El Real Madrid se desploma ante el Celta y entra en crisis

Expulsiones, lesiones y mal juego: el equipo blanco cae 4 puntos detrás del Barcelona a tres días de recibir al Manchester City

El Real Madrid firmó una de sus noches más oscuras en el Santiago Bernabéu. Una actuación deslucida y caótica ante un Celta de Vigo superior de principio a fin dejó a los blancos en una crisis galopante que se traduce en una desventaja de cuatro puntos respecto al Barcelona en la clasificación de LaLiga. El conjunto merengue, que terminó el encuentro con nueve futbolistas, mostró una imagen de desconcierto total que genera serias dudas de cara al decisivo choque del miércoles ante el Manchester City en Champions League.

Desde el pitido inicial, el equipo de Carlo Ancelotti pareció mentalmente ausente, como si el partido no tuviera la trascendencia que realmente poseía. Los 36 días de ausencia en su propio estadio no sirvieron de motivación extra. La presión era inexistente y el manejo del balón, errático. El Celta, por el contrario, se mostró ordenado y peligroso, controlando los espacios y generando peligro con facilidad.

La primera gran alerta llegó a los ocho minutos. Una jugada de ruptura magistral de Pablo Durán, asistido por Bryan Zaragoza, terminó con un disparo que bloqueó Fran García en el último instante. Fue el anticipo de lo que vendría. El Celta estaba mejor plantado, más agresivo y con ideas más claras. La grada, percatándose de la pasividad de su equipo, comenzó a mostrar su malestar con silbidos que resonaron en el coliseo madridista.

Ancelotti intentó reconducir la situación con un tiempo muerto improvisado en el minuto 15, aprovechando la atención médica a Ilaix Moriba. El técnico italiano reunió a Tchouaméni, Vinicius y Bellingham, pero las instrucciones no surtieron efecto. El único acercamiento peligroso antes del desastre fue un cabezazo de Militão en un córner que obligó a lucirse al portero rumano Radu.

El golpe definitivo a la confianza madridista llegó en forma de lesión muscular. Militão, en su esfuerzo por neutralizar a Durán, sintió un pinchazo en el posterior del muslo izquierdo. El brasileño ni siquiera pudo abandonar el terreno de juego por sus propios medios, y los servicios médicos calificaron la dolencia como "muy preocupante". Su sustitución por Rüdiger obligó a reconfigurar toda la defensa.

La zaga ya llegaba maltrecha al encuentro. Ancelotti había tenido que improvisar con Asencio como lateral derecho y Carreras como central, mientras que la enfermería ya acumulaba bajas sensibles como Carvajal, Alaba, Mendy y Huijsen. La lesión de Militão se sumaba al parte médico interminable que lastra al equipo. Además, el club ha descartado ya al joven Huijsen para el crucial duelo europeo del miércoles.

El partido entró en una fase de descontrol absoluto tras la expulsión de Fran García en el minuto 64. El lateral vio la segunda tarjeta amarilla por una entrada innecesaria y dejó a su equipo con diez hombres. A partir de ese momento, el Madrid perdió toda opción de revertir el marcador. El Celta gestionó su ventaja con inteligencia, mientras los locales solo atinaron a lanzar balones sin criterio al área rival.

El desquicio total se manifestó en el tiempo añadido. Primero fue Carreras, que vio la tarjeta roja directa por una dura entrada. Minutos después, Endrick, que ni siquiera había entrado al campo como futbolista, fue expulsado desde el banquillo por protestar. El Madrid terminó con nueve jugadores, una imagen que resume a la perfección el caos institucional que vive el club.

Los números son demoledores. De los cinco puntos de ventaja con los que salió victorioso del Clásico, el equipo ha pasado a estar cuatro por detrás del Barcelona. Solo una victoria en los últimos cinco compromisos oficiales dibuja una espiral negativa preocupante. El juego, cuando existe, es predecible y falto de creatividad. Las estrellas no responden y el sistema parece agotado.

La situación defensiva es especialmente alarmante. Con tantas bajas, Ancelotti no puede mantener una línea estable. La constante reestructuración impide automatismos y genera espacios que rivales como el Celta aprovechan sin piedad. La lesión de Militão, si se confirma como grave, dejaría al equipo sin su mejor defensor central de cara al duelo de Champions.

El horizonte es aún más amenazador. En apenas tres días, el Manchester City de Pep Guardiola visitará el Bernabéu. El vigente campeón de Europa llegará en forma, mientras el Madrid acumula dudas, bajas y una crisis de confianza evidente. El partido de ida de los octavos de final se presenta como una prueba de fuego para un equipo que necesita recomponerse psicológica y futbolísticamente en tiempo récord.

El Celta, por su parte, firmó un partido redondo. Su plan de juego fue ejecutado a la perfección. Supo presionar en el momento justo, mantener la calma con el balón y aprovechar el desconcierto rival. El trabajo de Rafa Benítez en Vigo empieza a dar frutos, mientras Ancelotti se ve envuelto en una tormenta perfecta de resultados adversos, lesiones y decisiones arbitrales en contra.

La grada del Bernabéu, que exige siempre el máximo, no entendió la pasividad de su equipo. Los silbidos fueron constantes, especialmente en la segunda mitad. La exigencia madridista no admite excusas, y menos cuando el rival está a cuatro puntos en la clasificación. El descontento es generalizado y las críticas a la planificación de la plantilla y al estado físico de los jugadores crecen con cada tropiezo.

El tiempo apremia. Ancelotti debe encontrar soluciones urgentes para recomponer una defensa diezmada y recuperar la confianza de un grupo que parece perdido en el terreno de juego. La rotación forzada se ha convertido en norma, pero la falta de automatismos se nota. Contra el City, cualquier error se paga caro, y el Madrid llega en su peor momento de la temporada.

La lesión de Militão, las expulsiones y el mal juego son síntomas de una crisis profunda que va más allá de lo futbolístico. La gestión del plantel, la preparación física y la planificación deportiva están siendo cuestionadas. A tres días de un duelo que puede marcar toda la temporada, el Real Madrid necesita un milagro deportivo o una reacción de orgullo que hasta ahora no ha mostrado.

El Celta se llevó tres puntos merecidos y demostró que con buena organización y compromiso se puede competir en el Bernabéu. El Madrid, en cambio, se queda con una crisis de identidad que debe resolver de inmediato si quiere mantener vivo su sueño de la décima Champions League y no despedirse de la Liga aún más temprano de lo previsto.

Referencias

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