscan hueco en un calendario saturado de competiciones para recuperar el encuentro suspendido por las fuertes lluvias.

El encuentro de fútbol que debía enfrentar al Levante UD contra el Villarreal CF, programado para este domingo 14 de diciembre de 2025 a las 18:30 horas en el estadio Ciutat de València, ha quedado oficialmente suspendido como medida preventiva ante la alerta roja por intensas precipitaciones que afecta a la Comunidad Valenciana. La decisión, tomada por las autoridades competentes y avalada por LaLiga, obliga a ambas entidades a negociar una nueva fecha para recuperar este compromiso liguero en un calendario prácticamente sin respiro.

La suspensión del derbi valenciano no es una medida trivial. La seguridad de aficionados y jugadores es la prioridad absoluta cuando las condiciones meteorológicas extremas ponen en riesgo la normalidad del evento. Sin embargo, esta determinación abre un complejo escenario de planificación que afecta tanto a los clubes como a la competición doméstica, que debe reorganizar una jornada ya apretada por múltiples competiciones.

Calendario imposible hasta 2026

El primer obstáculo para reprogramar el encuentro es la falta de huecos disponibles en lo que resta del año 2025. El calendario futbolístico español está diseñado con una precisión milimétrica que apenas deja márgenes para imprevistos. En los próximos días, concretamente entre el 16 y el 18 de diciembre, tanto el Levante como el Villarreal tienen compromisos ineludibles en la Copa del Rey, en la ronda de dieciseisavos de final. Los granotas visitarán la cancha de la Cultural Leonesa, mientras que el Submarino Amarillo se desplazará a Santander para medirse al Racing, ambos encuentros programados para el miércoles.

Tras esta breve parentesis copero, llega el último fin de semana de competición liguera del año, del 19 al 22 de diciembre, donde ambos equipos deben cumplir con sus respectivos compromisos de la jornada de LaLiga. Una vez finalizada esta fecha, el fútbol profesional español entra en el parón navideño establecido por convenio entre LaLiga, los clubes y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), que se extiende desde el 23 de diciembre hasta el 2 de enero de 2026. Este periodo de descanso es sagrado en el calendario y no se contempla su alteración salvo circunstancias excepcionales.

La semana de Reyes: la opción más viable

Ante este escenario, la fecha que cobra mayor fuerza para la recuperación del partido aplazado es la entresemana del 6 al 8 de enero de 2026. Este periodo coincide con las celebraciones de la festividad de Reyes Magos, pero también con la disputa de la Supercopa de España en Arabia Saudí. La clave aquí radica en que ni el Levante ni el Villarreal forman parte de este torneo, que enfrenta a los cuatro primeros clasificados de LaLiga y al ganador de la Copa del Rey de la temporada anterior.

Esta circunstancia deja a ambos conjuntos libres de compromisos oficiales durante esos días, convirtiendo esta opción en la más lógica y factible desde el punto de vista administrativo. LaLiga podría programar el encuentro para el martes 6 o miércoles 7 de enero, dejando un día de margen antes de que ambos equipos deban preparar la siguiente jornada liguera, programada para el fin de semana del 9 al 12 de enero, cuyos horarios aún no han sido confirmados oficialmente.

La ventaja de esta fecha es que evitaría una situación mucho más problemática: tener que aplazar el encuentro hasta febrero. El mes de enero está completamente saturado con competiciones de distinta índole, incluyendo la Champions League para el Villarreal, que debe cumplir con sus compromisos europeos, además de las sucesivas rondas de la Copa del Rey y la propia competición doméstica.

La alternativa condicionada por la Copa del Rey

No obstante, existe una posibilidad alternativa que depende exclusivamente de los resultados deportivos de la próxima semana. Si tanto el Levante como el Villarreal resultaran eliminados en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, quedarían libres en la siguiente ronda copera, los octavos de final, que se disputan entre el 13 y el 15 de enero.

En este escenario, ambos clubes tendrían un hueco inesperado en su calendario que podrían aprovechar para recuperar el derbi aplazado. Sin embargo, esta opción presenta varios inconvenientes. Primero, depende de resultados impredecibles: ningún equipo entra en una competición con la intención de perder, por lo que contar con una eliminación como planificación es arriesgado. Segundo, la logística de organizar un partido con tan solo unos días de antelación puede generar problemas de seguridad, venta de entradas y coordinación con los servicios municipales.

Además, si solo uno de los dos equipos consigue pasar de ronda en la Copa del Rey, esta alternativa quedaría automáticamente descartada, ya que el club clasificado debería preparar su compromiso de octavos, mientras que el eliminado quedaría con un hueco que no podría cubrir sin su rival.

