Carlos Sainz, con 63 años y hambre de su quinto Dakar: 'Todo debe funcionar perfectamente'

El piloto madrileño afronta su 18ª participación en el rally con el Ford Raptor tras aprender de la mala experiencia del año pasado y confía en un recorrido más equilibrado para 2026

El piloto español Carlos Sainz afronta el próximo 3 de enero una nueva edición del Rally Dakar con la mirada puesta en un ambicioso objetivo: conquistar su quinto título en una prueba que ya forma parte de su ADN competitivo. Con 63 años recién cumplidos y una trayectoria que le ha convertido en leyenda del automovilismo, el madrileño regresa a las dunas por decimoctava ocasión, convencido de que la experiencia acumulada y las mejoras introducidas en su vehículo le sitúan en una posición privilegiada para luchar por la victoria.

La temporada pasada terminó de forma prematura para el 'Matador', quien se vio obligado a abandonar en la segunda jornada tras un incidente que, aunque ocurrió a velocidad reducida, tuvo consecuencias irreversibles para su continuidad. "Fue un percance realmente tonto, sin mayor complicación en apariencia, pero con daños suficientes como para no poder seguir compitiendo", reconoce Sainz en una entrevista concedida a Televisión Española. El golpe, producido en una zona técnicamente sencilla, dañó componentes críticos que no pudieron repararse en el tiempo reglamentario.

Este contratiempo, lejos de desanimarle, se ha convertido en una valiosa lección que ha sabido digerir y aprovechar para fortalecer tanto su preparación mental como la fiabilidad de su máquina. La capacidad de transformar los errores en oportunidades de mejora define la mentalidad de un campeón. Sainz no esconde que cada revés le aporta nuevas perspectivas: "De cualquier situación negativa se extraen enseñanzas, y aunque llevo muchos años en la élite, continúo aprendiendo cada día". Esta filosofía se ha materializado en modificaciones sustanciales en el Ford Raptor con el que competirá en esta edición. El equipo técnico ha trabajado intensamente para desarrollar un vehículo más ligero, con el centro de gravedad más bajo y una configuración global que optimiza el rendimiento en los terrenos más exigentes del desierto. Los ingenieros han reforzado específicamente las zonas vulnerables identificadas tras el accidente, mejorando la protección de los componentes mecánicos esenciales.

Una de las principales críticas que Sainz vertió sobre el trazado de 2025 fue la ubicación de una etapa maratón en tan solo el segundo día de competición. "Colocar una prueba de esa dificultad tan temprano en el calendario era un riesgo innecesario, especialmente en un terreno propicio a sufrir pinchazos", argumenta el piloto. Las etapas maratón son particularmente duras porque los equipos no pueden contar con asistencia externa durante la noche, deben reparar los vehículos por sus propios medios, lo que amplifica cualquier problema mecánico menor.

La organización ha escuchado estas valoraciones y ha diseñado un itinerario para 2026 que el español califica de "mucho más homogéneo y equilibrado". Entre los cambios más significativos destaca la ausencia de motos precediendo a los coches, un factor que tradicionalmente perjudica a los primeros en salir al no poder seguir las huellas de otros competidores. "El que abre la pista siempre pierde tiempo, es una desventaja considerable", explica Sainz. La nueva estructura contempla dos días por semana donde se compensan estas diferencias, creando un escenario más justo para todos. "Las etapas serán muy largas, y en distancias prolongadas, la experiencia te enseña que inevitablemente ocurren imprevistos", añade con la seguridad de quien ha vivido todas las situaciones posibles.

El bagaje con el que llega Sainz a esta cita no es el ideal en términos de resultados previos. Su participación en el rally de Marruecos, considerado el mejor test previo al Dakar, estuvo marcada por diversos problemas que impidieron culminar con éxito. Sin embargo, el madrileño muestra una actitud inquebrantable: "Soy optimista por naturaleza y prefiero ver el lado positivo de las cosas". Esta forma de pensar tiene sustento histórico: "Curiosamente, cuando Marruecos me ha traído dificultades, el Dakar posterior ha resultado mucho más favorable o incluso perfecto".

Esta perspectiva le permite transformar la frustración en precaución: "Me molesta haber tenido esos contratiempos, pero no me genera ansiedad ni dudas. Al contrario, nos ha permitido identificar y corregir fallos para que no se repitan en la gran cita", argumenta con lógica aplastante. Los problemas en Marruecos motivaron una revisión exhaustiva de todos los sistemas, desde la suspensión hasta la electrónica, pasando por la refrigeración en condiciones extremas. Esta capacidad de reinvención y aprendizaje continuo es precisamente lo que mantiene su motivación intacta después de casi dos décadas en la prueba reina del rally-raid.

