Cada diciembre, los televidentes de RTVE esperan con expectación la cita ineludible con Carlos del Amor y su particular mirada sobre los últimos doce meses. La edición de 2025 no ha sido una excepción, aunque su contenido ha dejado una huella imborrable en quienes han tenido la oportunidad de sumergirse en él. Más allá de un simple recopilatorio de noticias, se trata de un ejercicio de memoria colectiva que nos obliga a confrontar la realidad que construimos día a día.
El formato, que ha ido evolucionando desde sus inicios como una modesta anécdota televisiva hasta convertirse en un especial indispensable, ha contado este año con la colaboración de un elenco de actores y actrices de primer nivel del panorama nacional. Nombres como Alba Flores, Petra Martínez, Luis Zahera, Paco León, Álvaro Morte, Blanca Suárez, Susi Sánchez, Juan Diego Botto y Javier Cámara han prestado sus voces para dar cuerpo a una narración que trasciende lo meramente informativo.
La pieza audiovisual arranca con la música de Robeson de fondo, una elección simbólica que establece el tono reflexivo desde el primer minuto. La estructura se cierra, de manera poética, con Leiva interpretando el tema Hombre pájaro, una metáfora sobre la libertad y el anhelo de trascender las adversidades. Este contrapunto musical enmarca un discurso que no tiene como objetivo entretener, sino conmover y, sobre todo, concienciar.
Uno de los momentos más impactantes del especial llega de la mano de Alba Flores, quien narra la historia de un niño de ocho años que carga sobre sus hombros a su hermano pequeño de dos. La pregunta que el menor formula queda grabada en la retina del espectador: "¿Existe Gaza en tu tiempo?". Esta interrogante, simple en su formulación pero devastadora en su esencia, resume la tragedia de una generación que crece bajo el bombardeo y la incertidumbre. La actriz, visiblemente conmovida, deja entrever cómo el conflicto ha marcado el devenir de 2025, convirtiendo la palabra evacuación en un eufemismo para el desplazamiento forzoso y la pérdida de identidad.
La mención a Gaza no es anecdótica. Representa el dolor de un territorio que ha ocupado titulares durante meses, pero cuyas historias individuales a menudo quedan eclipsadas por los datos macro. El resumen del año de Carlos del Amor da rostro a esas cifras, humaniza el sufrimiento y nos recuerda que detrás de cada noticia hay vidas rotas. La actuación de Flores consigue que el espectador no pueda mirar hacia otro lado, que asuma su parte de responsabilidad como miembro de una comunidad global que observa, a veces con impotencia, el desarrollo de los acontecimientos.
Otro de los ejes fundamentales del programa es la reflexión sobre la paz. El término, que debería ser sinónimo de estabilidad y esperanza, se presenta aquí como una quimera difícil de alcanzar. La intervención de Alba Flores sobre el acuerdo alcanzado a finales de 2025, mediado por Donald Trump, desnuda la complejidad política que envuelve cualquier intento de resolución de conflictos. La ironía de que un actor tan controvertido sea el artífice de una tregua no pasa desapercibida. La palabra paz, como bien señala la actriz, se convierte en "otra buena palabra" vaciada de contenido por la retórica política y los intereses económicos.
La presencia de Ucrania en el especial es inevitable. El conflicto que ha desgarrado Europa durante años continúa dejando cicatrices profundas. La narrativa de Carlos del Amor no se centra tanto en los avances bélicos o territoriales, sino en el coste humano de la guerra. Las imágenes de destrucción se suceden, pero es el testimonio de los actores lo que realmente cala en el público. La voz de Petra Martínez, con su solidez interpretativa, da cuenta de un pueblo que resiste, que no se rinde, pero que paga un precio terrible por una libertad que nunca debería haberse cuestionado.
El concepto de la Tienda de la Memoria cobra especial relevancia en este contexto. No se trata de un lugar físico, sino de un espacio mental donde guardamos aquello que no queremos olvidar. Carlos del Amor insiste en la idea de que solo a través del recuerdo podemos evitar repetir los errores del pasado. Sin embargo, la pregunta que subyace es si realmente queremos aprender. La sociedad contemporánea, inmersa en un ciclo de información constante, tiende al olvido rápido. Hoy nos conmueve una imagen, mañana ya ha sido reemplazada por otra. El especial de RTVE se erige como un freno a esta dinámica, como una llamada a la reflexión pausada y necesaria.
El tono del programa es inevitablemente crítico. No hay espacio para la complacencia ni para el optimismo ingenuo. Se habla de un "mundo de mierda", de un planeta donde los derechos humanos siguen siendo una conquista que hay que defender cada día, donde el enfrentamiento se ha normalizado y la empatía parece un bien escaso. Esta crudeza, lejos de ser gratuita, busra despertar al espectador de su letargo, sacudirle de la indiferencia que a menudo adoptamos como mecanismo de defensa emocional.
La participación de los actores no es meramente ornamental. Cada uno aporta su particular sensibilidad, su forma única de entender el oficio de contar historias. Luis Zahera, con su capacidad para transmitir vulnerabilidad; Paco León, con su mirada irónica pero comprometida; Álvaro Morte, con la solemnidad que le caracteriza; Blanca Suárez, con su emotividad contenida; Susi Sánchez, con su elegancia narrativa; Juan Diego Botto, con su activismo implícito; y Javier Cámara, con su proximidad inmediata. Todos ellos conforman un coro de voces que refuerzan el mensaje central: la memoria es un acto de resistencia.
La duración del especial, más extensa que en ediciones anteriores, responde a la necesidad de no dejar nada en el tintero. Carlos del Amor, reconocido como un maestro del periodismo narrativo, entiende que ciertos temas no pueden ser tratados con ligereza. La complejidad de 2025 exige un análisis profundo, una mirada que vaya más allá de los titulares y se adentre en las causas y consecuencias de lo que somos como sociedad.
La pregunta "¿Qué mundo estamos dejando?" resuena como un eco constante a lo largo de los minutos de emisión. No busca una respuesta simple, porque no la hay. Lo que pretende es instalar en el espectador la inquietud, la necesidad de cuestionarse el propio papel en la construcción colectiva. La Tienda de la Memoria, ese espacio simbólico donde Petra Martínez guarda las historias, se convierte en el último reducto de la esperanza. Solo recordando, solo manteniendo vivos los relatos de quienes sufren, podemos aspirar a ser mejores.
El especial no es fácil de digerir. No busca el aplauso fácil ni la complicidad pasiva. Duele, como debe doler cualquier reflexión honesta sobre el estado del mundo. Pero en ese dolor reside su valor. No es un ejercicio de masoquismo colectivo, sino una terapia necesaria, un recordatorio de que la indiferencia es la peor de las complicidades.
En definitiva, el resumen del año 2025 de Carlos del Amor para RTVE trasciende su formato televisivo para convertirse en un documento cultural. Es un alegato a favor de la memoria, un llamamiento a la empatía y, sobre todo, una prueba de que el periodismo sigue teniendo la capacidad de transformar, de mover conciencias y de hacer que el espectador no sea el mismo después de apagar el televisor. En un panorama mediático dominado por la inmediatez y la superficialidad, este tipo de contenidos resultan no solo valiosos, sino esenciales para la salud democrática de nuestra sociedad.