Febrero: el último recurso

Si ninguna de las dos opciones anteriores se materializa, el horizonte se alarga hasta febrero. En este caso, LaLiga debería esperar a que ambos conjuntos queden eliminados de la Copa del Rey para poder utilizar la semana de los cuartos de final, programada entre el 3 y el 5 de febrero. Esta sería la primera ocasión en la que ambos equipos podrían coincidir libres de compromisos coperos simultáneamente.

Otra posibilidad dentro de febrero sería buscar un hueco en las semanas siguientes, siempre que el Villarreal no esté comprometido con los enfrentamientos de Champions League, cuyas fechas también ocuparían gran parte del mes. Esta última opción resulta la menos deseable para todos los implicados, ya que prolongaría la incertidumbre y podría afectar al ritmo competitivo de ambos equipos, que tendrían un partido pendiente mientras desarrollan el resto de su calendario.

Una decisión pendiente

Actualmente, LaLiga mantiene contacto constante con ambos clubes para valorar todas las alternativas y tomar una decisión final que se comunicará en las próximas horas o días. La entidad presidida por Javier Tebas debe equilibrar los intereses deportivos, la seguridad, la logística y la experiencia del espectador.

Para los aficionados, la incertidumbre genera tanto desazón como expectación. Por un lado, la frustración de no poder disfrutar del derbi en la fecha prevista; por otro, la esperanza de que la nueva fecha les permita asistir al estadio en mejores condiciones. La semana de Reyes, por ejemplo, podría facilitar la asistencia de seguidores que tienen días libres por las festividades, aunque también podría complicar los desplazamientos por las tradicionales vacaciones.

El Villarreal, por su parte, debe gestionar la sobrecarga de competiciones que supone su participación en Europa. Cada partido aplazado es un quebradero de cabeza para su cuerpo técnico, que debe planificar descansos, entrenamientos y viajes con una precisión quirúrgica para evitar el desgaste físico y mental de su plantilla.

El Levante, mientras tanto, ve cómo este aplazamiento le obliga a alterar su dinámica competitiva. Los granotas venían de una racha de resultados que les había permitido consolidar una posición cómoda en la tabla, y esta interrupción podría cortar su ritmo. Sin embargo, también les da tiempo para recuperar a jugadores con molestias físicas y preparar con más mimo un encuentro que siempre tiene un componente emocional especial por su condición de derbi autonómico.

El factor climático

La alerta roja por lluvias que ha provocado este aplazamiento no es una medida exagerada. En los últimos años, la Comunidad Valenciana ha sufrido episodios de gota fría y DANA que han causado daños materiales y, lamentablemente, víctimas mortales. Las autoridades deportivas y los clubes han asumido la responsabilidad de no contribuir a saturar los servicios de emergencia y de garantizar la seguridad de decenas de miles de personas que confluyen en los estadios.

Este tipo de decisiones, aunque impopulares en el momento, reflejan la madurez del sistema y la priorización del bien común sobre los intereses económicos inmediatos. LaLiga ha demostrado en ocasiones anteriores su flexibilidad para adaptarse a circunstancias meteorológicas, sanitarias o de seguridad, y este caso no iba a ser una excepción.

Impacto en la competición

El aplazamiento del Levante-Villarreal no solo afecta a los dos clubes implicados, sino que tiene repercusiones en toda la competición. Los rivales directos de ambos equipos en la tabla esperan con interés la resolución, ya que un partido aplazado puede alterar la dinámica de la lucha por los objetivos a final de temporada.

Para LaLiga, cada partido recuperado fuera de las fechas previstas supone un desafío logístico adicional: reprogramar servicios de seguridad, árbitros, transmisión televisiva y coordinación con los cuerpos de seguridad del Estado. Además, debe garantizar que la competición mantenga su integridad y que ningún equipo se vea perjudicado por acumulación de partidos respecto a sus rivales.

Conclusiones

En resumen, el Levante-Villarreal aplazado tiene tres escenarios posibles: la semana de Reyes como opción preferente, la semana del 13-15 de enero como alternativa condicionada a eliminaciones en Copa, o febrero como último recurso. La decisión final dependerá de los resultados deportivos de los próximos días y de la capacidad de negociación entre LaLiga y los clubes.

Mientras tanto, los aficionados de ambos equipos permanecen a la espera de una confirmación oficial que les permita planificar su asistencia al Ciutat de València. Lo que está claro es que, tarde o temprano, el derbi se disputará y seguirá siendo uno de los platos fuertes del fútbol valenciano, con la rivalidad y el espectáculo que caracterizan estos encuentros.

Referencias

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