El Toyota Center presenció una noche de intensas emociones en el duelo entre los Houston Rockets y Los Angeles Clippers, donde James Harden demostró por qué sigue siendo uno de los jugadores más temidos en la NBA al liderar a su equipo en un último cuarto repleto de alternativas. El encuentro, que mantuvo a los aficionados en vilo hasta el último segundo, dejó patente la evolución de unos Rockets jóvenes que no se rinden ante ningún rival.
El cuarto final arrancó con una frenética ronda de cambios por parte de ambos técnicos. El entrenador de los Rockets optó por dar entrada a Kris Dunn en sustitución de Bogdan Bogdanovic, buscando aportar mayor intensidad defensiva en el perímetro. Esta decisión reflejaba la necesidad de contener el ataque exterior de los Clippers, especialmente con Harden en pista. Por su parte, los visitantes respondieron con movimientos similares, introduciendo a Reed Sheppard para refrescar el juego exterior.
La primera jugada destacada llegó de la mano de Ivica Zubac, quien se mostró letal en la pintura tras recibir un pase preciso de Kawhi Leonard. La conexión entre ambos veteranos demostró la química desarrollada durante la temporada. Los Rockets, lejos de amilanarse, respondieron a través de Alperen Sengun, la joven estrella turca que se ha consolidado como referente ofensivo del equipo. Sengun anotó dos tiros libres consecutivos, mostrando su serenidad en los momentos de presión.
Las rotaciones se sucedían a un ritmo vertiginoso. El banquillo de Houston era un hervidero de actividad, con constantes idas y venidas de jugadores. Josh Okogie y Reed Sheppard se turnaban en el puesto de escolta, mientras el cuerpo técnico buscaba la fórmula mágica para contrarrestar la experiencia de los angelinos. Esta dinámica reflejó la profundidad de plantilla de los Rockets y la confianza del staff en sus jóvenes talentos.
El partido alcanzó su punto de máxima tensión cuando Nicolas Batum cometió una falta personal que envió a Aaron Holiday a la línea de tiros libres. El base aprovechó la oportunidad para anotar uno de dos intentos, manteniendo a su equipo en ventaja. La defensa de los Clippers, liderada por la veteranía de Batum y la versatilidad de Leonard, obligaba a Houston a buscar alternativas creativas en ataque.
Un momento decisivo se produjo cuando Kawhi Leonard perdió la posesión del balón tras una falta ofensiva. El alero, conocido por su frialdad en los instantes críticos, vio cómo los Rockets aprovechaban el error para buscar la remontada. Sin embargo, la inexperiencia juvenil de Houston se hizo evidente cuando Jabari Smith Jr. cometió una falta que interrumpía el ritmo ofensivo de su equipo.
La batalla en la pintura se convirtió en un duelo particular entre Alperen Sengun e Ivica Zubac. Ambos centros intercambiaron canastas y faltas, con Zubac mostrando su eficacia desde la línea de tiros libres. La capacidad de Sengun para generar juego desde el poste bajo fue contrarrestada por la solidez defensiva del pívot croata, creando un interesante enfrentamiento táctico.
El ingreso de Amen Thompson, el prometedor rookie de los Rockets, añadió velocidad y energía al conjunto local. Thompson anotó un tiro libre y una canasta de dos puntos consecutiva, demostrando su potencial en transición. Su capacidad para capturar rebotes ofensivos generó segundas oportunidades cruciales para Houston, aunque la falta de acierto en los lanzamientos exteriores limitó la efectividad de estas posesiones adicionales.
El momento cumbre del encuentro llegó cuando James Harden, recibiendo una asistencia de Nicolas Batum, anotó un triple que desmontó la moral de su ex equipo. La ironía del destino quedó patente cuando, minutos después, Harden robó el balón a Sengun en una jugada que encapsuló toda su experiencia y astucia. Este robo defensivo, seguido de un fallo en el triple posterior, resumió la dualidad del partido: la eficiencia de los veteranos frente a la irregularidad de la juventud.
Los últimos minutos fueron un intercambio de faltas tácticas y tiros libres. Brook Lopez y Steven Adams aportaron veteranía desde el banquillo, mientras los entrenadores pedían tiempos muertos para ajustar sus estrategias. La gestión del reloj se convirtió en un factor crítico, con ambos equipos buscando optimizar cada posesión.
El análisis táctico del último cuarto revela varias claves. Los Clippers supieron explotar la experiencia de su núcleo veterano, con Harden y Leonard asumiendo responsabilidades en momentos decisivos. La capacidad de Zubac para generar puntos desde el poste proporcionó una opción ofensiva estable cuando el juego exterior fallaba. Por su parte, los Rockets demostraron una admirable capacidad de lucha, con Sengun y Thompson liderando el esfuerzo juvenil. Sin embargo, la falta de acierto en lanzamientos abiertos y las pérdidas de balón en momentos críticos lastraron sus opciones de victoria.
La rotación constante de jugadores por parte de Houston, con más de quince cambios en el último cuarto, reflejó tanto la búsqueda de la fórmula ganadora como la confianza del cuerpo técnico en su plantilla amplia. Esta estrategia, habitual en equipos en reconstrucción, permite desarrollar talento pero puede restar continuidad en los momentos decisivos.
Para los Rockets, el partido sirve como valiosa experiencia para su joven núcleo. Sengun consolidó su rol de líder ofensivo, mientras Thompson mostró destellos de su inmenso potencial. La franquicia de Texas sigue construyendo una base sólida para competir en un futuro próximo, aunque todavía necesita pulir detalles en la toma de decisiones bajo presión.
Los Clippers, por su parte, demostraron por qué son considerados contendientes serios. La capacidad de Harden para elevar su nivel contra su ex equipo, combinada con la solidez de Leonard y Zubac, les convierte en un rival temible para cualquier adversario en playoffs. La profundidad de su plantilla les permite mantener un nivel competitivo incluso cuando rotan jugadores clave.
El duelo finalizó con los angelinos imponiendo su veteranía en los instantes finales, aprovechando cada error juvenil de los Rockets para consolidar una victoria que, si bien no fue cómoda, reflejó la diferencia de experiencia entre ambos proyectos. Houston puede sentirse orgullosa de la lucha desplegada, mientras Los Angeles refuerza sus aspiraciones de campeonato.