La competencia en 2026 se presenta feroz. Sainz identifica hasta diez pilotos con opciones reales de alzarse con el título, una mezcla de veteranos consolidados y jóvenes promesas que irrumpen con fuerza. Entre los habituales favoritos se encuentran Nasser Al-Attiyah, su eterno rival, y Stéphane Peterhansel, el récordman de la prueba. Pero también hay nuevos nombres que han demostrado un ritmo impresionante en las últimas temporadas, como los pilotos de Audi y Toyota que han evolucionado significativamente sus vehículos.

La diferencia generacional no preocupa al español, que se centra en sus propias fortalezas: "Para ganar el Dakar no basta con ser rápido, hay que ser el más rápido, pero también necesitas una estrategia impecable y, sobre todo, que el vehículo responda sin fallos durante toda la carrera". La receta del éxito, según el piloto de 63 años, combina tres ingredientes esenciales: velocidad punta, planificación táctica perfecta y fiabilidad mecánica absoluta. "Todo debe funcionar a la perfección, sin margen para errores", resume con contundencia. Esta exigencia extrema es lo que diferencia a los contendientes de los simples participantes en una prueba donde la resistencia y la precisión técnica pesan tanto como el talento al volante.

Cuando en 2006 decidió dar el salto del Campeonato Mundial de Rallies, donde ya era bicampeón, Sainz desconocía lo que encontraría en el Dakar. "No tenía claro si esta disciplina me apasionaría", confiesa. La realidad superó con creces sus expectativas: "Descubrí una prueba que reúne todos los elementos necesarios para mantener viva la llama de la motivación durante años". Y así ha sido, con cuatro victorias en su haber y una constancia que muy pocos pilotos pueden presumir.

Sus triunfos previos en 2010, 2018, 2020 y 2024 le han convertido en el español más laureado de la historia en esta prueba. Cada uno de esos éxitos tuvo su propia historia, sus dificultades superadas y sus momentos clave. La victoria de 2010 con Volkswagen marcó su consagración definitiva, mientras que la de 2024 con Audi demostró que podía adaptarse a nuevas tecnologías híbridas con idéntico éxito. Ahora, con Ford, busca demostrar que su versatilidad no tiene límites.

A las puertas de su decimoctava participación, el 'Matador' demuestra que la edad es solo un número cuando la pasión y la profesionalidad mantienen sus estándares más altos. Cada edición del Dakar es un nuevo capítulo en una historia que él mismo está escribiendo con sudor, determinación y una visión clara de lo que se necesita para triunfar en el escenario más duro del mundo del motor. Su longevidad en la élite se explica por una combinación única de talento natural, trabajo metódico y una capacidad de análisis que le permite anticipar problemas antes de que surjan.

La preparación para 2026 ha sido meticulosa. Más allá de las mejoras mecánicas, Sainz ha dedicado horas a estudiar los perfiles de las etapas, las zonas de navegación compleja y los tramos donde la arena fina puede convertirse en una trampa mortal. Ha trabajado estrechamente con su copiloto, perfeccionando la comunicación y los sistemas de navegación para minimizar errores que puedan costar minutos preciosos. El equipo ha simulado múltiples escenarios de carrera, desde averías mecánicas hasta problemas de salud, preparando protocolos de actuación para cada contingencia.

El contexto del Dakar 2026 presenta particularidades interesantes. La carrera regresa a su formato tradicional en Arabia Saudí, pero con etapas inéditas en zonas del norte del país que añaden un factor de incertidumbre adicional. La climatología, con temperaturas que pueden superar los 45 grados centígrados, será un enemigo más a batir. Sainz, veterano en estas lides, sabe que gestionar la energía propia y la del vehículo en esas condiciones es tan importante como la velocidad pura. La preparación física del piloto también ha sido intensiva, con sesiones de cardio, fortalecimiento muscular y trabajo de flexibilidad que ocupan varias horas diarias.

En cuanto a la estrategia de carrera, Sainz anticipa que la primera semana será crucial para establecer un ritmo sostenible sin asumir riesgos innecesarios. "No se gana el Dakar en los primeros días, pero sí se puede perder", es uno de sus axiomas preferidos. La segunda semana, con etapas más técnicas y decisivas, será donde deberá apretar si está en condiciones. La gestión de los neumáticos, el consumo de combustible y la navegación nocturna serán factores determinantes. El aspecto psicológico también juega un papel fundamental, trabajando técnicas de meditación y visualización para mantener la concentración durante las 12-14 horas diarias que puede durar una etapa.

Referencias

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