Emilio Gutiérrez Caba estrena 'Los duelistas' y carga contra la política

El actor y director reflexiona sobre el honor, la vanidad y la falta de autocrítica en la sociedad actual

Emilio Gutiérrez Caba, una de las figuras más consolidadas del panorama artístico español, regresa a los escenarios en 2025 con un proyecto que fusiona su vasta experiencia actoral con su faceta directorial. A sus 83 años, este intérprete galardonado con dos premios Goya demuestra que su creatividad no tiene fecha de caducidad.

Su nueva apuesta teatral, "Los duelistas", representa un reto artístico que le ha permitido revisitar una historia que le marcó en su juventud. La obra, que podrá verse en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa de Madrid, supone una adaptación de la novela homónima de Joseph Conrad realizada por Javier Sahuquillo. La productora valenciana Yapadú le propuso este proyecto, que despertó inmediatamente su interés por su profundidad temática.

El actor recuerda con nitidez su primer contacto con esta historia. "La vi hace décadas, cuando Ridley Scott la llevó al cine. Me impactó profundamente", confiesa. La película, estrenada en 1977 como ópera prima del célebre director británico, le dejó una impresión duradera tras verla en una sesión doble en Playa de Aro. Aquella experiencia cinematográfica se ha convertido ahora en la fuente de inspiración para su regreso a la dirección escénica.

Más allá de la trama histórica, la obra de Conrad esconde una feroz crítica antibelicista. "El siglo XIX vivía convencido de su superioridad moral, sin imaginar los desastres que se avecinaban", analiza Gutiérrez Caba. "Curiosamente, nosotros hoy nos encontramos en una situación paralela, incapaces de prever las consecuencias de nuestros actos".

La trama se centra en un enfrentamiento obsesivo entre dos oficiales napoleónicos que mantienen una serie de duelos a lo largo de años. Mientras Europa presencia los horrores de las guerras civiles, la sociedad de la época se entretiene con este combate singular. "Conrad utiliza el duelo como metáfora de la violencia gratuita y el orgullo ciego", explica el director.

El concepto de honor ocupa un lugar central en la obra y en las reflexiones del actor. Para Gutiérrez Caba, el honor tradicional no es más que una mezcla tóxica de orgullo, celos y estupidez. Esta definición cobra sentido cuando se aplica a la realidad contemporánea.

La pregunta obligada es qué significa el honor en la actualidad, en una época donde los líderes políticos parecen guiarse más por el ego que por el servicio público. El actor no duda en trazar paralelismos entre los personajes de Conrad y los gobernantes de hoy. "Observamos constantemente actitudes de soberbia, vanidad y, en muchos casos, una estupidez preocupante", afirma con contundencia.

La crítica de Gutiérrez Caba se extiende más allá de la política. Considera que la sociedad en su conjunto ha perdido la capacidad de autocrítica. "Hemos dejado de mirarnos al espejo", sentencia. Mientras él reconoce su propio envejecimiento con naturalidad, echa de menos que los demás hagan un ejercicio similar de honestidad. "Yo me miro y veo las arrugas, los años, pero también la experiencia. En cambio, la clase política y gran parte de la ciudadanía evitan este encuentro consigo mismos".

Esta falta de reflexión, según el actor, ha generado una crisis de valores. "Hemos sustituido el valor del ser humano por el valor del consumo", lamenta. La corrupción, la desigualdad y la falta de empatía son síntomas de esta transformación. "Cuando hablamos de corrupción, nos referimos solo a lo económico, pero hay una corrupción moral mucho más profunda que nos está carcomiendo".

La obra de Conrad, escrita en un contexto de transformación europea, resuena con extraña actualidad. Los personajes, atrapados en sus propios prejuicios y su sentido del honor, no pueden ver el daño que causan. "Es exactamente lo que vemos hoy en nuestros gobernantes", insiste Gutiérrez Caba. "Deciden basados en su orgullo, no en el bien común, y la sociedad les permite hacerlo".

El actor compara el trabajo del artista con el de un chef. "Preparamos un plato con mimo y dedicación. Luego corresponde al público saborearlo, digerirlo y sacar sus propias conclusiones". Esta metáfora culinaria refleja su concepción del teatro como espacio de encuentro y reflexión colectiva.

"Los duelistas" se presenta así como más que una simple puesta en escena. Es un espejo cóncavo que refleja distorsionada pero claramente nuestra realidad. La violencia, el fanatismo y la falta de diálogo no son patrimonio del siglo XIX, sino problemas muy vigentes.

Gutiérrez Caba, con su característica mezcla de ironía y sabiduría, invita al público a cuestionar sus propias certezas. "El teatro no debe dar lecciones, pero sí provocar preguntas", afirma. Y las preguntas que plantea esta obra son incómodas: ¿Hasta qué punto somos nosotros también duelistas? ¿Qué batallas absurdas mantenemos por puro orgullo?

La adaptación de Sahuquillo mantiene la esencia de Conrad pero la acerca al público actual. "No estamos haciendo teatro de museo", aclara el director. "Estamos contando una historia universal sobre la condición humana".

El regreso de Gutiérrez Caba a la dirección supone también un acto de fe en el teatro como herramienta de transformación social. En una época dominada por la inmediatez digital, apuesta por la lentitud del diálogo escénico y la profundidad de los personajes complejos.

El actor no oculta su preocupación por el futuro. "El siglo XIX no sabía lo que le venía encima. Nosotros tampoco, pero tenemos menos excusas porque la historia debería habernos enseñado algo". Esta advertencia convierte cada función en una lección de historia y una llamada de atención.

"Los duelistas" se representará en uno de los espacios culturales más emblemáticos de Madrid, el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa. Esta elección no es casual. El centro, conocido por su apoyo al teatro de calidad, se convierte en el marco perfecto para una propuesta que busca el diálogo con una audiencia exigente.

La producción de Yapadú ha confiado en Gutiérrez Caba no solo por su prestigio, sino por su capacidad de conectar con el público contemporáneo a través de textos clásicos. "Una obra del siglo XIX puede iluminar problemas del siglo XXI si se aborda con honestidad", afirma la productora.

El actor concluye con una reflexión que resume su filosofía artística y vital. "El teatro es mi espejo. Me obliga a mirarme de frente, a reconocer mis miedos y mis esperanzas. Ojalá esta obra sirva para que otros encuentren su propio espejo". Esta declaración encapsula el espíritu de "Los duelistas": un llamamiento a la introspección colectiva en tiempos de ruido exterior.

Con esta nueva dirección, Emilio Gutiérrez Caba demuestra que la madurez artística no tiene edad. Su voz, lejos de apagarse, resuena con más fuerza que nunca, cuestionando, provocando e invitando a pensar. En un mundo donde el ridículo parece normalizado, su obra propone una alternativa: la valentía de mirarse al espejo y cambiar lo que no funciona.

Referencias

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